Clinton y Sanders continúan proceso para “hacer las paces” y vencer a Trump en noviembre

No será un proceso fácil; muchos en la facción de Sanders se niegan a apoyar a Clinton

Hillary Clinton y Bernie Sanders en Brooklyn.

Hillary Clinton y Bernie Sanders en Brooklyn.  Crédito: (JEWEL SAMAD/AFP/Getty Images)

WASHINGTON.- La demócrata Hillary Clinton conoce bien el amargo sabor de la derrota y, aunque perdió la nominación presidencial en 2008, terminó apoyando a Barack Obama. El reto es que su rival de ahora, Bernie Sanders, haga lo mismo con ella.

En un gesto tan simbólico como pragmático –porque la meta era derrotar al candidato republicano, el senador John McCain-, Clinton y Obama aparecieron juntos en un acto electoral en la ciudad de Unity (New Hampshire), que marcó el inicio del proceso de reconciliación entre ambos y hacia la unidad del Partido Demócrata.

Ese momento en Unity en 2008, según observadores, es un ejemplo cristalino de lo que deben hacer ambas campañas si su meta es impedir que gane el virtual candidato presidencial republicano, Donald Trump.

Por ahora,  el senador de Vermont no ha dado su apoyo a Clinton y,  al igual que ocurrió en 2008 con los seguidores de Clinton respecto a Obama, miembros de la facción de Sanders, furibundos, no sólo no aceptan su derrota sino que prometen no respaldar a Clinton.

Asqueados por un sistema que adjudicó “súper delegados” cuando éstos recién votarán en la convención demócrata, algunos han dicho que se quedarán en casa, o escribirán el nombre de Sanders en la papeleta de votación el próximo 8 de noviembre.

Es que la acritud de ahora es más fuerte que en 2008: hasta hace poco, Sanders había pintado a Clinton como la personificación de todo lo malo con el “establishment” político, en particular las donaciones de Wall Street, y ha criticado que ésta apoyó la guerra en Irak en 2002, cuando fue senadora por Nueva York.

En las postrimerías del agrio proceso de primarias, Sanders siempre insistió en que se quedaría hasta el final, y que lograría convencer a los “súper delegados” que comprometieron su apoyo a Clinton a que se pasaran a su bando.

Pero eso nunca ocurrió, aunque, contra todo pronóstico, Sanders ganó en casi una veintena de estados y logró 12,3 millones de votos.  Clinton, por su parte, consiguió 16,2 millones de votos, incluyendo 1,9 millones de la primaria en California.

A nadie le gusta perder, claro está, y la maquinaria demócrata ha expresado su deseo de darle a Sanders su “espacio” y su tiempo para iniciar la transición hacia la contienda general, y ayudar a unir al partido antes de la convención nacional en Filadelfia (Pensilvania) el mes próximo.

Sanders y Clinton se reunieron en privado la noche del martes, poco después de que ésta ganó la última primaria del calendario en el Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense.  Para entonces, Clinton ya había cimentado los 2,383 delegados necesarios para alzarse de manera extraoficial con la candidatura presidencial demócrata.

Las condiciones de Sanders

Según sendos comunicados emitidos por ambas campañas, la reunión de 90 minutos del martes fue positiva, y ambos analizaron un amplio abanico de temas y metas en común, como un aumento del salario mínimo para la clase trabajadora; la reducción del costo universitario, y una reforma de Wall Street.

También acordaron seguir trabajando en su “agenda compartida”, incluso a través de la plataforma que será desvelada en Filadelfia.

Ya antes de que baje el telón en su escenario, el senador de Vermont, autodenominado “demócrata socialista”, ha tenido influencia en la contienda: logró poner sobre el tapete, por ejemplo, la urgencia de reformar el sistema de financiación de campañas.

Sanders quiere mantener con vida su “revolución política” contra la clase millonaria y los intereses especiales, y volverá a repetirlo durante una videoconferencia programada para esta noche con sus seguidores.

Nadie espera que Sanders anuncie hoy mismo que suspende su campaña, pero entre los demócratas, el deseo es que el senador de Vermont y sus seguidores lleguen a la convención de Filadelfia con buena voluntad política.

De hecho, para empezar a superar los baches en el camino, el Comité Nacional Demócrata accedió a que Sanders nombrara a cinco de los 15 miembros del comité a cargo de elaborar la plataforma política del partido.

Los demócratas, incluyendo el presidente Obama, han elogiado la labor de Sanders para insuflar energía al movimiento progresista y atraer a millones de nuevos votantes, especialmente los jóvenes y los independientes.

Mientras ambas campañas intentan hacer las paces, la de Clinton ya empezó a poner en marcha su estrategia para los comicios generales de noviembre, desatando anuncios televisivos contra Trump.

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