Trump cambia postura sobre asuntos económicos, alarmando a conservadores

La cambiante postura de Trump hacia el centro refleja su transformación de abanderado de los ultraconservadores a candidato ansioso de ganarse a la clase media, los indecisos e independientes, según observadores

WASHINGTON.- El virtual candidato presidencial republicano, Donald Trump, ha dado un giro hacia el centro en asuntos económicos, revirtiendo sus posturas anteriores y contrariando la filosofía de los conservadores.

Trump consolidó su puesto como eventual abanderado del Partido Republicano tras su reciente victoria en las primarias de Indiana, y en los últimos días ha adoptado un tono más conciliatorio, centrando sus esfuerzos en la contienda general de noviembre próximo.

De hecho, el jueves próximo se reunirá con los principales líderes republicanos del Congreso, incluyendo el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, para empezar a acercar posiciones sobre cómo lograr la unidad del partido y calibrar un mensaje único con el que puedan vencer a los demócratas.  La estrategia incluirá previsiblemente la contratación y despliegue de personal a estados clave en la contienda general.

Cambio de posturas

Pero, para alarma de los conservadores  -algunos de los cuales han rechazado abiertamente su eventual candidatura-, Trump ha dejado abierta la posibilidad de “negociar” en áreas como un posible aumento al salario mínimo y de los impuestos para los más ricos.

Durante un debate en noviembre pasado, Trump dijo que los impuestos y los salarios ya estaban “demasiado altos”  y que eso ponía en peligro la competitividad de EEUU en el mundo.  El jueves pasado, dijo a la cadena CNBC que está sintonizado con la clase media porque, en su opinión, “ha quedado absolutamente olvidada en nuestro país”.

Su nueva postura ha dejado boquiabiertos a muchos observadores, tomando en cuenta que al inicio de las primarias, defendió un plan tributario que contemplaba un recorte de impuestos para los millonarios de un promedio de más de $1,3 millones, y un recorte anual de apenas $2,700 para trabajadores de clase media.

Durante un programa dominical de la cadena NBC, Trump explicó ayer que su plan era una manera de empezar una negociación con la clase política en Washington.

“No me hago ilusiones de que esto se vaya a aprobar…  pero la clase media tiene que estar protegida y los ricos probablemente tendrán que pagar más (impuestos). Los negocios probablemente tengan que pagar un poquito más, pero les estamos dando un masivo recorte de impuestos”, dijo.

Esa no es la postura asociada con los republicanos: en general, la mayoría de los candidatos presidenciales republicanos siempre ha apostado por un recorte de impuestos, incluyendo para los millonarios y las empresas, como una herramienta para el desarrollo económico y la creación de empleos.

La idea de los conservadores es que entre más dinero quede en el bolsillo de los consumidores, más se potencia el crecimiento económico,  mientras que los recortes ayudan a las empresas a generar empleos.

Que los estados decidan aumento de salario mínimo

Trump también dijo que apoyaría un aumento en el salario mínimo porque no se imagina cómo la gente sobrevive con $7,25 la hora, aunque prefiere que sean los gobiernos estatales los que lo decidan.

En un programa de la cadena ABC, Trump dijo que no ha tomado una decisión sobre cuánto debe ser el aumento del salario mínimo pero, en definitiva, cree que “la gente debe recibir más”.

Cuestionado sobre su cambio de parecer, Trump replicó: “se me permite cambiar. Uno necesita flexibilidad”.

Ante estas cambiantes posturas, la reunión con Ryan previsiblemente generará chispas, tomando en cuenta que éste representa al ala conservadora del partido, opuesta a un aumento a los impuestos y al salario mínimo.

Varios líderes conservadores, entre ellos el senador Lindsey Graham, han advertido de que Trump “no es un conservador fiable” y, por ende, no lo respaldarán ni votarán por él.

Ahora quiere fondos públicos

Con un mensaje populista, Trump siempre se jactó de no depender de fondos públicos para no estar sujeto a ataduras de ningún tipo con grupos de intereses especiales.

Sin embargo, la semana pasada, su campaña dijo que Trump continuará financiando la campaña electoral por su cuenta pero también recaudará fondos, y para ello ha contratado como jefe de finanzas a Steven Mnuchin, un avezado empresario y experto en finanzas con fuertes vínculos con Wall Street.

Mientras, la demócrata Hillary Clinton ha aprovechado las divisiones que ha creado su rival republicano, sugiriendo que Trump es “una rueda de suelta” no sólo por sus comentarios sino por promover una agenda que, a su juicio, contraviene los intereses de los votantes.

Así las cosas, la victoria de Trump en las primarias, impensable el año pasado, tiene nerviosos a los líderes del Partido Republicano, porque afrontan otra posible derrota en los comicios presidenciales y el riesgo de perder el control en una o ambas cámaras del Congreso.

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