Pedro Julio Serrano, demasiado corazón

El activista gay pasó de ser abucheado en la Parada a tener un homenaje como “Orgullo puertorriqueño”

La primera vez que Pedro Julio Serrano fue al Desfile Puertorriqueño de Nueva York, mostró una bandera puertorriqueña con el emblema multicolor distintivo de la comunidad gay. No tuvo el recibimiento que esperaba.

“Me dijeron pato, me gritaron maricón, me dijeron ‘vete de aquí’, hasta me tiraron botellas plásticas”, recuerda el activista por los derechos humanos. Este año, una década después de aquel incidente, volverá a desfilar por la Quinta Avenida pero esta vez como parte de un homenaje especial de la Parada a la comunidad LGBT, y nombrado con el título “Orgullo Puertorriqueño”, el mismo que recibió el año pasado el dramaturgo y actor ganador del premio Pulitzer Lin-Manuel Miranda.

“Es un gran honor, especialmente porque una persona gay por muchos años, en nuestra comunidad y en el resto del mundo, no era motivo de orgullo”, dijo Julio Serrano con emoción.

La Parada también honrará a otras figuras boricuas de las luchas por los derechos de los gays, entre ellas Orlando “El Fenómeno” Cruz, el primer boxeador profesional abiertamente gay, de quien Julio Serrano fue el padrino de boda, y Sylvia Rivera, activista transexual fallecida en 2002, quien participó en la revuelta del bar Stonewall de Manhattan en 1969. “El hecho que hubo una puertorriqueña que fuera uno de los líderes en la rebelión más importante reconocida mundialmente como el inicio de la lucha del movimiento LGBT, es algo que nos llena de mucho orgullo”, asegura.

Está siendo un año lleno de satisfacciones para este ponceño de 42 años, que hoy vive en Nueva York y funge de asesor de la presidenta del Concejo Municipal, Melissa Mark Viverito. Recientemente, moderó un panel de la comunidad LGBT en una reunión de la diáspora boricua en el Centro de Estudios Puertorriqueños, para debatir soluciones a la crisis de deuda en la Isla junto con otros líderes incluyendo congresistas, senadores y el arzobispo de San Juan.

Su participación en estos eventos, dice, “habla de todo el camino que hemos andado. Que falta mucho, pero es un reconocimiento histórico de una lucha que ha sido contra viento y marea”.

Plaforma de lucha

En su caso personal, la lucha incluye una serie de problemas de salud – vive con el virus que causa el Sida y es sobreviviente de cáncer y de dos ataques al corazón – que hubieran derrumbado a muchos. Sin embargo, él los ha afrontado como retos a superar.

“Si no hubiese sido por el VIH creo que yo no hubiese sido activista”, dice, y apunta que siempre lo escribe en letras minúsculas “para quitarle el poder a un virus insignificante”.
“El hecho de que a mí me diagnosticaron cuando todavía era una sentencia de muerte me hizo entender que la vida es una sola y hay que vivirla al máximo. Por eso es que yo tengo tanta impaciencia a veces en tratar de lograr cambios en la sociedad”, afirma.

Sobre el cáncer oral, comenta que afortunadamente se le diagnosticó en etapa cero y lleva 6 años libre de la enfermedad, mientras que sus problemas cardíacos vienen de una complicación congénita. “Los ataques al corazón yo siempre digo que son porque amo demasiado”, dice con una sonrisa, y destaca el ejemplo de su madre, “una sobreviviente de cáncer de colon que ha sido una luchadora en muchos frentes de su vida”.

Salto a la vida pública

Su gran salto a la vida pública fue en 1998, cuando fue el primer puertorriqueño abiertamente gay en postularse a la Cámara de Representantes de la Isla. La experiencia se truncó, explica, por la homofobia que encontró dentro del Partido Nuevo Progresista. Con el tiempo, no sólo se desafilió del partido, que busca la estadidad, sino que hoy se declara independentista. “Yo no puedo luchar por la libertad individual sin luchar por la libertad colectiva”, dice, “de la misma manera que yo quiero que toda la gente sea libre, quiero que mi patria sea libre”.

Tras su breve paso por la política, en 2003 fundó la organización Puerto Rico Para Tod@s, además de trabajar para decenas de grupos de derechos humanos, como el National Gay and Lesbian Task Force. Uno de sus logros más sonados fue la campaña de boicot que eliminó el programa de La Comay, el personaje más popular y polémico de la televisión boricua, por sus comentarios homofóbicos.

“Yo creo que Puerto Rico es ahora un mejor lugar porque ya no tenemos ese nido de odio en nuestra TV que estaba envenenando los corazones y las mentes de los puertorriqueños”, sostiene.
Su activismo tuvo su lado negativo en forma de acoso, amenazas de muerte e incluso atentados en su contra. “Una vez me cortaron los cables de los frenos de mi automóvil y me dejaron una nota que decía ‘Pato cuídate, esto es solo el principio’”, recuerda. Sin embargo, no hay amargura en sus palabras, y afirma que fueron precisamente esas experiencias lo que le ayudaron a salir adelante cuando le hostigaron en la parada hace 10 años.

“Yo seguí mi camino con mi frente en alto. Obviamente no me enfrenté a ellos, ¿verdad? Pero esa violencia yo la había vivido en Puerto Rico”, recuerda, y agrega que esa resiliencia es algo que han tenido que desarrollar todas las personas LGBT. “Es extraordinario que tengamos que pasar por tanto para tener vidas ordinarias”.

Personal

Nació en Ponce, P.R. hace 42 años.

Fue el primer puertorriqueño abiertamente gay en postularse a la Cámara de Representantes de la Isla en 1998.
En 2003 fundó Puerto Rico Para Tod@s

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