El impacto de descubrir que tu tía es en realidad tu madre
¿Te enfadarías o abrazarías esta nueva red de relaciones?
Imagina que te enteras que las personas que creías que eran tus padres son, en realidad, tus tíos.
Y que la gente que creías que eran tus tíos son tus padres.
¿Te enfadarías o abrazarías esta nueva red de relaciones? ¿Y acabarías sintiendo más cercanía con tus padres biológicos o con las personas que te criaron?
Cuando una pareja no puede concebir, la inseminación artificial y la adopción son opciones posibles.
Pero en algunos casos, miembros de la comunidad asiática que viven en Reino Unido han utilizado un tipo informal de adopción, por el que una pareja le da su bebé a otra dentro de la misma familia lejana, para que lo críen como si fuera suyo.
Es imposible saber cuán común es esto, ya que pocas parejas lo hacen a través del proceso oficial de adopciones, aunque parece que hoy en día es más frecuente que en el pasado.
Puede ser también que esto se mantenga en secreto dentro de la propia familia.
Pero a veces la verdad sale a la superficie, como en el caso de estas cuatro personas con las que habló la estación de radio Asian Network de la BBC.
Huma: “Probablemente, hubiera preferido no saberlo nunca”
Huma, de 32 años, hojea el álbum de fotos de su infancia, pasando fotos de picnics, bodas y días familiares en la playa.
“Siempre la vi como mi tía. Creo que nuestros ojos claramente se parecen, y compartimos algunos rasgos. Pero no tuve ninguna sospecha de que fuera mi madre biológica”.
Huma, que trabaja como consultora en Londres, nació y fue criada en Kenia hasta los cinco meses, cuando fue entregada por su padre a su tía, quien tenía dificultades para tener un hijo.
Fue cuando tenía 17 años cuando su madre biológica -la persona a la que ella había visto como su tía toda la vida- le dijo la verdad durante la fiesta de cumpleaños de su madre adoptiva.
“Me sentí parte de un guión de una película que ella misma había ensayado. Lo dijo de una forma muy emotiva y me quedé intentando asimilar la información. No me generó preguntas, no estaba intrigada, sino simplemente impresionada. Y luego seguí con el resto de la fiesta”.
Le dijeron que no contara lo que sabía porque podría provocar un conflicto en la familia.
Así que ella siguió con su vida de adolescente, a pesar de saber que sus padres eran en realidad su tío y su tía.
Aunque el peso de mantener el secreto afectó a su salud, haciendo que perdiera peso y se retrasara en la escuela.
Ahora Huma ha trabajado en su relación con su madre y su padre adoptivos, pero no se mantiene en contacto con sus padres biológicos.
“Si se hubiera hecho a mi manera, probablemente nunca hubiera querido saber y hubiera preferido seguir viviendo en una burbuja”, dice.
“Hubiera causado mucho menos dolor. Algunas cosas es mejor no decirlas”.
Kulvinder: “Encontré los papeles y me dije, ‘¡Guau!”
De niña, Kulvinder (no es su nombre real) se quedaba a veces a dormir en casa de sus tíos.
En una de esas visitas, cuando tenía 10 años, uno de sus primos sugirió que Kulvinder había sido adoptada y que había papeles que lo demostraban.
“No sabía lo que significaba la palabra adopción, así que lo busqué en el diccionario”, cuenta.
“Mi padre era muy especial con sus archivadores. Tuve cuidado de que no se enterara. Luego encontré los papeles y me dije “¡Wow, descubrir que eres adoptada a los diez años!”.
Todo el mundo en su familia sabía que ella había sido entregada a sus tíos, que no habían podido tener hijos propios.
Ella fue la última en enterarse. Confrontó a sus padres adoptivos, aunque éstos lograron convencerla de que en realidad se lo estaba imaginando, y el tema quedó olvidado.
