Las tiendas crean empleos, pero esos empleos no sacan a la gente de la pobreza

A la Federación Nacional de Tiendas le encanta señalar que las “tiendas minoristas crean empleos”. Es verdad. Uno de cada diez empleos en Estados Unidos es en tiendas minoristas, y se calcula que esa cifra aumente en la próxima década

Para esta cadena la mayor temporada de ventas es la primavera./Archivo

Para esta cadena la mayor temporada de ventas es la primavera./Archivo Crédito: Consumer Reports

A la Federación Nacional de Tiendas le encanta señalar que las “tiendas minoristas crean empleos”. Es verdad. Uno de cada diez empleos en Estados Unidos es en tiendas minoristas, y se calcula que esa cifra aumente en la próxima década

Sin embargo, nuevos estudios demuestran que esos empleos tal vez no permitan que los trabajadores de tiendas y sus familiares reciban ascensos, lo cual empeora la creciente desigualdad en nuestro país. Las conclusiones de estos estudios del Center for Popular Democracy demuestran que, particularmente en el caso de las mujeres y personas de color, el trabajo en tiendas minoristas a menudo significa inestabilidad y bajos salarios. Ambos grupos representan la mayoría de los cajeros, colocadores y otros en posiciones mal pagadas que casi nunca alcanzan los más altos niveles de administración. En mercadería general, entre las que están las tiendas grandes como Target y Walmart, las mujeres ocupan 80 por ciento de los trabajos de cajero, la posición peor pagada. Y en el sector de alimentos y bebidas, las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de la fuerza laboral, pero menos de un quinto de los administradores.

La gente de color en el sector minorista a menudo es relegada a los empleos menos lucrativos. En tiendas de productos para el hogar y el jardín como Home Depot y Lowe’s, por ejemplo, los empleados de color representan 24 por ciento de la fuerza laboral, pero 36 por ciento de los empleos con salarios más bajos.

Estos estudios muestran resultados muy desalentadores, dadas las oportunidades disponibles para quienes sí tienen éxito. Ciertos tipos de negocios minoristas, como las tiendas con productos para el hogar y el jardín, y los concesionarios de autos, ofrecen salarios de supervivencia a los trabajadores, pero ni las mujeres ni los empleados de color tienen acceso a estos subsectores. Y los empleos como administradores en todo el sector minorista brindan salarios y beneficios que les permiten a los empleados mantenerse a sí mismos y su familia, pero muy pocas personas tienen acceso a estos trabajos.

Reducir estas disparidades tomará más que un cheque más generoso. Los dueños de tiendas deben hacer un esfuerzo concertado por establecer políticas que aseguren que las mujeres y personas de color tengan igual representación en las posiciones de liderazgo y por desarrollar mejores programas de capacitación para los trabajadores que recién empiezan, para darles la oportunidad de obtener un ascenso.

Muchos negocios minoristas tienen políticas de capacitación, pero en muchos casos prácticamente no tienen efecto alguno. Walmart, por ejemplo, anunció recientemente que iba a aumentar a $10 los sueldos de quienes completaran un programa de capacitación de seis meses, un requisito muy exigente para ganar un salario lastimosamente bajo que es mucho menor al promedio del sector minorista. Una capacitación real puede preparar a los empleados para una variedad de obligaciones y responsabilidades laborales que los incentiven a aprender destrezas especializadas que les permitan escoger más turnos, recibir ascensos a posiciones mejor pagadas y llevar a casa un cheque de empleo a tiempo completo. Algunos sectores, como el financiero, reconocieron hace mucho tiempo que existen barreras internas a los ascensos y crearon programas para promover la igualdad de oportunidades. ¿Por qué no exigimos lo mismo del sector minorista?

Las tiendas minoristas que carecen de tales programas, desde Walmart hasta Gristedes, han enfrentado demandas multimillonarias entabladas por grupos de mujeres perjudicadas por políticas que impedían su ascenso. Las empresas que no logran poner en vigor políticas que realmente suscitan progreso pueden esperar reacciones similares.

Más aun, se castiga por partida doble a los trabajadores de más bajo nivel con horarios laborales erráticos, que se fijan a último minuto y causan un caos en su vida. Estos horarios son particularmente difíciles para mujeres. A menudo en tiendas minoristas no se considera para ascensos a las mamás si no pueden conseguir a último minuto a personas que cuiden a sus hijos o desean acostarlos todas las noches. Irónicamente, ascender a una jerarquía laboral más alta es la única manera de obtener horarios estables que permitan que a las mujeres y sus familias les vaya bien.

Cuando empeoraron estas prácticas, muchos trabajadores empezaron a exigir sus derechos y horarios de trabajo que les permitan planificar su vida, pasar tiempo con su familia y obtener un grado universitario.

Al sentir la presión externa, los legisladores intervinieron y aceleraron los cambios. El año pasado, los minoristas demostraron lo rápido que pueden cambiar cuando recibieron una carta del procurador general de Nueva York respecto a horarios de trabajo impredecibles. En pocos meses, grandes cadenas como The Gap acordaron realizar reformas significativas, y un cuarto de millón de trabajadores ya no tuvieron que poner todo de lado en su vida para cumplir con su turno.

Algunos legisladores estatales y municipales también están encabezando el movimiento para mejorar los estándares en el centro de trabajo, y proponen aumentar salarios a $15 la hora, lograr mejores horarios de trabajo y garantizar licencia por enfermedad. Crear empleos en tiendas minoritas que sean más seguros y mejor pagados beneficiará a la comunidad, pues los trabajadores de bajos ingresos que laboran en tiendas minoristas muy probablemente usarán esos aumentos para cubrir gastos básicos.

Si los líderes del sector desean que los trabajos en las tiendas minoristas sean buenos, deben tomar medidas concretas. Son nuestros vecinos, que compran en nuestras pequeñas empresas locales; son padres de familia, que tratan de ayudar a sus hijos con la tarea; son estudiantes, que tratan de terminar su carrera. Está claro que los empleos en negocios minoristas no permiten que muchas mujeres y personas de color se superen. En lugar de proponer soluciones superficiales, necesitamos soluciones audaces que hagan que los trabajadores minoristas puedan superarse y que sus familias prosperen.

-Carrie Gleason es la directora de la Campaña Fair Work Week en el Center for Popular Democracy. Esta columna se publicó por primera vez en In These Times.

 

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