La Víbora: Urge que Alejandra Guzmán demande a su cirujano plástico

A nuestra serpiente crítica del entretenimiento no se le escapa nadie

El otro día pasé el susto de mi vida. Abrí mi página de Facebook y alguien había compartido la transmisión en vivo que estaba haciendo Alejandra Guzmán. ¡Ay, diosito!, pensé que Michael Jackson había revivido. Pero no, era la mismísima rockera hablando de sus proyectos y de no sé cuánta cosa. De repente también pensé que era Cirugía Méndez, pero, ya que la vi bien confirmé que era la hija de Silvia Pinal.

Ustedes dirán que soy una exagerada, pero hubieran reaccionado igual si hubieran abierto ese video a la medianoche, como me pasó a mí. Los que ya lo vieron estarán de acuerdo conmigo con eso de que la cantante parece muerto viviente con esas operaciones que se acaba de hacer en la cara. Y además, como le dijo una seguidora, tal parece que no aprendió la lección luego de que la dejaran toda traqueteada con las cirugías que se hizo en los glúteos.

Miren, yo estoy de acuerdo con que la gente –hombres y mujeres– se operen lo que les dé la gana para verse mejor. Pero que sea para eso: para verse mejor, no para andar espantando gente antes de Halloween. La prueba está en que hay quienes ya llevan como doscientas cirugías y se ven más bonitas que como estaban, como por ejemplo Thalía –con todo y los implantotes en los cachetes– y Gloria Trevi, que tuvo que inventar que se cayó de bruces para cambiarse los dientes y ponerse unos más grandes y bonitos.

Pero hay quienes tienen que ir corriendo a buscar a un abogado para demandar a sus cirujanos, entre ellas Cirugía Méndez, Merle Uribe, Carmen Campuzano, Lyn May y ahora Alejandra Guzmán. Es que no es posible que las dejen peor de como estaban, así como para salir en una película de Guillermo del Toro, porque ya ven que a este director le encanta trabajar con monstruos. Nomás imagínenselas a todas juntas. Qué escenas de “The Walking Dead” ni qué nada. Dios nos libre de un acontecimiento como ese.

Así que por favor, si se van a meter cuchillo que sea con un buen doctor y no con un carnicero. Ya están viendo que por ahorrarse unos pesos quedan como las calacas de la película “Coco”.

Y hablando de mi amiga Thalía, ¿qué tal de fingida y falsa en la fiesta de los cien años de su abuela? Dio la impresión de que estuvo ahí solo para que no digan, ahora sí, que no tiene abuela. Pero para empezar, ¿no pudo haberse llevado un vestido más discretito? Se supone que era el festejo de doña Eva, no de la artista. Ah, no, tenía que ser uno doradote para no pasar inadvertida. ¿Y qué tal el pastelote que le regaló a la doña? La verdad estaba horrendo, como que lo compró en la pastelería más corrientita de Ciudad de México. Digo, hasta para eso hay que tener clase, ¿no creen?

Thalía armó todo un show con el cumpleaños de su abuela./Instagram

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