Luego, unos años después, sus padres biológicos aparecieron un día en la casa, pidiendo que se la volvieran a entregar de vuelta.
“Me acuerdo vagamente de estar en casa y de que viniera mi madre biológica y me agarrara de la mano y me sacara fuera. En un momento me separaron de mis padres adoptivos durante un mes”.
Cuando alcanzó los 18 años, su padre admitió finalmente que era en realidad su tío. Pero en lugar de causar un conflicto, la confesión fortaleció su relación.
Kulvinder vive en el mismo pueblo que sus padres biológicos pero no quiere tener relación con ellos.
Los evita cuando se los encuentra en el templo de oración, solo les dice “hola” al pasar si sus miradas se cruzan.
Surinder Arora: “Dos madres y dos padres: ¡qué suerte tengo!”
Surinder Arora es uno de los empresarios asiáticos más exitosos de Reino Unido, un multimillonario con una flota de hoteles de lujo a su nombre.
Nacido en India, padre de tres hijos, fue entregado a sus tíos a los pocos días de nacer.
Cuando era adolescente, Surinder se juntó con amigos poco recomendables, empezó a faltar a la escuela y a llevar siempre un cuchillo.
Al ver esto, su madre biológica decidió recuperarlo, al tiempo que se mudaba con toda la familia a Londres en busca de una vida mejor.
“Mis hermanos decían, ‘lo hemos entregado, ¿por qué quieres que vuelva a la familia?”, explica Surinder. “Pero mi madre biológica quería que me hiciera una persona más civilizada e insistió en traerme a Inglaterra”.
Fue entonces, en medio de una conversación informal alrededor de la mesa de la cocina, cuando sus padres biológicos le dijeron que era en realidad hijo de ellos.
Surinder, joven y rebelde, se tomó la noticia de forma sorprendentemente calmada.
“Obviamente al principio estaba sorprendido, pero luego pensé: ‘tengo dos madres y dos padres, soy la persona con más suerte del mundo”.
Surinder atribuye su éxito posterior al amor que le mostraron sus dos parejas de padres, cada una con un papel único en su crianza.
Aunque también tuvo momentos en los que se sentía desgarrado entre sus padres biológicos y sus padres adoptivos.
“Recibí una llamada de India diciendo que mi padre había muerto y que mi madre biológica estaba muy enferma de cáncer. No sabía qué hacer, pero mi madre me dijo: ‘Eres su único hijo, vete al funeral”.
“Estoy tan contento de haber ido, guardaré el amor que él me dio hasta mi último aliento. Luego volví y al poco tiempo perdí a mi madre”.
Suneil: “Nos hemos conocido como primos, pero en realidad eres mi hermano”
Suneil (no es su nombre real) no descubrió que su primo era en realidad su hermano hasta que entró en la treintena.
Para ese momento, había conseguido ya el trabajo de sus sueños, se había casado y había tenido hijos.
Un día, leyendo correos electrónicos antes de salir por la noche con su mujer, un mensaje le llamó la atención. Decía “privado y confidencial”.
“Lo que decía era básicamente, aunque nos hemos conocido como primos toda la vida, en realidad eres mi hermano y toda la familia lo sabe. Fue así de repentino”.
Al principio, Suneil intentó sacarse el correo de la cabeza completamente.
Empezó a distraerse con otras cosas, pero el tema lo estaba martirizando y poco a poco empezó a juntar las piezas del rompecabezas, a través de detalles que le proporcionaban sus familiares.
“Lo que entiendo es que su suegro le dijo a mi madre que me entregara porque mis padres adoptivos no podían concebir. Estoy casi seguro de que la conversación fue algo así como ‘el próximo que nazca es tuyo’. Como si hablaran sobre una ronda de té”.
“Cuando por fin nos vimos ya de adultos, nos encontramos de pronto en una habitación como iguales, éramos tan parecidos. Era alguien en el que me podía ver reflejado. No estaba enfadado. Me sentí por fin en casa”.