Demócratas planean recuperar el control del Senado

Por ahora, el mapa electoral favorece a los demócratas, que esperan que el sentimiento “anti-Trump” les ayude a recuperar el terreno perdido desde 2014

El líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell (R-KY), trata de mantener el control de la Cámara Alta en manos republicanas.

El líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell (R-KY), trata de mantener el control de la Cámara Alta en manos republicanas.  Crédito: Getty

Quizá no será la “goleada” que esperan en noviembre próximo, pero los demócratas elaboran desde ya una estrategia para recuperar el control del Senado, apostando a que necesitan ganar entre cuatro y cinco escaños netos y que el creciente sentimiento “anti-Trump” les ayudará a lograrlo.

Fuentes del Comité de Campañas Demócratas del Senado (DSCC, en inglés), explicaron a este diario que el comité ha estado impulsando campañas y apoyando a candidatos demócratas capaces de arrebatar escaños al Partido Republicano en noviembre próximo.

Aunque por ahora la batalla se perfila tan volátil como impredecible, el DSCC no escatima recursos ni esfuerzos por lograr esa “ola” con la que los demócratas puedan recuperar el control de la Cámara Alta, que perdieron tras los comicios legislativos de 2014.

Lo que está en juego

Del total de 100 escaños en el Senado,  los republicanos tienen 54 pero este año deben defender 24,  siete de los cuales están en estados que el presidente Barack Obama ganó en 2012. Mientras, los demócratas tienen 44 escaños, más los de sus dos aliados independientes, y deben defender diez.

Para que un partido logre la mayoría se requieren al menos 51 escaños.  Así,  los demócratas necesitan una ganancia neta de cuatro escaños, si gana la presidencia la demócrata Hillary Clinton -porque el vicepresidente, como presidente del Senado, suele dar el voto de desempate en ése órgano legislativo-, o cinco escaños si gana su rival republicano, Donald Trump.

El partido que controla el Senado es el que determina las prioridades legislativas y el calendario de audiencias y votos sobre distintos asuntos de la vida nacional, incluyendo la ratificación de acuerdos internacionales, y la confirmación de miembros del Gabinete presidencial y jueces federales.  También, como mayoría, puede bloquear las propuestas del partido minoritario.

Atacar al “Partido de Trump”

Parte de la estrategia demócrata ya fue develada en marzo pasado, cuando el DSCC lanzó su campaña “Partido de Trump”, con la que ha querido vincular a los candidatos republicanos con Trump, y para ello el comité prevé invertir cerca de $50 millones en anuncios televisivos en otoño.

Este año, los demócratas quieren aprovechar la ansiedad de los republicanos respecto a Trump, su virtual candidato presidencial, y el hecho de que éste se ha granjeado el rechazo de la mayoría de los votantes hispanos, que son una fuerza importante en estados clave en la contienda.

Así como los republicanos vincularon a sus rivales demócratas con Obama y sus políticas, y la táctica les funcionó en 2014, los demócratas ahora quieren usar esa misma táctica arrastrando a los candidatos republicanos a la impopularidad de Trump con las minorías, los jóvenes y los independientes.

Eso tiene preocupados a los jerarcas conservadores: el propio líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo en una entrevista reciente con la cadena CNN que Trump podría ahuyentar a los hispanos de la misma manera en que, hace medio siglo, lo hizo el entonces candidato presidencial republicano, Barry Goldwater.

De todos los escenarios posibles, los republicanos solo podrían mantener el control de la Cámara Alta si en las contiendas más competitivas sus candidatos consiguen un porcentaje de apoyo por encima de lo que consiga Trump, en particular en aquellos estados que ganó Obama por amplio margen en 2008 y 2012.

Entre los escaños republicanos en la mira de los demócratas están los de New Hampshire, Wisconsin, Pensilvania, Florida y Ohio, aunque el de Nevada también podría ser altamente competitivo.

El líder de la minoría demócrata del Senado, Harry Reid, se jubilará y abandonará su escaño por Nevada en noviembre próximo, y es muy posible que sea una demócrata quien lo reemplace.

Trump tiene un alto porcentaje de rechazo de los hispanos en Nevada –que conforman el 17% del electorado-, lo que aumenta la posibilidad de que la fiscal general del estado y candidata demócrata, Catherine Cortez Masto, se convierta en la primer mujer hispana en el Senado.

Pero los republicanos han dejado en claro que no tirarán la toalla y, de hecho, el Comité Senatorial Nacional Republicano hace lo propio para fortalecer las campañas de senadores ahora en posiciones vulnerables.

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