EEUU recaba información biométrica de migrantes centroamericanos bajo custodia en México, dice “Washington Post”

El programa de identificación biométrica quiere servir de "modelo" para los países en Centroamérica

WASHINGTON— El presidente Donald Trump se quejó toda la semana de que México no colabora lo suficiente para frenar la migración ilegal hacia EEUU, pero funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) designados en ese país están ampliando un programa que les permite recabar información biométrica de miles de migrantes centroamericanos antes de que siquiera lleguen a la frontera sur.

Así lo informó hoy el diario “The Washington Post” que, citando fuentes anónimas de la Administración Trump, detalla un programa estadounidense que opera en cárceles y centros de detención en la capital y en el sur de México.

El programa, cuyos detalles no han sido revelados oficialmente, recoge las huellas digitales, el escaneo ocular, cicatrices, tatuajes y demás datos que ayuden a identificar a las decenas de miles de extranjeros detenidos por las autoridades mexicanas. El diario confirmó que el programa obtuvo en 13 meses los datos biometricos de más de 30,000 migrantes en centros de detención en Tapachula, al sur del país,  y en Iztapalapa, en la Ciudad de México.

La información recabada posteriormente es compartida con el DHS y otras agencias policiales en Washington. Las autoridades estadounidenses dijeron al “Washington Post” que el programa será ampliado este mes en Tijuana, Mexicali,  y Reynosa, y la meta es poder “monitorear a todo migrante bajo custodia en México. 

El programa, financiado a través del “Plan Mérida” que implementó la Administración Bush en 2008, alerta a las autoridades estadounidenses sobre la presencia de criminales y posibles terroristas de entre los migrantes bajo custodia en México.  No afecta a ciudadanos mexicanos, según las fuentes citadas por el diario.

El DHS aún no ha respondido a una solicitud de este diario para confirmar la información.

Según “The Washington Post”, las autoridades de EEUU ven el programa de rastreo de migrantes, que comenzó a diseñarse en 2012,  como un “modelo” que pueda implementarse en otros países de la región y, de hecho, lo están negociando con los países de Centroamérica.

Estados Unidos ha aportado fondos al “Programa Frontera Sur “ de México para ayudar a frenar el paso de centroamericanos por territorio mexicano rumbo a la frontera sur de este país.

De hecho, en 2015, México deportó a más centroamericanos de su frontera sur que Estados Unidos lo ha hecho de la suya, según datos oficiales. En 2017,  el 70% de los arrestos de centroamericanos ocurrió en los estados sureños de Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz, y, según Amnistía Internacional, la mayoría no fue informado de su derecho a pedir asilo.

Entre enero y febrero pasados, México detuvo y deportó a más de 15,000 centroamericanos,  y EEUU ha destinado más de $100 millones para la vigilancia de la frontera sur de México, señaló esta semana Eric Olson, subdirector del Programa Latinoamericano del Centro Wilson en Washington.

México evitó que Trump recibiera a 10,000 indocumentados cada mes

Sin embargo, frustrado por la inacción del Congreso para recrudecer las leyes migratorias y cerrar las “lagunas” que, a su juicio, alientan la inmigración ilegal en EEUU, Trump se ha quejado desde el pasado fin de semana que México no hace lo suficiente para combatir el problema.

En uno de sus mensajes en Twitter incluso amenazó con suprimir la ayuda a Honduras, México, y otros países que permiten el incesante flujo de migrantes hasta la frontera sur de EEUU.  En señal de protesta por su retórica anti-inmigrante,  el Senado mexicano aprobó una resolución no vinculante para suspender la cooperación con EEUU en temas de seguridad e inmigración, aunque es más simbólica que real.

Su reciente andanada de ataques se produjo después de que viera un programa de la cadena conservadora Fox News sobre una caravana de unos 1,500 migrantes centroamericanos, el 80% de los cuales provenían de Honduras, uno de los países del “Triángulo del Norte” convulsionados por la violencia en los últimos años.

Las autoridades de México informaron de que unos 400 migrantes fueron “repatriados”, mientras que a otros les ofrecieron visas humanitarias mientras tramitaban sus solicitudes de asilo.  Los organizadores de la caravana, del grupo “Pueblo Sin Frontera”, decidieron frenar su caminata en la Ciudad de México.

Durante su acostumbrada rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, afirmó que “afortunadamente”, el gobierno mexicano, trabajando conjuntamente con la Administración Trump “ha desmantelado en buena parte eso (la caravana), y continúa haciéndolo”.

Esta semana, Trump y su Administración renovaron su retórica sobre la presunta porosidad de la frontera para justificar el eventual despliegue de miles de soldados de la Guardia Nacional a la frontera en los próximos meses, para ayudar en las tareas de vigilancia.

La Administración sigue negociando los términos de ese despliegue con los gobiernos estatales de California, Arizona, Nuevo Mexico y Texas, pero Trump ha dicho que desearía entre 2,000 y 4,000 soldados en la frontera sur.

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