Trabajadoras paraguayas reclaman participación política femenina
Paraguay es, junto con Bolivia, Nicaragua y Guatemala, uno de los países latinoamericanos que presenta mayores "techos de cristal"
Representantes de mujeres trabajadoras paraguayas, en su mayoría procedentes del sector del trabajo informal, reclamaron en el Congreso paraguayo una mayor participación política femenina para asegurar sus derechos en el marco del Día de la Mujer Paraguaya, que se conmemora hoy.
Para recordar esta fecha, el Congreso paraguayo abrió sus puertas a diversas mujeres trabajadoras, muchas de las cuales resultaron estar vinculadas a la economía informal, con empleos de venta ambulante, artesanía o trabajo doméstico.
Las participantes coincidieron en resaltar el rol de la mujer como sustentadora de su familia y pidieron mayor participación femenina en organizaciones políticas comunitarias y organismos estatales para garantizar el cumplimiento de sus derechos y eliminar la discriminación.
Algunas de ellas reclamaron además que se amplíe su acceso a las pensiones y otros derechos laborales de los que están excluidas las trabajadoras informales, debido a que no se encuentran registradas en el Instituto de Previsión Social (IPS), la Seguridad Social paraguaya.
Es el caso de Benicia Núñez, que relató su “sacrificio de toda la vida” para sacar adelante a sus 14 hijos a través de la venta callejera de frutas y quien afirmó que espera “poder cobrar una pensión” que le permita retirarse.
Por su parte, Kelly Agüero, trabajadora doméstica de 65 años y procedente del humilde barrio asunceno de La Chacarita, expuso que pese a su edad no puede tener acceso a una jubilación, aunque lleva trabajando desde que era niña.
Recordó que su primera experiencia laboral fue bajo el régimen del “criadazgo“, un sistema arraigado en Paraguay por el que una familia “adopta” a un niño o niña para que se dedique a las tareas domésticas a cambio de proporcionarle educación y alimentación y al que se dedican casi 47,000 menores de edad en el país, según Unicef.
La ley paraguaya sobre el trabajo doméstico, aprobada el pasado mes de marzo, prohíbe el “criadazgo” y consagra algunos derechos laborales para las empleadas, como la jubilación o la jornada de ocho horas, aunque fija su salario en un 60% del mínimo que está vigente para el resto de trabajos.
El sector informal emplea en Paraguay a un 81% de hombres, y al 80% de mujeres, según datos de un informe de 2013 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sin embargo, estos datos no tienen en cuenta al trabajo doméstico, que ocupa al 7.2% de la población económicamente activa empleada en Paraguay, unas 235,771 personas, de las cuales más de 220,000 son mujeres, según datos de ONU Mujeres.
El 49.6 % de las mujeres mayores de 10 años se consideran económicamente activas en Paraguay, frente al 70% de los hombres, y de ellas el 92% tiene empleo, atendiendo a datos oficiales de 2014.
A igual preparación y tipo de trabajo, las mujeres paraguayas ganan alrededor de un 16% menos que los hombres, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Paraguay es, junto con Bolivia, Nicaragua y Guatemala, uno de los países latinoamericanos que presenta mayores “techos de cristal”, como se conoce a las barreras para el acceso de mujeres a cargos de mayor responsabilidad y mejor remunerados, según el estudio del BID.