El rostro hispano de Sleepy Hollow

Una creciente comunidad hispana ha cambiado en los últimos años el rostro de la legendaria ciudad de Sleepy Hollow, famosa en toda la nación por el relato “La leyenda de Sleepy Hollow (El Jinete sin cabeza)” del escritor neoyorquino Washington Irving.

Los primeros residentes hispanos se establecieron en la década de 1980 en la histórica ciudad del condado Westchester. Uno de los habitantes latinos más antiguos de Sleepy Hollow es el bodeguero dominicano Luis Díaz, co-propietario de Las Américas, un negocio ubicado en la calle Cortlandt.

Díaz, quien viven en la ciudad por más de 30 años, comentó que en la década de 1990 la población latina era principalmente caribeña, incluyendo cubanos, dominicanos y puertorriqueños. Sin embargo, en la última década la población de mayor crecimiento proviene de Ecuador, seguida por inmigrantes de México. El comerciante dijo que algunas familias de Costa Rica, Perú, Chile y Guatemala también se han mudado a la zona.

“Los antiguos residentes blancos se fueron mudando al norte de la ciudad conforme fue creciendo la comunidad latina. Las familias blancas buscaron zonas más exclusivas y los hispanos ocupamos las propiedades menos lujosas. En la avenida Beekman hay negocios latinos que han estado ahí por al menos 20 años”, comentó Luis. “Esta bodega ha estado aquí por 40 años, pero mi familia la compró hace 25 años y ahora tiene ese colorido hispano. La economía comenzó a crecer aquí desde que los latinos pusieron sus negocios”.

El bodeguero dijo que la llegada de inmigrantes ecuatorianos y mexicanos ha revitalizado aún más la histórica ciudad, fundada en 1640.

“Los autobuses escolares de Sleepy Hollow están repletos de niños ecuatorianos y mexicanos. De cada 10 estudiantes, por lo menos seis son de esas nacionalidades. Me alegra mucho que estas familias se muden a la ciudad”, agregó Luis.

Las estimaciones de Luis se acercan demasiado a las cifras del Censo. Según la agencia, de los 9,870 habitantes de Sleepy Hollow, 5,038 son hispanos o de ascendencia latina, esto es el 51% del total de la población.

Los mexicanos representan el 1.5% de la población, mientras que puertorriqueños y cubanos representan el 3.4% y el 1.5% respectivamente. El 45% restante de la población latina se conforma principalmente por inmigrantes ecuatorianos, centroamericanos y sudamericanos.

Los funcionarios de la ciudad reconocen el aporte de los latinos y les dan la bienvenida a los nuevos residentes.

“La comunidad hispana de Sleepy Hollow representa a más de la mitad de la población de la ciudad y ha contribuido en gran medida a la economía local. Lo hacen como dueños de negocios, empleados y consumidores”, dijo Anthony P. Giaccio, administrador de la ciudad. “Muchos de los negocios locales tienen éxito porque atienden a la comunidad hispana local y esto ayuda a la ciudad en general. La ciudad espera que esta tendencia continúe a medida que una nueva ola de inmigrantes se mude a Sleepy Hollow y les damos la bienvenida”.

Décadas de revitalizar la economía de Sleepy Hollow

El comerciante mexicano Ciro Priego, de 36 años y residente de Queens, estableció hace dos años su negocio Tijuana Mexican Grill en la avenida Beekman. Es uno de los restaurantes latinos más nuevos de la zona.

“Hemos crecido tanto que ahora los latinos también somos parte de la Cámara de Comercio de Sleepy Hollow. Somo bienvenidos, los antiguos residentes nos han hecho parte de su ciudad, están contentos de que aportamos económicamente con nuestros negocios, pero también enriquecemos su historia con nuestra cultura y tradiciones, como el Día de Muertos”, comentó Priego.

El comerciante dijo que el éxito de los nuevos negocios hispanos de Sleepy Hollow se debe a la persistencia de los primeros negociantes, quienes se arriesgaron a abrir las puertas de sus establecimientos cuando la población hispana aún era la minoría.

Entre los negocios hispanos más antiguos del distrito comercial de Sleepy Hollow está la mueblería del comerciante peruano Miguel Salazar, establecida por más de 20 años en la intersección de la avenida Beekman y N Washington.

“Todos aquí conoce a don Miguel, su negocio fue de los primeros en ofrecer servicios en español”, dijo una de sus empleadas.

A un costado se encuentra la tienda de artesanías y bordados de la familia ecuatoriana Méndez, quienes llegaron a la ciudad hace 17 años.

“Es como estar en el Ecuador, hay muchas familias de mi patria haciendo vida en Sleepy Hollow. Muchos vienen a la tienda de mi hermana a buscar los bordados de sus ciudades y pueblos, y ni se diga de los restaurantes. Ahora hay muchos restaurantes ecuatorianos, mi gente ha venido aquí a prosperar”, dijo Nelly Méndez, copropietaria del negocio.

“En Sleepy Hollow se habla español ecuatoriano”

La peluquera ecuatoriana Yoli Arévalo, de 45 años, contó que la mayoría de inmigrantes de Ecuador en Sleepy Hollow proviene de la región interandina, que se extiende de norte a sur por los Andes.

“Hay mucha gente de las provincias Pichincha, Carchi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay y Loja. Nos gusta el trabajo duro y la paz, por eso aquí es el lugar ideal para criar a los niños, porque es muy tranquilo. No se sufre de discriminación, la gente nos mira con buenos ojos”, dijo Arévalo.

Rosa Aguilar, una clienta de Arévalo, comentó que el “español ecuatoriano” se escucha en toda la ciudad.

“Mis compatriotas trabajan en la construcción y en los jardines de las casas, se abrieron camino. Aquí es como un pequeño Ecuador, nos conocemos todos los vecinos”, comentó la madre. “En la ciudad de Nueva York hay mucho ruido, mucha violencia. Aquí se vive en paz, no hay miedo de salir a la calle y que alguien te robe. Todos sabemos quiénes somos y de dónde venimos, no conocemos y nos ayudamos, es bonito aquí para mis hijos”.

Aguilar comentó que el crecimiento de la comunidad hispana en Sleepy Hollow es incluso notorio en las escuelas. Según cifras del Departamento de Educación del estado, el 67% de los estudiantes de la secundaria de la ciudad es de minorías, la mayoría de origen latino.

“Hay futuro para nosotros en esta ciudad”, agregó Aguilar.