México permite la entrada de la caravana migrante tras rechazar una avalancha

Autoridades mexicanas comienzan a dejar pasar a los inmigrantes de la caravana

Un policía mexicano protege a un inmigrante y a su hijo durante un enfrentamiento.

Un policía mexicano protege a un inmigrante y a su hijo durante un enfrentamiento. Crédito: John Moore/Getty Images

Algunos integrantes de la caravana de migrantes han comenzado a pasar en grupos de cinco personas, haciendo una fila, de manera ordenada como lo habían solicitado las autoridades mexicanas. Otros han comenzado a regresar a los albergues en Guatemala.

El tránsito ordenado de las personas ocurre horas después de que los migrantes chocaran con la policía mexicana. Poco después del mediodía un grupo logró tirar la reja que los mantenía dentro del territorio guatemalteco, inmediatamente después miles corrieron hacia el punto de entrada de México, gritando a coro, “¡sí se pudo!”.

“¡Somos hondureños, no somos traficantes, somos inmigrantes!”, gritaban varios mientras avanzaban hacia el cruce fronterizo.

Allí, la policía cercó a las personas que se agolpaban contra las rejas que les impedían ingresar a México. Luego arrojó bombas de gas lacrimógeno para dispersar a la multitud y algunos respondieron tirando piedras.

Los habitantes de casas vecinas intentaron sofocar el calor arrojando agua a los migrantes, en su mayoría hondureños. Algunas personas se desmayaron. Del lado mexicano un helicóptero militar sobrevolaba el lugar.

Son cientos de inmigrantes centroamericanos que buscan entrar a México para llegar a EEUU. Getty Images

Tras una labor de contención, la policía volvió a cerrar las rejas de la frontera. Uno de ellos dijo en altavoz que era necesario cesar las agresiones.

Manelich Castilla, comisionado general de la Policía Federal, dijo que “se cumplió el primer objetivo, que era evitar que a través de la violencia se vulnere nuestra frontera”. Luego aseguró que los uniformados actuaron con ética y profesionalismo.

“Si va a haber un ingreso, será en los términos que se ha dicho desde un principio: ordenado, con procedimientos establecidos, jamás por la violencia ni por la fuerza como se pretendió por un grupo de personas”, agregó y dijo que se atendería a los migrantes en dos bloques.

El secretario de gobernación, Alfonso Navarrete Prida, acusó a los migrantes de utilizar a niños y mujeres embarazadas como “carne de cañón” y se quejó de que quisieran entrar por la fuerza, además de acusarlos de lastimar a policías mexicanos.

Un par de horas después de los enfrentamientos entre las autoridades mexicanas y los migrantes, cuando la policía había anunciado que se había recuperado la calma, las autoridades migratorias mexicanas enviaron dos autobuses a Guatemala para comenzar el traslado ordenado de los migrantes.

Una familia migrante de Honduras descansa en un albergue en Ciudad Hidalgo, Chiapas. PEDRO PARDO/AFP/Getty Images

El periódico Milenio reportó que algunos de los líderes de la caravana estaban desanimando a sus compatriotas para que no subieran a los autobuses, pues dijeron que los internarían en centros de detención y luego los deportarían.

El gobierno mexicano ha dicho que los migrantes serán atendidos conforme a la ley y con respeto a sus derechos humanos: quienes tengan pasaporte o visa podrán entrar y los que presenten solicitudes de refugio serán atendidos. Los que infrinjan la ley serán deportados.

Los migrantes intentan entrar a México para avanzar hacia Estados Unidos, lo que ha enojado al presidente Donald Trump, quien ha llamado a los países centroamericanos y a las autoridades mexicanas a que hagan todo lo necesario para detenerlos.

José Porfirio Orellana, un agricultor de 47 años de la provincia hondureña de Yoro, dijo que espera llegar a Estados Unidos debido a las pésimas condiciones económicas de su país.

“No hay nada allí”, dijo Orellana.

Los primeros migrantes de la caravana comenzaron a cruzar la frontera el jueves individualmente. La cancillería anunció entonces que se atendía de manera ordenada a quienes se habían entregado a las autoridades.

Autoridades acusan a los inmigrantes de entrar a México a la fuerza. John Moore/Getty Images

Edgar Corzo, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México, mostró su preocupación horas antes por el operativo policial en Ciudad Hidalgo.

“Esperemos que los elementos de migración y policía federal tengan un entendimiento humanitario”, dijo Corzo entonces, señalando que estaban “preocupados de que (la situación) pudiera salirse de los márgenes racionales”.

La frontera sur de México es notablemente porosa y antes del mediodía no estaba claro cuántos migrantes intentarían ingresar al país de forma legal a través del puente.

Algunos cruzaron el río el jueves por un punto donde se podían vadear las aguas poco profundas, explicó Corzo. Otros podrían optar por las balsas que trasladan a gente e históricamente a migrantes de un lado al otro del río.

“La forma de cruzar es lo que estamos ahora en la zozobra”, reconoció.

En la mañana, desde Tecun Uman podían verse dos autocares de la policía en el lado mexicano del puente. Había barreras de metal apiladas a un lado, sin instalar.

México dijo que los hondureños no podrán ingresar al país como grupo y cada uno deberá mostrar su pasaporte y visa -algo que muy pocos tienen- o solicitar el estatus de refugiado individualmente, un proceso que podría suponer esperas de hasta 90 días para su aprobación. Los migrantes que sean detenidos sin papeles serán deportados, agregó.

En abril, las autoridades migratorias mexicanas tuvieron cierto éxito a la hora de dispersar a una caravana más pequeña procesando a muchos que decidieron solicitar protección como refugiados, pero otros decidieron continuar su camino hacia Estados Unidos, donde fueron procesados durante varios días.

Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México que asumirá funciones el 1 de diciembre, dijo en reiteradas ocasiones a lo largo del jueves y viernes que su gobierno dará empleos y visas de trabajo a los migrantes centroamericanos.

Inmigrantes hondureños han comenzado a llegar a México. EFE

A tres semanas de las elecciones de mitad de legislatura, Trump se apropió de la caravana como argumento político para los republicanos.

“¡Debo, en los términos más fuertes, pedir a México que detenga esta embestida, y si no puede hacerlo llamaré al ejército de Estados Unidos y CERRARÉ NUESTRA FRONTERA SUR!”, afirmó el dirigente en un tuit publicado a primera hora del jueves. En el mensaje culpó también a los demócratas por lo que calificó de “leyes débiles”.

Marcelo Ebrard, que fungirá como canciller mexicano cuando el presidente electo Andrés Manuel López Obrador asuma el cargo el 1 de diciembre, apuntó que los tuits de Trump deben entenderse en el contexto de los comicios de principios de noviembre.

El actual titular de la secretaría de Relaciones Exteriores mexicana, Luis Videgaray, se mostró optimista y evaluó la situación a través de la lente de la política estadounidense.

“No hay que darles mayor trascendencia o importancia”, dijo Videgaray desde la sede de Naciones Unidas, donde pidió ayuda para procesar las peticiones de asilo de los migrantes. “Lo que nos importa son los migrantes, el respeto por los derechos humanos, por su protección, especialmente de los más vulnerables”.


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