Una visita al museo de las bestias ocultas

Entrevista a Loren Coleman, fundador del Museo Internacional de Criptozoología de Portland

No es la primera vez que hablamos en Diario del Misterio sobre criptozoología, la disciplina que estudia la fauna oculta no catalogada oficialmente por la ciencia. El estudio de extraños animales conocidos tan sólo por evidencias físicas circunstanciales (como huellas, pelaje e incluso heces) y/o descripciones orales (desde relatos del folclore de tribus autóctonas a testimonios de testigos presenciales actuales) es una materia fascinante que lleva décadas guiando los destinos de apasionados investigadores a nivel internacional que han dedicado su vida a localizar el paradero de estas legendarias criaturas. Críptidos como el Bigfoot, el Monstruo del Lago Ness o el siempre controvertido Chupacabras son auténticos iconos de la cultura popular que despiertan todo tipo de encendidas opiniones alrededor del planeta.

De entre todos los expertos en criptozoología, probablemente el más destacado, activo y respetado en la actualidad sea Loren Coleman. Heredero directo del trabajo de los decanos criptozoólogos Bernard Heuvelmans e Ivan T. Sanderson, este afable y dedicado antropólogo lleva casi seis décadas investigando todo tipo de homínidos misteriosos,  gigantescos felinos, monstruosas aves aparentemente prehistóricas, monstruos lacustres y todo tipo de bestias particularmente esquivas al escrutinio de la ciencia, siendo autor de numerosos libros de referencia en su campo y habiendo trabajado como asesor para documentales como “Unsolved Mysteries” y películas como “The Mothman Prophecies”. Como resultado, es el orgulloso poseedor de la mayor colección de evidencias, artefactos y material diverso relacionado con el estudio de la fauna oculta de todo el planeta. Un legado de incalculable valor tras toda una vida investigando la fauna oculta de nuestro planeta que desde hace unos años está al alcance de cualquier interesado que se acerque a la encantadora ciudad costera de Portland (Maine), sede de uno de los museos más singulares del planeta: el International Criptozoology Museum, único centro de este tipo en el mundo destinado a promover la afición y el estudio de la criptozoología a nivel internacional. En él podemos encontrar desde pelaje de un supuesto Yeti a una de las cintas originales del archiconocido vídeo Gimlin-Patterson donde se ve a un Bigfoot caminando y mirando hacia la cámara, pasando por piezas utilizadas en películas, cervezas inspiradas en Nessie y clamorosos fraudes que fueron descubiertos a tiempo.

Pese a acabar de recuperarse de una reciente operación médica, Coleman tuvo la amabilidad de acercarse al museo para dedicarme unos minutos de su tiempo.

Nuestro investigador Javier Peinado, en el International Cryptozoology Museum, con el experto criptozoólogo Loren Coleman.
Nuestro investigador Javier Peinado (der.), en el International Cryptozoology Museum, con el experto criptozoólogo Loren Coleman.

Lo primero de todo, permítame decirle que este lugar me parece fascinante. Toda mi vida he estado fascinado por la criptozoología y el estudio de estos “monstruos” ocultos, y es todo un honor conocerle en persona.

Muchas gracias, eres muy amable. Si te parece bien, permíteme que introduzca primero un poco de contexto relacionado con mis intereses hasta llegar al momento en el que decidí abrir el museo.

Me parece perfecto.

