Editorial: Heridas de Trump que perduran

La realidad es que la empatía no es un sentimiento de este Presidente

Seguramente que es difícil y triste la comunicación entre el comandante en jefe y la familia de un soldado muerto, no debería ser algo controversial. En la era Trump es distinto, en que cada acción y comentario del Presidente termina siendo divisivo.

La pregunta inicial fue muy simple y natural al Presidente Donald Trump: ¿Por qué no escuchamos nada de usted sobre los soldados que murieron en Niger?

La respuesta también pudo ser simple, pero Trump siendo Trump no lo fue.

El presidente la interpretó como una crítica personal. Se enredó hablando de algo que no le preguntaron específicamente, su comunicación con los familiares de los soldado fallecidos. Luego la embarró del todo criticando la manera que Barack Obama, y otros mandatarios anteriores, actuaron en esa situación.

Es muy molesto cuando el ego del Presidente, como este caso, convierte todo en algo personal. Es cansador que Trump necesite insultar o rebajar a otra persona para justificar sus acciones. Es indignante que en este proceso no diga la verdad sobre la otra persona.

Después de eso es inevitable que los medios corrijan lo que no es cierto respecto a lo que dijo sobre los presidentes anteriores y averigüen de qué manera se comunicó Trump con los familiares fallecidos.

Si los medios no preguntan, no hacen su trabajo, como tampoco lo harían si dejan pasar las inexactitudes del presidente -especialmente cuando ataca a otros. Menos, si no reportan cuestiones inusuales como prometerle US$25,000 dólares al padre de un soldado fallecido y no cumplir con ello hasta que se reveló en la prensa.

La realidad es que la empatía no es un sentimiento de este Presidente. Cuando se demuestra esto, se vuelve al giro cuando Trump denuncia rump que esas son “noticias falsas” .

Aquí también se puede hablar del tenue respeto de Trump hacia lo militar, a pesar de estar rodeado de generales y exaltar al soldado estadounidense. El respeto se termina cuando su ego o su necesidad política se cruzan en el camino, creando situaciones como estas. Pero eso es otro tema.

La respuesta inicial de Trump, y las posteriores, son divisivas, son agresivas. El Presidente tiene dificultad para hablar sin atacar a otros. Para él todo parece un encuentro en donde si no gana, pierde. Y sabemos que no le gusta perder.

El espíritu innecesariamente confrontativo está envenenando nuestro país. Es el Presidente es el que inicia la comparación ponzoñosa que desemboca en la controversia en el caso de los soldados muertos en Niger. Luego Trump se muestra perseguido por la prensa.

El Presidente está creando una crisis seria, aumentando la tensión sociopolítica de esta manera. Crea divisiones que seguirán entre nosotros después de que la presidencia Trump haya pasado al basurero de la historia. Estas son heridas que tomarán mucho tiempo y esfuerzo para cerrarlas.

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