Gignac, mosquetero perdido
El francés vive un complicado campeonato con apenas cinco dianas, luego de ser la gran figura ofensiva de los Tigres en los últimos dos torneos
El ariete francés André-Pierre Gignac libra una compleja batalla por falta de contundencia, al llevar apenas cinco anotaciones en la temporada y sumar seis duelos sin lanzar al aire un grito de gol, condiciones que echan sobre sus hombros presión extra cuando los Tigres ya están clasificados a la Liguilla y necesitarán de su mejor forma para aspirar al campeonato del actual torneo Apertura.
El campeón de goleo del pasado Clausura 2016 sufre una baja de rendimiento después de consumar un año de ensueño desde su llegada al balompié mexicano. Sus actuales cinco dianas saben a poco, después de ser uno de los pilares con los que los felinos pavimentaron su camino rumbo al campeonato, tras marcar 11 tantos en la fase regular y otros cuatro en la Liguilla del Apertura 2015.
La temporada anterior, su instinto goleador lo catapultó para ser el mejor ariete de la competencia con 13 tantos. Su cúmulo de éxitos en el año futbolístico iluminó su andar para ser galardonado con los premios del “Balón de Oro” a las categorías de “Mejor Delantero” y “Mejor Futbolista”, en el ámbito nacional mexicano.
Temporada distinta
Para Gignac, esta es una campaña diferente, después de que los Tigres apostaron por reforzar su zona de ataque con el argentino Ismael Sosa, quien ahora lidera con siete tantos la tabla de goleadores del equipo, cuya propiedad fue del europeo en los anteriores dos torneos.
Una nube de cuestionamientos sobre su rendimiento acompaña al delantero y en el interior del grupo de los Tigres surgen voces que apelan a su calidad probada en busca de despejar las dudas, y aseguran que una vez que salga del bajón anotador, volverá a ser un gran peligro en las metas con el equipo clasificado a la Liguilla.
“Jamás se va a dudar de su talento y capacidad. Es el primero que tiene que estar tranquilo, y lo está, pasa por un momento en el que siempre se le vincula con el gol, y no los está haciendo, pero también está asociado con el trabajo grupal y eso me pone contento. El otro día, se le vio luchar y leyendo la situación del partido (en el triunfo de visita ante Tijuana)”, analizó Damián Álvarez, su compañero en el ataque.
En la adaptación del ataque Gignac-Sosa, el más afectado es el galo, quien ha sido menos certero ante el arco, en comparación con sus experiencias de antaño. Entre el cúmulo de las estadísticas ofensivas, André-Pierre está a la cabeza en disparos de los Tigres (51), así como los realizados al marco (22), pero está por debajo de Sosa en los goles en el presente curso.
Los actuales estragos de Gignac en la definición son asociados a la decisión del entrenador francés Didier Deschamps para prescindir de él en la convocatoria de la Fecha FIFA que llevó al parón de la liga. Esta fue la primera ocasión que el exdelantero del Olympique de Marsella no fue contemplado por su combinado nacional desde noviembre de 2015.
Este descanso le puede ayudar en la adaptación en el ataque del equipo, que actualmente ocupa la posición 11 con apenas 21 goles; hace un par de torneos, cuando se coronaron, los Tigres lograron 26 en la fase regular con los 11 que aportó Gignac en la fase regular.
Los Tigres cerrarán el campeonato en casa ante los Gallos y luego, se aprestarán a afrontar la Liguilla, en la que arrancarán en el grupo de los favoritos por la calidad de su grupo y con la expectación de que André-Pierre retome su mejor forma.
El sueño imposible
El inmediato impacto de André-Pierre Gignac en el balompié mexicano, llevó al francés a poner la mirada en grandes metas para convertirse en un delantero que trascendiera su época en el fútbol mexicano.
La gloria del título del torneo Apertura 2015 fue la primera meta conquistada y algunos meses después, llegó la siguiente, cuando se erigió campeón goleador del Clausura 2016. Esos brillos hicieron volar su imaginación para investigar cuál era el récord de goles en un torneo corto en México y al saber que era del paraguayo José Saturnino Cardozo, con 29 tantos en el Apertura 2002, dijo que era algo imposible de superar.
“Cuando llegué, uno de mis objetivos, además de ser campeón de liga y de goleo, era anotar el mayor número de goles en un torneo”, comentó Gignac en agosto. “Encontré que el récord era de 29 goles. ¿Quién anota tantos goles en 17 fechas? Es imposible alcanzar la cifra de ese jugador”.
El paso del tiempo es su más grande rival en los anhelos de ser un delantero de época en el balompié tricolor. Ahora cuenta con 30 años y es el jugador más caro en la lisa de la competencia, tras haber costado 8.7 millones de dólares a los Tigres hace un año. Con sus 29 tantos en su historial en México, está muy distante de los grandes goleadores históricos en México.
El brasileño Evanivaldo Castro marcó 312 goles (con Pumas, Atlante, León y los Tigres) para ser el líder. Cardozo se ubica en la cuarta posición con 249 dianas.