¿Casarse mejora o empeora tu salud?

Los estudios acerca de la relación entre el bienestar y el estado civil son contradictorios. La mejor medicina para ti y tu unión es decirte a protegerla hoy mismo

Sin importar tu estado civil, probablemente has escuchado alguna vez que las personas casadas gozan de mejor salud. Esta idea no ha surgido del vacío. A lo largo del tiempo, diversos estudios realizados en distintas partes del mundo la han validado.

Nueva evidencia, sin embargo, invita a mirar con ojo crítico estos hallazgos y arroja una nueva versión sobre la realidad de los esposos. En el estudio “El ambiguo enlace entre el matrimonio y la salud”, publicado recientemente por Social Forces, el sociólogo Matthijs Kalmijn, detalló las conclusiones de una muestra nacional representativa que incluyó a sobre 11,000 adultos suizos.

El propósito de esta investigación fue poner en perspectiva muchos cabos sueltos acerca del tema, en parte debido a las críticas que han surgido por parte de sociólogos que destacan las ventajas de la soltería en un mundo donde ser soltero todavía es considerado fuera de la norma.

El resumen del estudio llama la atención al hecho de que “el impacto de la pérdida (divorcio) es aproximadamente tres veces más fuerte que el impacto de la ganancia (contraer matrimonio), y los efectos de esta ganancia son usualmente muy pequeños”. Es decir, casarse supone aceptar la posibilidad de una separación, decisión que usualmente requiere de un proceso de adaptación muy difícil.

Bella De Paulo, psicóloga y estudiosa del tema de la soltería, analizó el estudio en su columna de opinión en el New York Times y lo abordó más ampliamente en un artículo de la revista Phsycology Today. La doctora explica que la investigación suiza tomó 16 años. A lo largo de este periodo, los participantes tuvieron que responder varias preguntas acerca de su salud general y sus enfermedades.

“Si casarse hace que la gente sea más saludable, entonces, la gente que se casa debería reportar mejor salud y menos enfermedad que cuando eran solteros. Si los beneficios que las personas obtienen al casarse (amor y apoyo, y alguien que se asegure de que comes tus vegetales y no bebas o fumes demasiado) se acumulan con el tiempo, entonces la salud debe mejorar a medida que pasan los años. Nada de esto ocurrió”, aclara la doctora, quien también cita en su artículo otros estudios que contradicen la premisa de que casarse “es bueno para la salud”.

Pero, al margen de lo que indiquen los estudios, lo que personas solteras, casadas, separadas o que conviven pueden hacer para estar saludables y sentirse bien es asumir la responsabilidad de cuidarse y cuidar la calidad de su relación.

Tú puedes cuidar tu matrimonio

Para lograrlo, la doctora Mary Ann González, consejera profesional, terapeuta de parejas y terapeuta sexual, ofrece los siguientes consejos:

Desarrollen la costumbre de separar INTENCIONALMENTE pequeños espacios de tiempo de pareja. Aparte de las “supervacaciones” de cruceros y otros viajes, la pareja necesita hacer espacios (solo para ellos) en el diario vivir.

Quizá almorzar juntos una o dos veces en semana, salir a comer helado cada dos viernes o lo que la agenda permita.

Cultiven con frecuencia la sensualidad y no pospongan la sexualidad. No quiere decir que todos los días deben tener relaciones sexuales, sino que nunca deben perder la sensualidad de una leve caricia de pasada, un texto insinuante, un gesto sexy o, quizá, una broma pícara (lo que se ajuste al tipo de relación que tengan). Pero no olviden que la sexualidad es lo que comparten exclusivamente como pareja.

Traten de descubrir cosas nuevas como pareja. Quizá es una nueva fascinación por clases de tango o de cocina, lanzarse de un paracaídas o un nuevo pasatiempo. Nunca piensen que ya conocen todo lo que son como pareja; siempre hay nuevas cosas por descubrir.

De forma razonable y moderada, dense tiempo para espacios personales, para que cada uno tenga sus propias actividades y experiencias. El respeto al espacio personal ayuda a la salud de la pareja; además de darles la oportunidad de extrañarse, les provee temas de conversación.

Tengan un proyecto de pareja y, cada cierto tiempo, separen tiempo para conversar sobre ese proyecto en común. Sueñen juntos, planifiquen juntos y hagan juntos. Puede ser algo tan trascendental como comprar una propiedad, tener o adoptar un bebé, poner un negocio; o algo tan inmediato como hacer un jardín. Después que realicen su proyecto de pareja, escojan un nuevo proyecto; les dará un propósito, y la satisfacción de completarlo los unirá más.

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