En 1960, en esta misma época del año (hace ya 56 años, de hecho), vi una película japonesa llamada “Half Human” dedicada a la figura del Yeti. Así que cuando fui a la escuela a la semana siguiente, pregunté a mis profesores: “¿qué es todo esto del Abominable Hombre de las Nieves?”. Su respuesta fue algo similar a “no existen, regresa a tus estudios, déjame en paz”. Muy desalentador, la verdad. Pero no me rendí. Comencé a leer mucho sobre el tema, me hice amigo de varios bibliotecarios y diferentes personas también interesadas. Así que recopilé numerosos libros y descubrí que en aquellos años (los 50 y 60) existía todo un mundo por explorar denominado “zoología romántica”, una nueva forma de explorar el reino animal que incluía al Monstruo del Lago Ness, diversas bestias salvajes reportadas en Europa, serpientes marinas y todo tipo de criaturas misteriosas. De este modo comencé a estudiarlas y apuntándome a todo tipo de expediciones. Yo vivía por aquel entonces en Illinois, y quedaba con todo tipo de gente para hacer expediciones. Me iba a alguna parte y encontraba cosas como una pieza de madera que había sido mordida por una pantera negra, o una bandera de una expedición al Himalaya, o el molde de una huella de homínido misterioso. Ese fue el comienzo.

Entrada del Museo de la Criptozoología en Portland
Entrada del Museo Internacional de la Criptozoología en Portland, Maine.

¿De ahí surgió la idea de abrir un museo en el futuro?

Podría decirse que sí, ya que así fue como empecé a llenar mi casa con todo tipo de cosas. Escribí mi primer artículo en 1969, y mi primer libro en 1975. He escrito unos 40 libros, y he participado de una forma u otra en unos cien (si incluimos capítulos, revisiones, colaboraciones, etc.). Una vez empiezas a aparecer en los medios, descubres que es la gente la que te llama a ti. Así ocurrió con la televisión. Y así comencé a hacer más y más cosas, y a darme cuenta de que mucha muere (bueno, todos morimos, en algún momento), y sus colecciones desaparecen. Es algo desafortunado. Quiero decir, me hago viejo, sé que voy a morir, sé que tengo toda la casa llena de estas cosas. Así que en 2003 creé el museo con la idea inicial de que nadie en todo el mundo tenía un museo de criptozoología. Tomé como referencia los gabinetes de curiosidades de los grupos escolares. De hecho, todo museo de historia natural  comienza como un gabinete de curiosidades. Y mi casa estaba llena de curiosidades, así que directamente la convertí en un museo.  Primero en una casa grande que compré- bueno, que el banco y yo compramos (risas)-, y en 2009 trasladé la colección al downtown de Portland, encontré espacio en el local que hace esquina con la calle y finalmente llegamos aquí.

[[Nota del autor: a lo largo de mayo el museo se desplazará a su nueva ubicación de Thompson Point, a dos millas de distancia de la actual.]]

Lo curioso es que en principio no estaba realmente interesado en abrir el museo para que la gente donara material, sino que lo hice para que sirviera como modelo de referencia. Anteriormente, si alguien de dentro de este oficio se retiraba del trabajo de campo y/o tenía materiales que iba a utilizar más, lo donaba al museo local, o a su universidad.  Así que, por supuesto, hemos recopilado material de todo el mundo, porque todo el mundo cree que va a vivir para siempre. Recuerdo ahora una historia muy curiosa. Hace años recibí una llamada del hermano de una persona de 40 años que había viajado a Africa buscando dinosaurios y otros críptidos. Y me dijo: “mi hermano, Scott, falleció anoche. ¿Te gustaría escribir un obituario?”. Debo aclarar que soy muy conocido por escribir obituarios de gente célebre en este campo. Siempre he pensado, “si los criminales, los políticos y las estrellas de rock tienen obituarios… ¿por qué no los criptozoólogos?”

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¡Toda la razón!

Así que lo escribí, y dos días después me llamó su madre para decirme que era un tributo maravilloso, agradeciéndome que celebrara de esa manera la vida de Scott. A lo que añadió: “y no te preocupes por su colección de Africa… lo hemos tirado a un vertedero, así que nadie tendrá que preocuparse por ella”.

Déjame adivinar… ¿fuiste al vertedero?

(Se ríe) No, no, estaba en Colorado por aquel entonces, pero él ya había donado cientos de artefactos relacionados con dinosaurios. Fui capaz de hacerme con ellos a partir de una sola fuente. Pero esta anécdota me enseñó que mucha gente consideraba que este tipo de cosas no eran importantes. Lo consideraban cosas que simplemente pasaban por sus vidas. Y para mí, todo esto es historia.

[En ese momento señala la pared dedicada a los críptidos dentro de  la cultura popular, donde hay juegos de mesa inspirados en las películas y serie de Harry y los Henderson, figuras del monstruo Wampa de El Imperio Contraataca e incluso un Gremlin de la famosa película].

Esto es verdaderamente lo que nos da una idea de lo que la criptozoología significa en nuestra cultura. He oído que hay un lugar en Hamburgo, Alemania, que está tratando de abrir otro museo dedicado a la criptozoología. De modo que, realmente, fomentamos la apertura de más museos como éste en la medida de lo posible, pero desafortunadamente de momento no hay otro igual.

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¿Ni siquiera el Smithsonian?

Bueno, instituciones como el Smithsonian tienen una o dos máscaras de Bigfoots, y cosas así. Hay, de hecho un Bigfoot Museum en California, y dos dedicados al Monstruo del Lago Ness. Pero nosotros somos los únicos con un enfoque universal, dedicado a todos los críptidos del planeta.

¿Hay constancia de la existencia de algún críptido en Maine?

[Inmediatamente, Coleman me señala la pared que tengo detrás. Un mapa de Maine completamente cubierto con pines de diferentes colores señala la supuesta ubicación de decenas de animales misteriosos que han sido reportados en el Estado a lo largo de los años.]

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Durante el verano, tenemos una alta tasa de visitantes procedentes de todo el planeta. Como te comenté por e-mail antes de la entrevista, gente de Madrid, Canadá, California, Nepal, etc. Pero al llegar el invierno- no uno como éste, que está siendo bastante templado, sino los verdaderamente fríos-  la mayor parte de visitantes son de Maine. Por ello tenemos este pequeño rincón de Maine, que es como sentirse en casa (risas). Todos los pines amarillos indican avistamientos de felinos misteriosos, los oscuros panteras negras, los azules serpientes marinas o monstruos de lago, los verdes seres con apariencia de Bigfoot…

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Precisamente un tema que usted conoce muy bien. ¿Qué podría decirme, en muy pocas palabas, sobre el Bigfoot?

Que existe una posibilidad de su existencia, especialmente en los Estados del Noroeste del Pacífico, pero también en las regiones más salvajes e inexploradas de Asia. Hay testimonios de personas que afirman haber visto Bigfoots o rastros de ellos desde Maine a Canadá, en las regiones más boscosas. Considero que, hoy en día, debemos considerar al Bigfoot como un fenómeno cultural ante todo.

La última pregunta la quiero dedicar a la siempre polémica “parazoología”. El Mothman, el Chupacabras, el Demonio de Jersey… afectan los supuestos avistamientos de estos “monstruos” a la credibilidad y buena imagen de la criptozoología?

Bueno, en mis primeros libros, en 1975 y 1978, exploré la proyección psíquica del inconsciente colectivo como posible explicación a estos fenómenos. Y creo que es un área completamente diferente. Creo firmemente que es importante que la criptozoología tome como punto de referencia el marco de la zoología. Es una disciplina que nos ayuda a descubrir nuevas especies animales, y por lo tanto no es el lugar adecuado para cosas como el Chupacabras, el Mothman, el Monstruo de Montauk, el Demonio de Jersey…todo eso son “críptidos fronterizos”.

Como en el caso de la criatura Kinderhook, en Nueva York… ¡Según a quien preguntes, algunos te dirán que es un alienígena, y otros que es un Bigfoot!

Exacto, o en Fayette County, Pennsilvania, donde se mezclaron avistamientos de OVNIs con extrañas criaturas.

No le entretengo más, Sr. Coleman. ¡Muchísimas gracias por su tiempo!

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