Letras: ¿Las mujeres deben estudiar latín?

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“Mujer que sabe latín no puede tener buen fin”, evoca la escritora española Carmen Martín Gaite en su novela El cuarto de atrás, Premio Nacional de Literatura 1978, como cita reveladora de un pasado afortunadamente superado, cuando se desalentaba a las mujeres de desarrollar su intelecto como si fuese a poner en riesgo sus posibilidades casamenteras.

Hoy no solamente hay profesoras de latín, lenguas clásicas, lingüística y todas las ramas del saber, sino que también varias mujeres ocupan posiciones directivas en las principales organizaciones de las letras en español.

No hace mucho, cinco mujeres desempeñaban el máximo cargo en otras tantas de las 23 academias de la lengua española en el mundo: en Ecuador (Susana Cordero de Espinosa), Paraguay (Renée Ferrer), Panamá (primero Berna Pérez Ayala de Burrell y después Margarita Vásquez Quirós), Costa Rica (Estrella Cartín de Guier) y Cuba (Nancy Morejón). Hoy, de aquellas, solo sigue en ejercicio la directora de Ecuador, pero Guatemala también ha pasado a contar con una directora: Raquel Montenegro Muñoz. Y las mujeres ocupan el segundo cargo en importancia en las academias de Argentina, Chile, Cuba, Filipinas, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, Venezuela y la misma Guatemala.

Susana Cordero nos dice que la primera académica ecuatoriana, Piedad Larrea Borja, ocupó su silla en 1967 y que la Real Academia Española nombró a la primera académica, Carmen Conde, en 1979. “Doña Piedad fue, pues, una de las primeras, si no la primera académica nombrada en el ámbito hispanoamericano”, nos comenta. “A tenor de los tiempos y del acceso de la mujer, por méritos propios, a diversos ámbitos de poder, se han multiplicado, aunque no en alta proporción, los nombramientos de mujeres en las diversas academias”.

Margarita Vásquez Quirós es hoy directora sustituta. “En la Academia Panameña somos un equipo con menos mujeres, es cierto, pero muy preocupado por el crecimiento intelectual y lingüístico de la población panameña y por las relaciones con veintitrés academias hermanas, una de las cuales, principalísima, es la ANLE”, nos escribe. “Y aprovecho para rendir homenaje a una inolvidable mujer: Berna Pérez Ayala de Burrell, quien me precedió en la dirección de la Academia Panameña de la Lengua”.

Y Alicia María Zorrilla nos asegura que “ser vicepresidenta de la Academia Argentina de Letras, nuestra casa grande, no solo significa un honor, que concede la facultad de actuar en lugar del presidente si es necesario, sino también la consagración plena a un diálogo apasionado con las palabras”.

• Jorge Ignacio Covarrubias es secretario general de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE)

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