Vicisitudes del TLCAN

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está en una etapa de sobrevivencia.  La administración Trump, misma que está enfrascada en un ambiente local de constantes trifulcas, ha visto al TLCAN como un mecanismo de reorganización de sus bases políticas.

Recordemos que uno de los baluartes de la candidatura de Donald Trump a inicios de su campaña política fue polarizar al país a partir de una política migratoria que estaba directamente ligada con el tratado de comercio internacional con México.

“Los inmigrantes mexicanos son unos violadores”, sostuvo frente a los medios de comunicación nacional.  Sus palabras despertaron los sentimientos raciales más virulentos contra la población latina.

A esa retórica racista-antiimigrante, los estrategas de Trump le agregaron el elemento TLCAN para buscar el apoyo de un sector industrial en medio de un periodo económico de recuperación.  Queda claro que estas políticas se aferraron a las mentiras debido a que aparentemente condenaron miles de trabajos de clase media al otro lado de la frontera.

En vista de sus desaciertos políticos a nivel local e internacional, el TLCAN nuevamente se convierte en la carta de presentación del gobierno de Trump para reorganizar y estimular el apoyo de los trabajadores del sector industrial del país.

En la Cuarta Ronda de negociaciones que se llevó a cabo recientemente en Arlington, Virginia, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, presentó un proyecto altamente destructivo para los intereses de los tres países.

La “cláusula de vigencia” –establecida en un tiempo arbitrario de 5 años por el gobierno de Trump— ha concitado la atención de los medios de comunicación, sin embargo las “reglas de origen” son el punto neurálgico de la mesa de negociaciones.

Políticamente, la cláusula de vigencia no le da un ápice de apoyo de las bases políticas en el sector industrial al gobierno de Trump.  Está clausula crea incertidumbre inmediata en las relaciones comerciales entre Estados Unidos, Canadá y México debido a que los empresarios no obtendrían garantías jurídicas a sus inversiones millonarias.

Cualquiera de los tres países podría declararse fuera del TLCAN al cabo de esos 5 años sin establecer un argumento válido de desvinculación.  Los representantes mexicanos lo llamaron la cláusula de la “muerte súbita” por su contenido destructivo.

Por su parte, las “reglas de origen” es la “carta oculta” en la manga del gobierno de Trump.  Los norteamericanos buscan que los materiales construidos en México tengan un 50% de construcción inicial en Estados Unidos.

Estados Unidos se estaría poniendo la soga al cuello con esta política.  Los productos creados aquí jamás competirían con productos chinos que tienen un valor laboral extremadamente reducido.

Empero, la propuesta del 50% de reglas de origen le permite estimular las bases políticas que habían estado abandonando a Trump.  Es una propuesta de doble filo en donde el único beneficiario es Trump.  Tanto el país como los trabajadores pierden.

-Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move.   

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