Migrantes se quedan sin ver al Papa por acoso de la migra mexicana

Justo en esa zona sí hubo obras de limpieza y donde antes los migrantes dormían bajo puentes

Giovani ha estado en varios albergues de México. Lleva dos días en Ecatepec, Estado de México, y vive en una casa deshabitada, donde se esconde de la migra mexicana.

Giovani ha estado en varios albergues de México. Lleva dos días en Ecatepec, Estado de México, y vive en una casa deshabitada, donde se esconde de la migra mexicana.  Crédito: Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo.

Desde hace tres meses Giovani ha estado en varios albergues de México. Lleva dos días en Ecatepec, Estado de México, y vive en una casa deshabitada, donde se esconde de la migra mexicana.  Viene de San Pedro Sula, Honduras, y está en espera que baje el frío en la frontera para poder llegar a Phoenix, Arizona, Estados Unidos.

–¿Te gustaría ir a ver al Papa?

–Sí, claro que me gustaría ir a misa. Pero tengo miedo que me vayan a agarrar. Porque hay gente que aparenta ser buena y son los de migración.

El joven de 25 años, quien tiene una quemadura en la pantorrilla, ocasionada por el calor de la llanta de La Bestia, comentó que miembros del Instituto Nacional de Migración (INM) se hacen pasar por obreros o como activistas pero es para deportarlos.

“Yo venía con varios camaradas, pero me quedé en Veracruz por mi quemadura. Sé que ya no hay nadie por aquí por toda la policía. Todos están más para arriba –estados del norte–”, detalló.

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Giovani, de oficio campesino, denunció además que cuando estuvo en Sonora, hace unos meses, policías locales le quitaron 300 pesos mexicanos, los cuales había ganado pidiendo limosna.

“Ellos te ven y te buscan por todos lados. Yo traía billetes en mi zapato, pero me los quitaron”, contó sobre las vías férreas que se encuentran sobre la Avenida Central, que están frente a Plaza Las Américas.

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Para él, la visita del Papa es menos preocupante que el desayuno que un amigo suyo en un albergue le prometió. No obstante, dijo tener tiempo para contar un poco más de su travesía.

–¿Cuando llegues a la frontera cruzarás con “coyote”?

–No. Ya no confío en ellos. Yo ya estuve allá. Hace como dos años. Cruce por Sonora y ahí un muchacho me ofreció trabajo del campo, que era lo que yo necesitaba y le dije que sí. Pero luego me traicionó. Fui a dar a un lugar de loquera. Puro drogadicto. Ahí me tuvieron y me dijeron que iba a trabajar para ellos, como mula –así le dicen–. Tuve que pasar 20 kilos de una droga, cinco kilos de otra, y otros cinco kilos de otra.

–¿Por túneles o por el desierto?

–Por el desierto. A mí no me aguantó el agua ni la comida. Nos dijeron que la pasada iba a ser de ocho días, pero duró 18 días. Se me acabó el agua porque no quería cargar mucho. Ahí tuve que tomar agua de bolas de cactus. Sufrí tres días sin agua. Con la comida igual. Tuve que comer una tortilla por día, o una sopa Maruchan con agua así, sin preparar.

–¿Sabes qué grupo era el que te secuestró?

–El grupo de Los Zetas. Ellos lo manejaba.

Giovani relató que una vez cruzando la frontera logró escapar tras meses de ser prisionero. Luego se fue a San Diego, California, donde lo deportaron.

“Yo quiero ir porque no hay trabajo. La situación es difícil.  Allá [en Honduras] me dedico a todo tipo de siembra: calabaza, frijol, maíz, pero no alcanza”, aseveró Giovani.

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Hace unas semanas SinEmbargo publicó un reportaje sobre la cacería contra migrantes y personas en situación de calle, ante la limpia por la llegada del Papa Francisco I. Justo en esa zona sí hubo obras de limpieza y donde antes los migrantes dormían bajo puentes, hoy es un estacionamiento de autobuses que transportan a elementos de la Gendarmería Nacional.

Giovani confirmó que hubo acoso y que incluso se detuvieron a personas que eran mexicanas pero se hacían pasar como migrantes centroamericanos. A mediados de enero, el INM dio a conocer dicho operativo; sin embargo no detalló qué hizo con los verdaderos migrantes.

Rosalba Olivares, líder vecinal de Jardines de Morelos, comentó al respecto: “esta situación es cierta. Los desaparecieron. Había mucho centroamericano antes de la llegada del Papa”.

Hasta entonces, Giovani era el único migrante centroamericano en la zona. Antes, en el cruce que se encuentra en la Avenida Central, era común ver a estas personas. Inclusive ahí tenían su campamento. Ahora Giovani está solo, esperando que la situación mejore, en la medida de lo posible.

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