¿Tener o no tener los passwords de tus hijos?

Con tanta información de todo tipo que se difunde por redes sociales, ese es el dilema

adolescente internet

Saber los passwords de las cuentas de los hijos es una decisión que algunos padres ven como derecho, y otros como una falta de respeto.  Crédito: Shutterstock

Mantener a los menores alejados de la tecnología es una tarea prácticamente imposible en estos días. Y con la modernidad, llega la oportunidad de abrir cuentas de correo electrónico, o perfiles en las redes sociales, donde sabemos que no siempre hay contenido apropiado para niños ni adolescentes.

Un debate constante es el de si los padres deben conocer los passwords o contraseñas de las cuentas de sus hijos. ¿Es correcto tener acceso a ellas? ¿Realmente abonaría a una crianza eficaz?

Yo les chequeo todo”, responde Alana Colón sobre su hija de 12 años, y su varón de 10. “Los nenes de ahora no son como los de antes, cuando yo me criaba, que había menos malicia. Hoy día apenas se conocen y se envían fotos fuertes. Tan reciente como hace dos semanas, le quité el celular a la nena y vi la foto que le envió un nene, en un chat de WhatsApp, en una pose bien explícita sexual. Ella no le había contestado, porque era una conversación de grupo y recién la había recibido. Se molestó porque se lo quité, pero le dije que mientras esté en casa, tenemos que saber lo que está haciendo. Yo exijo los passwords de todas las cuentas, iCloud, emails y todo”.

Del mismo modo, Luisa Rodríguez revela tener las contraseñas de las cuentas de su hija de 11 años. “Yo le empecé a crear cuentas, y ella las ha mantenido iguales. Hace tiempo que no entro porque no he visto en ella ningún comportamiento distinto ni fuera de lugar, pero te aseguro que si sospechara algo, lo haría”.

Al indagar hasta qué edad considera apropiado exigirle las contraseñas, responde que “me dejaré llevar más por su madurez, porque puede tener 17 y actuar como una nena de 13, o viceversa. El tiempo me dirá. Pero monitorear lo que escribe y a dónde accede a mí me permite actuar pronto si encuentro algo fuera de lugar, aprovechar para sentarme con ella y dialogar, para escuchar sus dudas y que sepa lo que está bien y lo que está mal, y las consecuencias de sus actos”.

A su juicio, “la tecnología lo que ha hecho es adelantar etapas. Cuando me criaba, a mis 12 todavía yo jugaba con muñecas. Ahora a los 12 se comparten información que puede ser inapropiada para su edad”.

Al cuestionar al psicólogo clínico Carlos Sosa si adoptar esta postura es acertado, de inmediato responde que no. “Es incorrecto, sobre todo cuando son adolescentes. Todo el mundo tiene derecho a tener su privacidad, y eso los incluye a ellos”, contesta enfático.

“Vamos a empezar porque las redes sociales no son para menores de edad, ni Facebook, ni Instagram ni Twitter ni muchas de ellas. Ahí hay gente que postea mensajes con malas palabras, y fotos inapropiadas para un menor. Por más que se quiera tener un control, hay dinámicas que no son para que un menor las vea o lea. Pero para aquellos padres que lo permitan, deben tener en cuenta la madurez emocional del niño, que no siempre va con la edad cronológica, asegurarse de que lo están usando adecuadamente”, manifiesta el doctor.

“Hay que supervisar adecuadamente a los menores en cuanto a los portales que acceden y orientarlos sobre los pro y los contra de navegar en Internet, porque hay mucho contenido basura. Eso sí, pero de ahí a entrar a sus cuentas, es otra cosa”, insiste.

“Lo importante es que los padres provean una dinámica de confianza que invite al diálogo, que motive a los hijos a acercarse a ellos para consultar sus dudas. En el caso de niños, más aún es importante explicarles los peligros de responder a un desconocido, porque son vulnerables a que les saquen información privada. Ellos no tienen la malicia y pueden responder a preguntas personales”, advierte.

En el caso de que descubran algo inapropiado, “deben fomentar una comunicación que fluya de ambas partes para llegar a acuerdos. Si el menor no respeta los acuerdos, si no hace buen uso de los medios, pues que sepa que perderá privilegios. Pero los padres deben entender que es con papá y mamá mostrando respeto que el menor aprende a respetar”.

Asunto de privilegios

Por su parte, la psicóloga licenciada Noemí Bernier Domínguez señala que “el hecho de que los padres tengan conocimiento o acceso a las cuentas de los hijos menores de edad es una manera de velar por la seguridad de parte de los padres”.

Además, menciona que “cuando hablamos del uso de equipos electrónicos, ya sean celulares, computadoras, juegos de video o tablets, todos son considerados como privilegios que se les permite usar a los menores de edad. El deber de los padres es supervisar que estos equipos tengan buen uso, ya que por encima de los beneficios que trae, es una gran responsabilidad”.

La psicóloga aborda que “en ocasiones se les confunde a los menores de edad en lo que son sus derechos y responsabilidad. Si evaluamos detenidamente los derechos que tiene un menor de edad a la privacidad en equipo tecnológico, es un mero privilegio que les dan sus padres y esto no puede ir por encima de la responsabilidad que los padres tienen en la patria potestad de proteger a los niños”.

Además, plantea que “cada familia debe evaluar unos acuerdos del uso correcto de la tecnología y de cómo manejar correctamente las redes sociales”. En el proceso, además de establecer límites de su uso, “es importante que la comunicación de padres a hijos sea de forma abierta y, sobre todo, conocer las amistades”.

– Rosa Escribano

En esta nota

Familia Hijos internet redes sociales sexting smartphones Tecnología
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain