Trazamos el camino a seguir

Seguiremos luchando por nuestras comunidades

Líderes políticos y activistas se dieron cita en la Conferencia Nacional sobre Ciudades Santuario para compartir experiencias

Líderes políticos y activistas se dieron cita en la Conferencia Nacional sobre Ciudades Santuario para compartir experiencias Crédito: Edwin Martinez | El Diario

Los ataques de Trump contra los fundamentos de la libertad en Estados Unidos son cada vez mayores. El actual gobierno ha atentado contra la salud y seguridad de muchos estadounidenses, y a muchos de nosotros nos preocupa cómo sobreviviremos los próximos cuatro años. Estas amenazas incluyen la prohibición inconstitucional contra los musulmanes; el plan para construir un muro de $20 mil millones en la frontera (subsidiado por recortes vitales a programas que proveen una red de seguridad, como los programas después de las clases y de comidas a domicilio); la desastrosa propuesta de Trumpcare, que dejaría a millones de estadounidenses sin seguro médico a la vez que aumentaría las primas que pagan las familias de clase media y trabajadora, además del financiamiento de un enorme recorte tributario para los súper ricos.

A medida que el shock inicial de noviembre de 2016 se desvanece, tanto las personas como las organizaciones en todo el país tienen gran dificultad para definir el camino a seguir. Para muchos, particularmente los de la generación del milenio, el camino a seguir debe promover una exigencia clara y contundente de que se respeten los derechos fundamentales que debieron ser nuestros al nacer, no simplemente un deseo de volver al statu quo del gobierno pasado.

Mientras nos esforzamos por encontrarle el sentido a todo, nos azotan repetidamente propuestas políticas que amenazan a nuestras comunidades y hacen que los grupos más vulnerables teman por su salud y seguridad. Sin embargo, al mismo tiempo, un vigoroso espíritu de resistencia está impulsando a muchos estadounidenses al activismo.

Afortunadamente, no hay necesidad de reinventar la rueda con respecto al activismo. Mientras los estadounidenses por todo el país buscan maneras de convertir la protesta en resistencia eficaz, una coalición de grupos comunitarios se ha dedicado a proteger la democracia y a los más amenazados por las medidas de Trump.

Los grupos comunitarios fueron responsables por muchas victorias inesperadas en las elecciones del 2016, entre ellas aumentos en el salario mínimo en cuatro estados a favor de cinco millones de personas y leyes sobre horarios laborales justos en Seattle y San José. El poder de estos grupos está aumentando, ya que los trabajadores, particularmente las comunidades de color, están buscando maneras de organizarse mejor, pues sienten el peso de la creciente reducción de sus derechos.

Mi entidad, el Center for Popular Democracy, hará una inversión significativa en la creación de una infraestructura permanente de organización para nuestros 43 aliados en diferentes estados, pues reconoce que muchos carecen de suficientes fondos y personal.

Nuestro papel es elevar las voces y empoderar a nuestros aliados por medio del reclutamiento de miembros, hacer campañas digitales innovadoras y crear narraciones con impacto. Este no es el único método de resistencia. Nos estamos volcando a las calles para mostrarle a Trump que lucharemos sin tregua para combatir sus ataques contra nuestra libertad.

En enero, en apenas unos cuantos días, organizamos con nuestros aliados organizamos una manifestación en Filadelfia en contra de la derogación de la Ley de Salud de Bajo Precio (Affordable Care Act), a la que acudieron 10,000 ciudadanos preocupados. Un par de días más tarde, nuestro asociado Make the Road New York organizó manifestaciones en el aeropuerto JFK para protestar en contra de la prohibición de viajes por Trump, lo que resultó en actos similares en aeropuertos de todo el país.

Luego nos enfocamos en Uber, cuyo director ejecutivo era miembro del consejo asesor sobre negocios de Trump. Renunció tras protestas en todo el país frente a las oficinas de Uber. Nuestro siguiente blanco fue Disney, y nos enfrentamos a su director ejecutivo en una reunión de accionistas en Denver.

En nuestra siguiente batalla, volvimos a la lucha por atención médica de bajo precio. Cientos de manifestantes se volcaron en Washington, DC el 23 de marzo, en el séptimo aniversario de la promulgación de la Ley de Salud de Bajo Precio por el presidente Obama, para protestar contra los planes de los republicanos de derogar esta ley, que ofrece cobertura a millones de estadounidenses.

Durante la manifestación organizada por CPD, llamada #WeFightBack, marchamos desde Freedom Plaza hasta el Hotel Trump y luego a la Casa Blanca para oponernos a la derogación de esta ley. Como símbolo de los 24 millones que perderían el seguro médico con este desastroso plan, arrestaron a 24 de nosotros después de que nos rehusamos a ceder terreno frente a la Casa Blanca. Esta lucha es muy personal para mí. Mi esposo tiene esclerosis múltiple y, si se hubiera promulgado Trumpcare, podría enfrentar discriminación por enfermedad previa, además de costos más altos.

En la lucha

En esta lucha, hay lugar para todos nosotros. Debemos encontrar nuestro camino juntos. Nuestra democracia debe beneficiar a todas nuestras comunidades, no solo los intereses particulares y a los acaudalados. Debemos hacer que los legisladores rindan cuentas por sus actos e instarlos a que se pongan de lado del pueblo y no defiendan a los adinerados ni promuevan divisiones entre nosotros.

Somos una nación de inmigrantes, y la diversidad de nuestras comunidades contribuye a fortalecer este país. Seguiremos organizándonos (en las calles y municipalidades) para lograr el cambio que queremos. Rechazamos la plataforma de temor e intolerancia del presidente Trump y el Partido Republicano, y estamos unidos para defender a nuestras comunidades.

La semana pasada, en su primera Convención de Liderazgo, que congregó a los líderes de nuestros 43 aliados, la red de CPD ratificó su plataforma, que nos alienta a alzar nuestras voces y exigir una economía justa que apoye a las familias trabajadoras, acceso a educación pública de alta calidad, aire y agua no contaminados, vivienda segura y económica, y un sistema penal justo que no perjudique a las comunidades de color. También lucharemos por un gobierno que respete los derechos de los inmigrantes, independientemente de su estado legal, y que proteja el derecho al voto de los estadounidenses, que se ve cada vez más amenazado por leyes restrictivas de identificación al votar en muchos estados controlados por los republicanos.

Nos seguirá guiando esta convicción: por medio de nuestros actos colectivos, trasformaremos a Estados Unidos en un país donde todos tienen derecho a la dignidad y todos los trabajadores ganan un salario de subsistencia; donde se respeta la vida de los afroamericanos y, lo más importante, donde todos gozan de las libertades que nos promete la Constitución.

(Jennifer Epps-Addison, JD, es presidenta de la red y codirectora ejecutiva del Center for Popular Democracy, una organización nacional que promueve la justicia social y racial).

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