En busca de la felicidad

OpEd por David Lara Catalán Mtro. Gestión Pública y Escritor

“What is man? “It is that force that always ends up swinging the tyrants and the gods”.

Albert Camus, letters to a German friend (1945).

Existe la versión, bastante generalizada me parece, de que la felicidad es un tema de mucha ambigüedad, frágil o inalcanzable, frívolo incluso; para muchos es imposible de siquiera vislumbrar. -Quizás esto explique un poco porque impacta tanto la gran cantidad de literatura al respecto del tema alentando la desesperante idea de que todo reside en un chasquido y aparecerá la felicidad-. Irónicamente en los cotidianos posts que encuentra uno en Facebook o Twitter se alude en gran medida al tema de la felicidad como algo que está a la vuelta de la esquina, sólo hay que saber rodear la cuadra y ahí estará esperándonos sin duda alguna.

Sin embargo, cuando empezamos a investigar con los vecinos de la cuadra si es que la conocen, así como a revisar el significado de esta idea y, de pronto, descubrimos que no estaba a la vuelta de la esquina y que, peor aún, los que viven ahí dicen no conocerla tampoco, además de que nunca se han encontrado con ella ni por casualidad por lo que no ha habido intercambio de saludos y presentaciones, es entonces cuando se hace necesario ir mucho más a fondo de nuestras elucubraciones para saber qué es eso que llamamos felicidad.

No busco aventurar una definición de felicidad, tal vez sólo invitar a pensar por un momento en este tópico. Intentaré desarrollar algunas ideas que podrían ayudar (nos) a descubrir y analizar su importancia y posible interés en nuestros espacios públicos y esto como un ejercicio de corresponsabilidades en tiempos electorales, aun cuando desde luego la idea va mucho más allá de lo electoral. En principio quiero decir que la felicidad no sólo es un asunto privado también es un tema con implicaciones públicas, seguramente el interés de estas líneas reside en enfatizar más la perspectiva pública que la privada.

En el tenor de lo público, resulta de gran interés leer, por ejemplo, que la Declaración de Independencia de los Estados Unidos señala como “derechos inalienables a la vida, libertad y la búsqueda de la felicidad”. Aún más, se advierte en la misma: “la tarea de los gobiernos es proteger estos derechos”. Estas últimas frases me parece que al menos debían suscitar curiosidad entre nosotros. Es decir, la idea de qué significa la búsqueda de felicidad y cómo en los espacios públicos se favorecería esta posibilidad para una inmensa pluralidad de individuos.

Destaco el tema de la búsqueda de la felicidad como un derecho público y ante el cual los gobiernos tienen mucho qué decir. Pero no sólo los gobiernos sino también las diversas organizaciones sociales, los sindicatos, las universidades, los partidos políticos. Tal vez sea tiempo de generar una reflexión respecto al tema y generar un ejercicio dialógico en nuestras formas de vida ya que, sin lugar a dudas, es una gran responsabilidad de los gobiernos y de los diversos públicos esto de procurar como derecho inalienable el tema de la búsqueda de la felicidad; más en estas épocas en que por todo el mundo no dejan de señalarse casos de cleptocracia, patrimonialismo y aunque suene escandaloso de tiranía.

Estos tres elementos en buena medida se identifican como las formas mediante las cuales se beneficia a quien monopoliza el poder inhibiendo así las posibilidades de felicidad de los demás, de las inmensas mayorías, ya sea mediante la apropiación ilegal de la riqueza nacional, o mermando el derecho a una buena educación, o al bienestar social y personal, a un esquema de derechos humanos, a una vida digna donde sean palpables las mejoras laborales y salariales, entre muchos otros rasgos éticos indispensables para la construcción de una sociedad más feliz.

La felicidad desde esta perspectiva no puede ser entendida como un “debo ser feliz sólo porque es Jueves” o, en su opuesto, la infelicidad como “un estado de cosas que es porque el destino así lo ha querido”. En buena medida se requieren razones y acciones para trazar el rumbo de la búsqueda de la felicidad.

Todo esto a propósito del libro Thinking Without a Banister. (2018) Essays in Understanding 1953-1975 (Pensando sin barandillas) de Hannah Arendt. En él se afirma que:

“The rediscovery of action and the reemergence of a secular, public realm of life may well be the most precious inheritance the modern age has bequeathed upon us who are about to enter an entirely new world”

Subrayo de la afirmación de Arendt la idea de acción, así también la idea de Camus de fuerza señalada al principio de este texto. Sin duda, que la búsqueda de la felicidad requiere de acción. Me pregunto qué tanto estamos interesados en construir, mediante nuestras acciones y fuerzas, sociedades felices. En sociedades patrimonialistas y mesiánicas esto es, sin embargo, inimaginable

En esta nota

felicidad
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain