Sloane Stephens, heredera de las hermanas Williams, gana el US Open

La estadounidense no encontró rival en su amiga Madison Keys, con la que se fundió en un emotivo abrazo tras el partido

Sloane Stephens, pletórica con el trofeo de campeona del US Open.

Sloane Stephens, pletórica con el trofeo de campeona del US Open. Crédito: Darren Carroll | USTA

QUEENS, NY – Madison Keys tiró la bola a la red. Sloane Stephens levantó los brazos para celebrar la victoria e, inmediatamente, ambas finalistas se fundieron en un interminable abrazo en el medio de la pista del Arthur Ashe bajo el aplauso de 23 mil espectadores.

Fue sin dudas el mejor momento de la final femenina del US Open, un partido que no tuvo historia porque Keys, 22 años, no fue rival para Stephens, 24, que se llevó su primer “grande” y un cheque de $3.7 millones de dólares.

El abrazo de dos amigas que hoy fueron rivales.
El abrazo de dos amigas que por un día fueron rivales.

Keys estuvo perdida todo el partido, nerviosa y con rostro serio. Pero tras la derrota por 6-3 y 6-0, se sentó junto a Stephens –en vez de estar cada una en su silla– y ambas charlaron como buenas amigas mientras esperaban la ceremonia de entrega de premios.

“Sloane es una de mis personas favoritas. Jugar contra ella era muy especial. He perdido, pero estoy contenta por ella”, dijo Keys de la ganadora antes de recoger su premio por el segundo puesto. “Si me hubieran dicho hace dos meses que iba a tener el trofeo de finalista en el US Open, estaría muy orgullosa y contenta”.

Stephens tampoco se quedó corta en los elogios hacia su rival de hoy.

“Madison es mi mejor amiga en el circuito. Me hubiera gustado que se pudiera empatar”, dijo la campeona, que hace sólo cinco semanas era la número 934 del ranking mundial.

Acabada la tensión del partido, parecían inseparables.
Acabada la tensión del partido, parecían inseparables.

“Cuando tuve una cirugía en 2013 me dijeron que ganar el US Open sería imposible. Mi viaje para llegar aquí ha sido increíble y no lo cambiaría por nada en el mundo”, añadió Stephens, que a partir del lunes ascenderá al puesto 17.

Un partido que duró 5 juegos

La tarde era fresca en Corona Park y, aunque las dos estadounidenses salieron con fuerza desde el primer punto, retándose a raquetazos desde el fondo desde la pista, la igualdad inicial se terminó pronto.

Stephens, más controlada en sus golpes, logró en el quinto juego romper el servicio de Keys, que comenzó a cometer demasiados errores no forzados. La 83 del mundo se llevó el primer set con facilidad.

Quizá atenazada por los nervios, quizá desanimada por haber dejado escapar el primer set, la pupila de Lindsay Davenport no ofreció resistencia alguna en la segunda manga y el partido se terminó por la vía rápida.

Torneo de color estadounidense

Stephens y Keys son dos jugadoras que a principios de año estaban de baja por diferentes cirugías. Su torneo fue sorprendente, ya que no sólo ninguna de las dos había jugado antes una final de Grand Slam, sino que nunca habían pasado de octavos de final.

Entre ellas sólo se habían enfrentado una vez antes, también con victoria de Stephens.

El torneo femenino de este US Open estuvo dominado por las estadounidenses, ya que las finalistas también venían de superar a dos compatriotas (Venus Williams y Coco Vandeweghe) en sus semifinales.

Era la décima vez que dos jugadoras de Estados Unidos disputaban la final del US Open. Las dos últimas, en 2001 y 2002, las protagonizaron Venus y Serena Williams. De las 130 ediciones disputadas, 93 ha ganado una tenista local.

Stephens, la adolescente prodigio que no acababa de explotar como estrella y que sufrió lesiones en un pie y en su muñeca, se convierte ahora en la gran candidata para emular los éxitos de las hermanas Williams.

Pese a la derrota, Keys se coloca en el puesto 12 del ranking y se lleva a casa un cheque de $1,825,000 dólares.

Eso sí, si esta noche celebra con su amiga, la cuenta corre de parte de la ganadora.

“Mil por ciento. Seguro”, dijo Keys preguntada si estaría dispuesta a ir a la fiesta de Stephens. “Ella tiene que pagar los tragos. Todos los tragos”.

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