Albany quiere dar transparencia al precios de las medicinas

Una ley, lista para ser firmada por el Gobernador, ayuda a controlar los altos costos de los fármacos

Uno de los problemas del sector de la salud es que es difícil saber qué cuesta cada cosa. Y ya no solo se trata de saber el costo final de procedimiento, análisis o diagnóstico médico. Cuando se acude a las farmacias se sabe qué se termina pagando o copagando pero no siempre es fácil saber cuál es realmente el precio de las medicinas y si merece la pena tratar de buscar alternativas en caso de que las haya más baratas.

El estado de Nueva York quiere empezar a poner luz sobre este problema y el Gobernador, Andrew Cuomo, tiene ya sobre su mesa una propuesta de ley, aprobada por el Senado y la Asamblea, que ayuda a que los ciudadanos estén mejor informados sobre los precios de sus medicamentos. Además, la propuesta prohíbe dos prácticas que usan los gestores de beneficios farmacéuticos (PBMs en sus siglas en inglés) y que pueden encarecer los medicamentos.

Estos gestores son intermediarios entre las compañías farmacéuticas y los usuarios finales de los medicamentos y son quienes determinan las medicinas que los asegurados tienen en su plan. La mayor empresa gestora es Express Scripts.

La medida está impulsada por el senador republicano Kemp Hannon que considera que es necesario poner fin a la continua subida de precios de los fármacos con receta médica “y asegurar a la gente de que puede garantizarse la oportunidad de pagar menos cuando sea posible”. En ese sentido, la esencia de la ley es que el copago no exceda el precio de la medicina y que los farmacéuticos puedan informar a los pacientes del precio de una receta y las alternativas, tanto al medicamento como a su pago.

Así, cuando Cuomo firme esta ley Nueva York se unirá a estados como Arkansas, Connecticut, Georgia y Maine, entre otros, que prohíben a los gestores de beneficios farmacéuticos que usen las llamadas cláusulas gags. Estas cláusulas impiden a los farmacéuticos informar a los pacientes del precio del medicamento, de posibles alternativas más baratas para el mismo tratamiento o del hecho de que lo que receta el médico es más barato si lo compra de su propio bolsillo y no usando la cobertura de su seguro y el copago.

La propuesta de Hannon también deja fuera de la ley la práctica de contratos en los que beneficios de la venta del medicamento acaban en manos de estos intermediarios. Se trata de la práctica del clawback por el cual un consumidor paga en la farmacia un copago que es más elevado que el precio de venta del medicamento. El gestor entonces recupera el costo pagado por encima del precio por parte del paciente y gana dinero con esa venta. La ley prohíbe que el copago sea mayor que el precio de la medicina.

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