Malas decisiones gerenciales están retrasando el Metro y no hay solución a la vista

Desde el otoño el número de trenes demorados ha ​​aumentado 8%

Pasajeros pagan las consecuencias de la incompetencia gerencial

Pasajeros pagan las consecuencias de la incompetencia gerencial Crédito: ANDRÉS CORREA GUATARASMA

Dos decisiones tomadas por MTA hace años sobre el sistema de frenar los trenes y otra para mejorar la seguridad de los trabajadores, parecen ser la causa de la crisis actual de retrasos en el Metro. Y no hay una solución fácil a la vista.

Cuando un tren se retrasa por cualquier causa, los que vienen atrás deben reducir la velocidad o detenerse para mantener una cantidad segura de espacio.

En el pasado, el Metro podía recuperarse más rápidamente de estos retrasos en cascada. Pero los cambios de MTA han obstaculizado esa  capacidad, alertó The New York Times.

Las nuevas reglas de seguridad laboral y los cambios en el sistema de señalización han hecho que las demoras duren más.

Primero, la agencia decidió aumentar la cantidad de espacio requerido entre los trenes. Instaló o modificó cientos de señales, que regulan la distancia entre ellos. Y en ese proceso las señales en todo el sistema están configuradas de una manera que hacen los trenes más lentos de lo que las autoridades esperaban.

Segundo, la agencia adoptó nuevas reglas para el trabajo de seguimiento que expandió las zonas de seguridad y aumentó los tiempos de preparación.

Documentos internos y entrevistas con gerentes de sistemas y operadores de trenes sugieren que estos dos cambios eliminaron la capacidad adicional de hacer funcionar más trenes. Esto, además de los años de reducción de costos y gastos diferidos para mantenimiento, hacen que ya el Metro no puede recuperarse de las interrupciones como antes.

Andy Byford, nuevo presidente de New York City Transit, “solicitó un análisis del impacto de las modificaciones de señal en los horarios del Metro” como parte de una revisión anunciada en enero, afirmó Jon Weinstein, portavoz de MTA.

La solución no se ve a la vista, pues apenas el 7% del presupuesto del Plan de Acción de Metro está actualmente reservado para el mantenimiento de las señales.

Cuando se preguntó en septiembre cuánto tardarían los pasajeros en ver el impacto del Plan de Acción del Subway, el gobernador Andrew M. Cuomo dijo a los periodistas: “me atrevería a decir que si mirasen con mucho cuidado, ya verían una mejora”.

Pero el Metro está cada vez más lento. En febrero el número de trenes retrasados ya había ​​aumentado 8% en comparación con septiembre, cuando Cuomo hizo aquella afirmación.

Los retrasos generan además hacinamiento y problemas de seguridad, que están deteriorando cada vez el servicio. Han aumentado los robos, la indigencia, la presencia ilegal de perros, las peleas físicas y/o la exposición sexual a través de masturbación masculina.

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