Desafiando a republicanos, Obama emite medidas ejecutivas para prevenir tragedias por armas
Republicanos responden que la solución para frenar medidas es ganar en noviembre
WASHINGTON.- Secándose las lágrimas por las víctimas de la masacre de Newton hace tres años, el presidente Barack Obama detalló este martes una serie de medidas ejecutivas para restringir el acceso a las armas y así prevenir, en vez de lamentar, más tragedias.
Acompañado de quienes han perdido a familiares por la violencia con las armas, Obama instó al Congreso a que actúe ya para reducir un fenómeno que se cobra la vida de más de 30,000 personas al año en EEUU, y argumentó que la seguridad no está reñida con la Segunda Enmienda de la Constitución, que consagra el derecho a la tenencia de las armas.
“Estamos acá no para debatir el último tiroteo sino para hacer algo para prevenir el próximo”, dijo Obama, al lamentar la polarización sobre el asunto y el hecho de que EEUU sea el único país industrializado con el mayor porcentaje de incidentes de violencia por las armas.
En el momento más emotivo de su discurso de media hora, Obama recordó a los 20 niños y 6 maestros que fueron masacrados en la escuela primaria Sandy Hook, en Newton (Connecticut).
“Cada vez que pienso en esos niños, me enojo”, dijo Obama, secándose copiosas lágrimas.
Visiblemente frustrado con el Congreso, Obama enumeró las masacres y tiroteos que han seguido al de Newton, incluyendo los de Colorado, Arizona, Texas, Carolina del Sur y California, y que calificó como “demasiados”.
Medidas por decreto
Por ello, Obama exigió que todo vendedor de armas, ya sea en tiendas, por internet o en ferias de armas, tenga licencia federal para su negocio y también revise antecedentes de los clientes, o afronte sanciones criminales.
También ordenó la contratación de 200 agentes e investigadores federales para agilizar las solicitudes y la revisión de antecedentes por parte de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), y prometió una inversión de $500 millones para ampliar el acceso a tratamiento de personas con enfermedades mentales.
En ese sentido, Obama también apoya que los expedientes médicos sean parte de la revisión de antecedentes de los compradores.
Como cuarta medida, el mandatario pidió mejorar las tecnologías para evitar muertes o lesiones con armas que fueron robadas, usadas indebidamente o que se dispararon por accidente. Tan solo en 2013, más de 500 personas murieron de forma accidental con las armas, incluyendo 30 menores de cinco años, señaló Obama.
“Si un niño no puede abrir un frasco de aspirinas, debemos asegurarnos de que tampoco puedan disparar el gatillo de un arma”, dijo Obama, interrumpido por aplausos.
Entre los invitados al evento figuró la excongresista demócrata por Arizona, Gabrielle Giffords, víctima de un intento de asesinato en Tucson hace exactamente cinco años el próximo viernes y que fue recibida con aplausos y ovaciones.
No habrá “confiscación masiva” de armas
Sin citarlos por nombre, Obama arremetió contra los detractores de sus medidas, en particular a un Congreso que, a su juicio, es “rehén” de grupos como la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA), que defienden a rajatabla el derecho a poseer armas.
“Esta no es una trama para quitarle las armas a todo el mundo” sino de exigir la revisión de antecedentes de los compradores de armas, explicó Obama, al advertir de que los grupos pro-armas “no pueden tomar rehén” al país.
La NRA responde
Obama se colocó en directa colisión con la NRA que, como ya lo hizo hace tres años para frenar la reforma de la venta de armas, prevé montar una campaña en contra de las medidas ejecutivas.
Chris Cox, director del Instituto de Acción Legislativa de la NRA afirmó que, en vez de “retórica política” y de discursos “carentes de hechos”, Obama debe ofrecer soluciones a los asuntos más apremiantes del país, y una “estrategia coherente” para prevenir ataques terroristas.
“La NRA seguirá luchando por proteger el derecho individual, fundamental, de portar armas, como lo garantiza nuestra Constitución. No permitiremos que los dueños de armas que respetan las leyes sean acosados o intimidados… o que sean chivos expiatorios de las fallidas políticas del presidente Obama”, prometió Cox.
Sin embargo, una encuesta del Centro de Investigación Pew de agosto pasado indicó que el 85% de los estadounidenses, incluyendo la mayoría de demócratas y republicanos, apoya ampliar el chequeo de antecedentes de los compradores, prácticamente sin cambio respecto al 81% que opinó lo mismo en mayo de 2013.
Reacciones a favor y en contra
Si en el Salón Este Obama fue recibido con ovaciones por demócratas y activistas, las críticas en su contra fueron igual de fuertes entre líderes conservadores.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, insistió en que, pese a la retórica de Obama, sus medidas ejecutivas “sin duda” serán impugnadas en los tribunales.
“En última instancia, todo lo que haga el presidente puede ser revertido por un presidente republicano, lo cual es otra razón por la que debemos ganar en noviembre”, dijo Ryan en una declaración escrita.
Desde la contienda presidencial, la precandidata demócrata Hillary Clinton elogió las medidas “cruciales” para frenar la violencia de las armas, y afirmó que la misión del sucesor de Obama será “construir sobre ese progreso”.
Haciéndose eco de la postura de la NRA y de la mayoría de los precandidatos presidenciales republicanos, el senador por Texas, Ted Cruz, respondió: “no le ganamos a los malos eliminando las armas; les ganamos usándolas”.
Activistas accidentales
Entre los invitados al acto estuvieron Mark Barden, quien perdió a su hijo, Daniel, en la masacre de Sandy Hook, y Daniel Hernández, quien dio primeros auxilios a la excongresista Giffords.
En declaraciones a este diario, ambos elogiaron las medidas de Obama y rechazaron las críticas de que éstas jamás podrán frenar la violencia de las armas.
“Vamos a seguir hablando con la verdad para que la gente entienda la urgencia de este asunto. Esto no contraviene los derechos de nadie y sí podrá salvar vidas”, dijo Barden.
Por su parte, Hernández insistió en que, aunque ninguna ley podrá frenar cada acto de violencia, “al menos tenemos que intentar hacer algo”.
“Este es un paso en la dirección correcta para cerrar los resquicios legales (en el millonario negocio de las armas) pero el Congreso tiene que hacer más”, puntualizó.