Una carrera contra el racismo

Simran Jeet Singh, Sij, profesor de religión y maratonista, se ha enfrentado a insultos racistas durante la maratón más grande del mundo debido en su aspecto físico. Esta vez, la meta es correr para luchar contra la discriminación

Simran Jeet Singh (izq.) junto a su amigo, el doctor Jasdeep Singh Mangast, de 30 años, quien compitió este año por primera vez.

Simran Jeet Singh (izq.) junto a su amigo, el doctor Jasdeep Singh Mangast, de 30 años, quien compitió este año por primera vez.  Crédito: Estephani Cano | Cortesía

Lo primero que Simran Jeet Singh, de 33 años y residente de Manhattan, dijo este domingo al cruzar la línea de meta de la emblemática Maratón de Nueva York fue: “Gracias a dios”.

Estaba exhausto, los pies le ardían y sentía que le faltaba el aire. Sin embargo, para este practicante del Sijismo, haber recorrido las 26,2 millas de la llamada ‘maratón más grande del mundo’, no solo representó un reto físico, sino que fue una declaración política.

“Estar aquí es mostrarle al mundo que yo soy parte significativa de la sociedad como cualquier otra persona (…) desafía los estereotipos”, dijo Singh, originario de San Antonio, Texas y profesor de religión en Trinity University.

En sus clases, Singh enseña sobre discriminación religiosa y el mismo se considera un “activista contra el racismo”, precisamente porque ha tenido que enfrentar en carne propia la tensión racial latente en el país.

El año pasado, en medio de la multitudinaria carrera, una de las voluntarias de la maratón se negó a darle agua llamándolo ‘musulmán sucio’”, cuenta.

Pocas millas después, “un hombre les gritó a las personas que estaban delante de mí que corrieran más rápido, porque ‘ese tipo de ISIS’ los estaba persiguiendo”.

De los ocho años que lleva viviendo en Nueva York, Singh ha completado la carrera en seis ocasiones consecutivas. Según él, casi todas las veces tuvo que enfrentarse a comentarios racistas basados en su aspecto físico.

“Me han llamado talibán, (Osama) bin Laden, y hasta terrorista”, asegura.

Pese a ser una religión muy diferente, con un libro sagrado único, tradiciones de iniciación y rituales propios, a menudo los Sijs son confundidos con musulmanes debido a su color de piel, a que suelen llevar una barba nutrida y a su tradicional turbante en punta llamado dastar, que a primera vista parece un tipo de turbante usado por musulmanes afganos.

Singh, lleva orgulloso el atuendo de su religión ancestral y no se muestra ofendido con la confusión. No obstante, “lo realmente frustrante para mi es que la gente no puede aceptar las diferencias al punto que sienten odio por ellas (…) que usen la ignorancia para impartir odio”, explica.

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center, la comunidad Sij ha sido blanco de incidentes de violencia y crímenes de odio antimusulmán. Apenas un mes después del 9-S, el grupo Sikh Coalition, que se ha convertido en la mayor organización sij nacional de defensa de los derechos civiles, documentó más de 300 casos de violencia y discriminación contra esa comunidad en Estados Unidos.

“Estos incidentes han incrementado desde el año pasado”, dice Singh, refiriéndose a lo que él llamo “los efectos” de la combativa campaña presidencial y la retórica incendiaria y antimusulmana de Donald Trump.

Las palabras de Singh, hacen eco de los datos recogidos en los departamentos de policía del país por el grupo no partidista Center for the Study of Hate & Extremism. Según el estudio, los crimines de odio a minorías étnicas se incrementaron en un 20% desde el día de las elecciones en 2006. El aumento de crímenes hacia musulmanos y Sijs es desproporcionalmente más alto.

En el marco del ataque del pasado martes en el Bajo Manhattan, cuando un hombre arremetió con una furgoneta contra los transeúntes y dejó un saldo de ocho muertos y una docena de heridos, la ciudad de Nueva York tomó precauciones exhaustivas para la maratón.

Fuerzas de orden federales, estatales y locales se explayaron por toda la ciudad y un número récord de camiones de arena y vehículos bloqueadores del Departamento de Policía fueron alineados estratégicamente en las carreteras.

Las autoridades también aumentaron el número de equipos de observación y francotiradores listos a responder ante cualquier alerta de peligro. A su vez, miles de oficiales uniformados y vestidos de civil fueron asignados en las rutas de la maratón a lo largo de los cinco condados de la ciudad, desde Staten Island, hasta Central Park en Manhattan.

“La maratón continúa porque Nueva York continúa”, dijo el gobernador del estado, Andrew Cuomo, durante una conferencia de prensa poco después del ataque del martes.

“Seguimos adelante juntos y avanzaremos más fuertes que nunca, no vamos a dejarlos ganar”, agregó.

Singh, también tomó una precaución especial en esta ocasión: recurrir a su religión para combatir precisamente a quienes lo discriminan por su sistema de creencias.

“Mi religión me enseña que no importa cómo te trate la gente, siempre debes responder con amor”, dijo. “Y si algo he aprendido de todo esto, es que de un incidente negativo nacen cien respuestas positivas”.

La cuadragésimo séptima versión de la maratón neoyorquina acogió a más de 50,000 participantes de 125 países, 12.000 voluntarios y alrededor de 2.5 millones de espectadores. Como todos los años, un clima de diversidad vistió a los cinco condados de la ciudad con banderas multicolores y porras de aliento en diferentes idiomas para los corredores.

Pocas cuadras después de la línea de meta, Signh se detiene unos minutos en medio de la multitud y el ruido para hacer un repaso de la carrera. El resultado es más que grato: un tiempo de 4:16:17 —mejor que el año pasado—, su sexta medalla de triunfo, y cero comentarios negativos.

“Este año solo recibí amor y buenas energías (…) vi a un Nueva York unido, una ciudad que, aunque reconoce las cosas terribles que están pasando en el país, también se levanta a pelear por la justicia”, dijo.

“Los buenos son más” agregó.

En esta nota

Maratón de Nueva York Nueva York
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain