Colegio Electoral confirma la presidencia de Donald Trump

El magnate superó los 270 votos del colegio electoral y se confirma que será el presidente de EEUU

WASHINGTON — En medio de fuertes protestas en varias ciudades del país, los 538 miembros del Colegio Electoral se reunieron este lunes para certificar el triunfo de Donald Trump como el 45 presidente de EEUU, y no para ofrecer “resistencia” como exigían los partidarios de la demócrata Hillary Clinton.

Las investigaciones sobre la injerencia de Rusia en las elecciones a favor de Trump aparentemente no han logrado persuadir al Colegio Electoral a que sopese la posibilidad de escoger a un candidato alternativo, o dar la victoria a Clinton.

Trump obtuvo 306 votos del Colegio Electoral, contra los 232 que consiguió Clinton el pasado 8 de noviembre.

Se requieren 270 votos mínimos para ganar la presidencia, dentro de un sistema anticuado que fue concebido por los fundadores del país para darle peso a los estados más pequeños, agrícolas, y menos poblados.

Bajo este proceso, cada estado tiene miembros en el Colegio Electoral según su número de representantes en la Cámara de Representantes, y uno por cada senador. En las urnas, los estadounidenses votan por esos electores que, a su vez, suelen respetar la voluntad de los votantes.

Pero líderes como el exrival de Clinton en la contienda por la nominación presidencial demócrata, el senador Bernie Sanders, se han sumado al llamado para reformar un sistema que consideran “antidemocrático”.

La esperanza de los detractores de Trump era que el Colegio Electoral tomara en cuenta que Clinton aventajó al magnate empresarial con el apoyo de al menos 2,8 millones de personas en el voto popular.

El propio presidente Barack Obama afirmó el viernes pasado que aunque sopesa medidas para castigar el “hackeo” de Rusia en los correos electrónicos del Partido Demócrata, no hay pruebas de que hubo manipulación de las máquinas de votación.

Eso no convenció a partidarios de Clinton, que en las últimas semanas han mantenido una campaña de presión política para frenar a Trump, a quien consideran no apto para la presidencia. Esa campaña incluyó súplicas en videos caseros colgados en YouTube, y hasta amenazas de muerte contra algunos electores pro-Trump.

La revelación de que, según las 17 agencias de inteligencia, el presidente ruso, Vladimir Putin, tuvo mano en el “hackeo” para exponer las deliberaciones de la campaña de Clinton y debilitarla, ha puesto sal en la herida, especialmente por el temor de que Trump se convierta en presunto títere del Kremlin.

De hecho, en el capitolio en Augusta (Maine), el extremo noreste de EEUU,  imágenes de televisión  mostraban pancartas con mensajes como “No permitan que Putin escoja a nuestro presidente”.

Mientras, en Filadelfia, capital de Pensilvania, centenares de manifestantes llegaron hasta el capitolio enfundados en gruesos abrigos, gritando consignas como “No Trump, no KKK, no a un EEUU fascista”, en alusión a grupos supremacistas blancos que lo apoyan.

Una mujer ya no pudo contener su cólera y desde las galerías gritó a los electores: “Nos acaban de dar a Adolf Hitler!”, refiriéndose al líder de la Alemania nazi que gobernó de forma autoritaria y ordenó el Holocausto.

Pero ni las protestas callejeras, ni el alud de cartas, llamadas, y correos electrónicos,  ni la campaña de presión en internet y las redes sociales, han surtido el efecto deseado: en horas de la tarde, cuando 42 estados habían ratificado los votos del pasado 8 de noviembre, Trump tenía ya 304 votos del Colegio Electoral. El estado de Texas, con sus 36 votos, lo puso por encima del umbral de 270.

Trump, quien ha emprendido una gira triunfalista por los estados que lo catapultaron a la presidencia, reprochó las protestas en su contra.

No hay ley federal que exija que los electores voten por quien haya ganado en determinado estado, como tampoco sucede bajo una veintena de leyes estatales.

En Georgia, un bastión republicano que figura en esa veintena de estados, Trump no perdió a ninguno de los 16 miembros del Colegio Electoral.

Michael McNeeley, vicepresidente del Partido Republicano en Georgia, ya había adelantado a la prensa que los electores cumplirían con su tarea, por considerar “imperativo” apoyar a Trump y “los principios conservadores que funcionan para todos los estadounidenses.

En Ohio, el gobernador republicano John Kasich, cuyo nombre sonaba como una alternativa “anti-Trump”, dijo que, por el bien del país y la unidad nacional, es hora de apoyar al presidente electo.

Y aún si hay electores “rebeldes” que cambiasen su voto en contra de Trump, no ha habido hasta ahora casos en que eso altere el resultado final en las presidenciales.

El siguiente paso es que el Congreso, en una sesión bicameral, ratifique los resultados el próximo 6 de enero, pero es un mero formalismo antes de la toma de posesión al mediodía, 14 días después.

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