Llamar o no llamar, esa es la cuestión

Aunque a muchos les parezca solo una descabellada fantasía improbable, la idea del famoso “muro” que promete construir Donald Trump si gana la presidencia, está teniendo consecuencias concretas y lamentables en nuestra comunidad. Presentar la cuestión migratoria como la causa de alguna de las desventuras económicas de los Estados Unidos está incrementando el temor siempre latente entre los inmigrantes indocumentados a la deportación. Y en aquell@s que son víctimas de violencia doméstica ese temor genera que eviten denunciar esta situación y pongan en serio riesgo su vida. Así de concreto e impactante.

Claro, el culpable de que nuestras víctimas se jueguen la vida por no llamar a las autoridades luego de la veinteava paliza de su cónyuge no es Trump, pero el foco sobre el tema migratorio se suma a una serie de factores que están generando un cóctel mortal.

Las víctimas que dicen “basta” al maltrato y deciden buscar ayuda están forzadas a judicializar la situación, y eso implica siempre un mayor riesgo de deportación, especialmente para su cónyuge. Para acceder a ayuda oficial tiene que haber una denuncia policial, y dar ese paso incrementa el temor a una represalia; y cuanto mayor es el temor menos se animan las víctimas a llamar.

Por otra parte, la comunidad latina debe realizar una fuerte autocrítica respecto de cómo responde frente a este problema: en muchísimos casos se prioriza la cuestión migratoria frente a los casos de violencia doméstica. Ya no sólo tenemos el problema de “lo que sucede en casa queda en casa” sino que ahora, ante una posible deportación, la presión social para no denunciar es muchísimo mayor.

No se trata de temores fundados sólo en el famoso “muro”: las recientes redadas y el presupuesto federal que asegura una ocupación de 34,000 camas diarias en los centros de detención de ICE son dos elementos reales y tangibles.
Es importante comprender que las víctimas de violencia doméstica ya deben atravesar muchas barreras para pedir ayuda: la vergüenza, el temor a la represalia, la presión social, el idioma, la economía familiar, la desintegración de un hogar e incluso enfrentarse a la triste realidad de que su vida en pareja fracasó. Agregar por encima de todo esto la cuestión migratoria es sumar presión a una olla a punto de explotar.

Pida ayuda

Si necesita ayuda, llame  a nuestra línea telefónica (24 horas) de emergencia: 1800-664-5880

-Cecilia Gastón es la directora ejecutiva de Violence  Intervention Program, Inc. (VIP)

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