La Prensa y el Acta Jones

La decisión hace casi 100 años de otorgar la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños cambió para siempre la ciudad de Nueva York

“La ciudadanía americana había sido una especie de válvula de escape en el inicio del éxodo de puertorriqueños hacia Nueva York, entonces movidos por un espíritu de superación de rosadas esperanzas; ahora la emigración daba la ilusión de una estampida, de la ilusión de un río que se desborda”.

Así empieza el libro de Joaquín Colón López “Pioneros puertorriqueños en Nueva York: 1917-1947”, en que el líder comunitario boricua relató sus experiencias en la ciudad hacia la que partió el 7 de mayo de 1917, apenas dos meses después de que el Presidente Woodrow Wilson firmara el Jones-Shafroth Act, que otorgaba la ciudadanía a los puertorriqueños.

Cuando llegó esa “estampida” de la que habla Colón, la ciudad ya tenía una notable comunidad hispanohablante que había fundado instituciones tan duraderas como “La Prensa”, el periódico que dio lugar a El Diario/La Prensa y que fue fundado por un inmigrante español, Rafael Viera, en 1913.

Con los años, y especialmente a partir de las restricciones migratorias de los años 20, la comunidad española de la ciudad se fue desvaneciendo. Sin embargo, la llegada constante de cientos de miles puertorriqueños a lo largo de todo el siglo XX aseguró que siempre se mantuviera una activa comunidad hispana que convirtió a Nueva York en un gran foco cultural latinoamericano.
Ahora bien, ¿cómo cubrió La Prensa tamaño evento para la historia de los latinos en la ciudad?

Curiosamente, la noticia ocupa solamente una pequeño espacio de la portada del 3 de marzo de 1917, el día siguiente de la firma del entonces llamado “Bill Jones”. Esa edición de La Prensa, que entonces costaba 5 centavos y tenía 8 páginas, estaba dominada por las noticias de la guerra en Europa (todavía no se llamaba Primera Guerra Mundial), las evoluciones de la revolución mexicana y una rebelión en Cuba contra la ocupación estadounidense.

Cobertura

La breve nota, titulada “La ciudadanía para los portorriqueños”, apunta: “Todos los habitantes de ese país antillano que deseen ser ciudadanos de los Estados Unidos, podrán expresar su deseo sobre el particular. También acuerda el nombramiento de un gobernador que será designado por el presidente de los Estados Unidos y de un Consejo Ejecutivo…”

El motivo de que se le dedicara tan poco espacio podría ser que, en ese entonces, todavía había pocos puertorriqueños en Nueva York como para ser un público importante para La Prensa. La noticia tampoco era una sorpresa, puesto que la ley ya había sido aprobada por la Cámara de Representantes de EEUU. Además, en esa época La Prensa era un semanario que se publicaba los sábados – se convirtió en diario en 1918 -, y al haber ocurrido la noticia un viernes, justo el día de la impresión, puede ser que no diera tiempo para desarrollarla más.

En general, La Prensa, entonces dirigida por el chileno Alfredo Collao, fue muy crítica con el expansionismo de Estados Unidos en el Caribe, tras la invasión de Cuba y Puerto Rico en la Guerra hispanoamericana de 1898, y de la República Dominicana y Haití en 1916.

En febrero de 1917, el rotativo reprodujo unas declaraciones en contra del proyecto de ley Jones del líder del Partido Socialista de Puerto Rico Santiago Iglesias: “Es, en verdad, una cuestión muy seria la de que el mismo ‘bill’ que tiene por objeto conceder la ciudadanía americana al pueblo de Puerto Rico, arrebatará los derechos civiles que nuestro pueblo goza y posee”, escribió Iglesias.
En su edición del 17 de marzo, dos semanas después de la aprobación de la ley, La Prensa ofreció un artículo titulado “El pro y el contra del Bill Jones”, en que criticaba al Partido Unión – que favorecía el convertir a la isla en república independiente – por haber pactado la ciudadanía, y renunciar “a la independencia de Puerto Rico”.

Reacción de protesta

El artículo provocó una carta de protesta del entonces joven periodista del diario puertorriqueño La Democracia Luis Muñoz Marín, que fue publicada en la sección “De nuestros lectores”: “El Partido Unión de Puerto Rico (…) tiene en su programa ideal la independencia nacional, y mientras exista, lo conservará”, aseguraba Muñoz Marín, quien posteriormente escribió varios artículos para La Prensa y, 32 años, después fue elegido gobernador de Puerto Rico.

Desde ese cargo no logró la independencia pero expandió el autogobierno de la isla, que obtuvo el estatus de Estado Libre Asociado que todavía posee. Algunos de los aspectos más restrictivos de la ley se eliminaron: por ejemplo, el gobernador no es designado por el presidente de los EEUU. sino que es elegido por el pueblo.
Por entonces, el “éxodo de puertorriqueños hacia Nueva York” del que hablaba Joaquín Colón ya se había consumado, hasta el punto de nombrar vecindarios enteros de la ciudad como Loisaida y El Barrio.

El Acta Jones cumplirá 100 años el año próximo en un momento polémico, ya que algunas de sus disposiciones – por ejemplo los límites que le impone a Puerto Rico en materia de tráfico comercial–, son señaladas como la causa de la actual crisis fiscal de la isla. Lo que nadie puede negar es que la ley cambió para siempre la ciudad de Nueva York.

En esta nota

Desfile Puertorriqueño

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