Depresión: “Es muy fuerte enfrentarla solo”

Joven hispano, residente en la ciudad de Nueva York, ofrece su testimonio sobre su lucha con esta enfermedad mental para motivar a otros latinos a que busquen ayuda

El 8% de los hombres en la ciudad de Nueva York sufren de depresión. Muchos son hispanos jóvenes.

El 8% de los hombres en la ciudad de Nueva York sufren de depresión. Muchos son hispanos jóvenes. Crédito: Archivo/Getty.

Recientemente, el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, reveló que los adultos latinos de la Gran Manzana tienen tasas casi el doble más altas de depresión (13%), cuando se comparan con otros grupos como los afroamericanos con 8%, los blancos con 7% y los asiáticos con 5%.

Y, si hay alguien que conoce la depresión de cerca y ha sentido sus estragos en carne propia, es Darwin Rodríguez.

El joven ha experimentado episodios depresivos desde que era un adolescente en su natal Venezuela, pero no fue sino hasta su edad adulta, cuando ya se había mudado a la ciudad de Nueva York, que le confirmaron que sufría de una enfermedad mental.

“Tengo episodios de ansiedad y de depresión desde mi adolescencia, pero nunca fui diagnosticado por la típica cosa latina de que si sufres de eso, tienes que lidiar con eso tú mismo y no echarte a morir”, recuerda el joven residente en Manhattan, quien ahora tiene 34 años.

“Mi primer diagnóstico fue de PTSD (Trastorno de Estrés Postraumático) cuando tenía 27 años. Tuve un episodio muy fuerte y allí fue cuando busque ayuda porque me di cuenta que era algo que no podía controlar yo solo; no me acordaba de nada, no podía concentrarme, no estaba comiendo y ya tenía pensamientos de suicidio”, relata Rodríguez.

Aunque los tratamientos con medicinas y visitas a un terapista le ayudaron a “calmar” los síntomas de PTSD, el joven venezolano asegura que la depresión no cedió y fue empeorando hasta el punto que un año después recibió un diagnostico más severo.

“Cuando tenía 28 años me diagnosticaron con ‘trastorno de depresión mayor’, que es una depresión más fuerte. En ese momento tenía una ansiedad muy fuerte y por eso tuve que dejar mi trabajo porque estaba muy deprimido”, dice Rodríguez, quien confiesa que al principio de su tratamiento no pudo ir a ver a un terapista porque en ese momento no tenía seguro de salud y, como ocurre con muchas personas, no sabía de los recursos que hay disponibles para ellos en la Ciudad.

“Estando en este país, como un inmigrante, uno no conoce las cosas que hay disponibles para uno, aunque uno tenga o no tengas papeles (documentos legales de residencia). Yo sí tenía papeles pero no seguro y no sabía de los programas en los que pagas muy poco o no pagas nada”, admite.

Actualmente, el joven ya tiene cuatro años viendo a un terapista lo que, asegura, le ha ayudado mucho a procesar el PTSD y otros síntomas de la depresión.

“La terapia me ha ayudado muchísimo porque las pastillas sólo te sirven para reducir los síntomas y el desbalance químico que uno tiene. Pero los sentimientos y los pensamientos negativos no se van solos, uno tiene que trabajar en eso con terapia, para sacar todo eso que estaba allí suprimido y llorar todo lo que tengas que llorar, porque eso libera mucho la ansiedad y la depresión”, explica Rodríguez quien dice que decidió contar su historia y no esconder su nombre para acabar un poco con el estima que existe sobre las enfermedades mentales en la comunidad hispana.

“Una de las cosas que nos detienen a buscar esos recursos y la ayuda que necesitamos es el estigma que tenemos. Pero ese estigma viene muchas veces por parte de otras personas que no saben lo que nosotros estamos sufriendo. Si nos dejamos llevar por lo que otras personas dicen o piensan entonces vamos a seguir sufriendo solo”, reflexiona el joven.

“Como una persona que ya ha pasado por esto, yo soy más empático y reconozco lo difícil que es pedir ayuda, pero también sé lo fuerte que es enfrentar la depresión uno solo, especialmente cuando estás tan solo en este país, sin familia y sin un buen soporte social”, expresa el joven con el fin de motivar a otros.

Ahora ayuda a otros

Cuando se habla con Rodríguez uno se percata que el joven conoce muy bien sobre la depresión y otras enfermedades mentales. Pero ello no sólo se debe a que ha sido un paciente que la ha sufrido este desorden por muchos años, o por las técnicas, herramientas y ejercicios de relajación que ha aprendido de su terapista.

El venezolano se acaba de graduar de una maestría en trabajo social (MSW ) en la Universidad de Columbia y esto lo le ha permitido dedicarse a tratar de ayudar a sanar a otros que han pasado por el mismo tipo de trauma. Actualmente, el joven trabaja como terapista en un centro psiquiátrico ambulatorio ubicado en el Alto Manhattan donde más del 50% de los pacientes son de origen latino.

“Yo trato de hacerle entender a las personas que la salud mental es tan importante como la salud física y que hay tratamientos disponibles. Hay gente preparada y lista para ayudar a los latinos. También hay mucho recursos por parte de la ciudad”, indica Rodríguez.

“Hay que reconocer que dar ese primer paso es un proceso muy difícil, pero una vez que lo han dado se sentirán un poco más liberadas de ese carga y entrarán en la ruta de su recuperación”, concluye.

Lee también: La depresión se arraiga entre los hispanos de Nueva York

Busque ayuda

  • Llame al 1.888.NYCWELL (1.888.692.9355).
  • Envíe el mensaje de texto “WELL” a 65173.
  • Conéctese a un chat ingresando al nyc.gov/nycwell.

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