Caciques: el reto del gobierno de AMLO

López Obrador puede frenar el nepotismo en México

Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente de México.

Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente de México. Crédito: Agencia Reforma

MÉXICO – Cuatro alcaldes que manipularon a sus partidos, seguidores y correligionarios para postular a sus hermanos en pueblos de México para heredarles el cargo político fueron llevados hasta la victoria por el partido que fundó el futuro presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: Morena.

En México no existe una ley federal o al interior de los partidos políticos que prohíba a los funcionarios públicos traspasar los cargos públicos a sus parientes o parejas o a aliarse con grupos de caciques que perpetúan su influencia política por generaciones, una práctica que data de los primeros años de la independencia, cuando la nueva nación dependía de mano dura para funcionar.

Desde entonces y ya en la democracia moderna todos los partidos políticos se valen de estas prácticas  y aunque ha habido algunos intentos en  congresos estatales por frenar, al menos, el nepotismo, ninguno prosperó.

“Si AMLO quiere cambiar al país -el mandato de las urnas- la disyuntiva es muy clara: abrir el sistema político para quitárselo a los políticos y sus favoritos y transferirlo en vez a la ciudadanía; o intentar recrear el viejo sistema político con su presidencia imperial, algo imposible por la realidad de diversidad y complejidad poblacional y económica actuales”, observó Luis Rubio, analista del Centro de Investigación para el Desarrollo (Cidac), una institución independiente dedicada a la investigación en temas de economía y política, en México.

“El problema en el país (principalmente en el sur) es que  está dominado por cacicazgos, grupos políticos y sindicales intrincados que depredan y someten a la ciudadanía, impidiendo el desarrollo económico. Por ello, la solución radica en enfrentar esos cacicazgos y construir un nuevo sistema de gobierno”.

López Obrador, su partido y los aliados, tienen mayoría absoluta en el congreso y podrían frenar de un tajo el nepotismo y cacicazgos.

Las señales del próximo presidente, sin embargo, han sido ambiguas. Dejó a sus hijos sin ningún puesto político, pero también dejó al partido y sus líderes imponer a sus consanguíneos: a Carlos Navarrete imponer a su hija Nadia en el Senado o a Carlos Martínez, Pablo Morales, Inés Saturnino y Víctor Vargas pasar las candidaturas de sus respectivas alcaldías a los hermanos.

“Esto se puede evitar de una manera muy sencilla: prohibiéndolo en la ley federal”, advirtió el diputado  Sergio Rodríguez, quien promovió en Veracruz una iniciativa que impedía a los familiares de los políticos postularse mientras éstos tuvieran un cargo público.

El proyecto de ley surgió cuando el gobernador Miguel Ángel Yunes Márquez  impuso a su hijo como candidato a la gubernatura con su influencia en la colación de los partidos PAN y PRD, pero no ha sido el único: la lista es más larga conforme el partido es más viejo como en el caso del PRI.

Algo más complicado sería regular a los amigos en los puestos de poder, pero no imposible si hay voluntad política.


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