Trump utiliza homicidio de universitaria en Iowa como arma electoral  

La inmigración ilegal se perfila como un arma para los comicios legislativos de noviembre, sin que ninguno de los principales partidos logre consenso sobre cómo reducirla.

WASHINGTON? A dos meses y medio de los comicios legislativos, el presidente Donald Trump ha utilizado el homicidio de una estudiante universitaria en Iowa a manos de un inmigrante mexicano indocumentado como arma electoral, pese a que la familia de la víctima evita la politización del asunto.

El homicidio de Mollie Tibbetts el pasado 18 de julio, a manos de Cristhian Rivera, se ha sumado al arsenal electoral de Trump y sus aliados republicanos en el Congreso, cuando quedan 75 días para los comicios en que demócratas y republicanos se disputarán el control del Legislativo.

Trump calificó a Tibbetts como una joven mujer que, por culpa de un mexicano que cruzó le inmigrante mexicano indocumentado, “ahora está separada permanentemente de su familia”.

Necesitamos el muro, necesitamos un cambio en las leyes migratorias, necesitamos un cambio en las leyes de la frontera. Necesitamos que los republicanos lo hagan, porque los demócratas no lo van a hacer“, dijo Trump, al argumentar, sin pruebas, que el caso es uno de  muchos en que “el crimen tremendo trata de cruzar la frontera”.

Trump ha instado a su base a que salga a votar en noviembre próximo para evitar una “ola azul” de los demócratas, a quienes acusa de apoyar “fronteras abiertas” y defender a extranjeros criminales.

Es que, durante y desde la contienda presidencial de 2016, Trump ha intentado infundir miedo en la población sobre extranjeros criminales y los inmigrantes indocumentados en general.

Su estrategia de repetir el mismo punto las veces que sea necesario –hoy volvió a pedir más restricciones en la frontera- tiene el objetivo de justificar la construcción de su prometido muro fronterizo y el recrudecimiento del combate contra la población ilegal en la frontera y al interior del país.
Tibbetts, de 20 años, fue asesinada mientras corría en su vecindario en Brooklyn (Iowa).

El lunes pasado, Rivera, de 24 años, llevó a las autoridades policiales al maizal donde la dejó abandonada, y su próxima cita judicial será el próximo 31 de agosto.
Al parecer, Rivera, quien afronta cargos de homicidio en primer grado, utilizó un nombre y documentos falsos para trabajar en la finca de una prominente familia republicana en el estado.

La violenta muerte de Tibbetts también ha dado abono a legisladores republicanos y grupos conservadores que exigen “mano dura” contra los inmigrantes indocumentados, repitiendo el guión que han usado tras otros homicidios, como el de Kate Steinle en San Francisco (California) en julio de 2015.
Chris Wilson, un encuestador republicano que colabora en varias reñidas contiendas por el control del Senado, vaticinó que más candidatos republicanos usaron el homicidio de Tibbetts para beneficio propio.

“Va al punto principal que los republicanos han estado haciendo (sobre restricciones a la inmigración). La inmigración es un asunto con el que ganamos los republicanos, cuando hablamos de seguridad y crímenes”, explicó Wilson al diario “The Washington Post”.

Pero varios familiares de Tibbetts han recurrido a las redes sociales para denunciar la politización de esta tragedia, al señalar que la criminalidad no conoce barreras raciales ni estatus legal.

Billie Jo Calderwood, identificada como una tía de Mollie, dijo en  Facebook que “el mal viene en todos los colores”, y agradeció el apoyo que su familia ha recibido de “todas las razas y naciones”.

Trump y varios miembros de su Gabinete le han declarado la guerra a la pandilla “MS-13” mientras alegan que los inmigrantes indocumentados son responsables de un alza en los crímenes en EEUU.

Desde el año pasado, Trump ha puesto énfasis en las víctimas estadounidenses de inmigrantes indocumentados, y su Administración creó una oficina, conocida por su sigla en inglés “VICE”, para denunciarlos. También ha invitado a familiares de esas víctimas a la Casa Blanca, entre éstos Mary Ann Mendoza, en el marco de una continua campaña de presión para que el Congreso apruebe los $25,000 millones para el muro fronterizo.

Menos crímenes de indocumentados

Ali Noorani, director ejecutivo del “Foro Nacional de Inmigración” (NIF), señaló que hay pruebas de que “los inmigrantes no representan una amenaza para la seguridad pública más que cualquier otro segmento de la población”,  y que décadas de estudios han demostrado que, en efecto, los inmigrantes son menos propensos a conducta criminal que los nacidos en este país.

Noorani destacó que,  según una “hoja de datos” de un Grupo de Trabajo creado por autoridades policiales de Alabama, Arizona,  Arkansas y California, en el año fiscal 2016, el 41,7% de los reos en cárceles federales eran no ciudadanos pero, de éstos, dos terceras partes estaban allí por infracciones migratorias, en su mayoría por entrar ilegalmente al país.

Un análisis de Alex Nowrasteh, del Instituto Cato, actualizado este mes, examinó datos de crímenes cometidos en Texas entre 2011 y 2017 y determinó que las tasas de arrestos y condenas entre los inmigrantes, con o sin papeles, fueron sustancialmente menores que entre los ciudadanos nacidos en EEUU.

Otro estudio, realizado entre 1990 y 2014 y publicado en la revista “Criminology” en marzo pasado, indicó que los estados con una mayor proporción de inmigrantes indocumentados tendían a registrar menores tasas de criminalidad que estados con menores proporciones de inmigración ilegal.

Es decir, el aumento en la criminalidad no necesariamente está vinculado con la población indocumentada y, según sociólogos y demógrafos, eso se debe en parte a que la mayoría de los inmigrantes “sin papeles” viene por trabajos y una vida mejor en EEUU, y prefiere mantenerse por debajo del radar de las autoridades policiales.

A raíz de la muerte de Tibbetts, el debate sobre la presunta peligrosidad de los inmigrantes indocumentados se ha vuelto especialmente agudo en las redes sociales, donde se enfrentan grupos a favor y contra de una reforma migratoria.

Algunos activistas señalan que, pese a la fijación con los inmigrantes indocumentados, el verdadero enfoque del debate político debería estar en la violencia de género y cómo frenarla.

Después de todo, Chris Watts es un ciudadano estadounidense ahora acusado de asesinar a su mujer embarazada y sus dos hijas.
Otros señalan que pese al incremento de la violencia generada por las armas –a manos de estadounidenses-, poco republicanos hacen un llamado a restringir el acceso a las armas.

El caso de Tibbetts también ha servido como un respiro de las malas noticias que esta semana han sumido a la Casa Blanca en una intensa campaña de control de daños, tras sendos casos judiciales contra el exdirigente de la campaña presidencial de Trump, Paul Manafort, y el exabogado personal del mandatario, Michael Cohen.

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