Centroamericanos llegan a Tijuana y piden asilo en nombre de La Guadalupana

Llenos de fe más de 400 indocumentados realizan su Viacrucis Guadalupano

MÉXICO – Menos mal que hace dos semanas la salvadoreña Olivia Cáceres se “encomendó’’ a la Virgen de Guadalupe porque su hijo enfermó en cuanto la familia dejó atrás la Ciudad de México hace dos semanas junto con los 400 migrantes centroamericanos que integraron el Viacrucis Guadalupano, algunos de los cuales,  hoy solicita asilo en Estados Unidos desde Tijuana.

“La fe nos mantiene en pie’’, dice en entrevista telefónica con este diario después de recorrer más de 2,000 kilómetros entre fiebres y tos y espasmos del pequeño.

Cáceres y su familia -integrada por dos niños de uno y cuatro años de edad y el padre de éstos- son parte de un grupo que recorrió México de sur a norte por más de 1800 kilómetros en una caravana organizada por la asociación binacional Pueblos sin Frontera que busca el reconocimiento de la migración forzada por la inseguridad en Centroamérica como una crisis humanitaria.

A México exigieron el libre tránsito y a Estados Unidos la posibilidad de refugio lejos de las penurias de sus países .

“Nosotros estábamos tranquilos con nuestro negocio de zapatos en la provincia de Santa Ana, pero hace cuatro años llegaron las pandillas de la Mara Salvatrucha y comenzaron a pedir dinero (extorsión) y ya no nos dejaron trabajar, ya no ganábamos ni para pagarles la cuota y entonces nos empezaron a amenazar, que sabían donde estaba el kínder de mi hijo y así ya no se puede vivir’’.

Por ello tomaron sus cosas y dejaron atrás  el pueblo para sumarse al Viacrucis Guadalupano (que lleva su nombre en honor en honor a la Mariana, “La Madre de América’’, dicen) en la ciudad fronteriza de Tapachula, Chiapas, y de ahí partieron a pie y sobre el tren de carga que los indocumentados utilizan clandestinamente.

Irineo Mujica, activista de Pueblos sin Fronteras quien acompañó el viaje, informó que en el camino fueron apoyados por agentes de la Secretaría de Gobernación y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos,  aún así, en algunos tramos el contingente de migrantes fue víctimas de algunos robos (en Culiacán, Sinaloa), pasaron hambre y frío.

“En el camino se quedaron algunos, muchos en Mexicali y finalmente a Tijuana llegamos 170, de los cuales sólo 50 pedirán formalmente el asilo’’, detalló. “Muchos prefieren quedarse a trabajar en la frontera o intentar cruzar por su cuenta, la solicitud de asilo es un largo y difícil proceso que no todos quieren pasar“.

Para la caravana fue importante visibilizar que en los casos de persecución de las pandillas en sus países  el asilo en México no es la mejor opción. “Puede ser una condena a muerte tan manifiesta como en Honduras, El Salvador o Guatemala pues la persecución de grupos criminales  se extiende al territorio mexicana’’.

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