Veteranos inmigrantes tienen otro “frente de guerra”: la deportación

En Nueva York se estructura una red que trata de proveer asesorías a quienes han servido a las fuerzas armadas y deben encarar el ajuste migratorio o la amenaza de la separación familiar.

César Vargas de origen mexicano, además es abogado y une a la red para proveer asesoría a los veteranos inmigrantes.

César Vargas de origen mexicano, además es abogado y une a la red para proveer asesoría a los veteranos inmigrantes. Crédito: Suministrada | Suministrada

El resonante caso del inmigrante mexicano, Miguel Pérez Jr, quien fue deportado después de algunos años de servir en operaciones en Afganistán, puso en el  primer punto en la agenda de las organizaciones que trabajan por el bienestar de los veteranos, cómo enfrentar las complicaciones crecientes de legalización migratoria, de los no ciudadanos, que han estado inclusive en fuerzas especiales de guerra, defendiendo a Estados Unidos.

César Vargas, de origen mexicano, quien reside en Staten Island, es un reservista del ejército que se ha integrado a una red denominada Green Card Veteran, la cual tiene como objetivo asesorar a los veteranos en un campo cada vez más minado a la ciudadanía, en una era que califica como “complicada para los inmigrantes, incluso, que han servido al país en frentes de guerra”.

“Este tema apenas está saliendo a la luz. Lo estamos tratando de visibilizar. Muchos soldados inmigrantes cuando intentan incorporarse a la vida civil, y viven esa transición, necesitan conocer de más recursos, no solo para temas de salud y vivienda, sino de asesoría legal”, dijo el también abogado.

El emblemático veterano de guerra, Miguel Pérez Jr, de 41 años, quien después de una intensa batalla legal, pudo volver a Estados Unidos y el pasado octubre juró como ciudadano, ha inspirado a esta organización a amplificar su trabajo de asesoría legal.

“Tenemos la motivación de ayudar a familias enteras de inmigrantes, especialmente de origen latino. Queremos identificar y dar voz desde Nueva York, a quienes corren este riesgo”, sostiene Vargas.

El experto en leyes y miembro del ejército, quien desde la Gran Manzana se conecta con más de 100 unidades de apoyo a veteranos en todo el país, reitera que aunque todavía no hay un caso que sea “notable en Nueva York, eso no quiere decir que no existan amenazas de que familias puedan ser separadas”.

Por su parte, Carlos Luna, presidente de Green Card Veteran y representante de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) dijo a El Diario que adicionalmente a todo el entramado de temas relacionados con la calidad de vida de los veteranos, ahora se pone sobre la mesa, la amenaza creciente de la separación familiar.

Una posibilidad que adquiere más vivacidad, por las nuevas políticas migratorias, que incluso han condenado a la deportación a veteranos discapacitados.

“Para servir en las Fuerzas Armadas se requiere solo la tarjeta verde. Muchos veteranos, si cometen errores o se ven envueltos en problemas con la justicia, se ponen automáticamente en peligro de ser removidos del país. Estamos integrándonos para hacer más grande una red de defensa, porque es un problema que debemos atender”, puntualizó el activista.

Vargas tiene 35 años y forma parte del Ejército.

“No excusamos la actividad criminal”

A criterio de Luna, la historia de Miguel Pérez Jr “ilustra los prejuicios encontrados dentro de los sistemas fracturados que los veteranos han enfrentado por generaciones, al salir de servicios militares. Pero debemos aclarar que no se trata de excusar la actividad criminal, por haber servido al país”.

Pérez, integrante de una fuerza especial en Afganistán entre 2002 y 2003, fue condecorado con una medalla especial del ejército por su desempeño, meses más tarde fue dado de alta por una medida disciplinaria por uso de sustancias prohibidas, detectadas en un examen de orina.

Argumenta el activista que en el caso específico de Pérez, “existen evidencias que después estuvo envuelto en un hecho asociado con el tráfico de drogas, debido a sus barreras de reintegración, al volver a la vida civil”.

Previamente, de acuerdo con los expedientes, había sido diagnosticado con lesiones cerebrales y estrés postraumático, al igual que más del 62% de su tropa en ese frente de guerra.

“Al igual que muchos otros, había roto relaciones con su familia y le resultaba difícil mantener el empleo. Estas circunstancias hicieron que la espiral de un círculo vicioso, fuera casi inevitable. Pérez, lamentablemente ha sido demonizado, como si fuera un capo de las drogas”, expresó Luna.

Luego de varias batallas el veterano de guerra, Miguel Pérez Jr. juró el mes pasado como ciudadano de EE.UU.

El acceso a recursos médicos y a viviendas, es otro aspecto que siempre salta a la vista cuando se hace referencia a la calidad de vida de la comunidad de veteranos y su intento de reitegrarse a la vida civil.

“Aunque hay un compromiso de muchas corporaciones de abrir oportunidades laborales a los veteranos, algunas opciones no dan un sentido de orgullo por el trabajo, por los bajos salarios y las actividades precarias que deben desempeñar. Muchos vienen de trabajar y servir al país, en aviones de millones de dólares y con tecnología de punta”, concluyó.

De acuerdo al cruce de varios reportes, la tasa de desempleo entre veteranos en el estado de Nueva York que sirvieron luego del  9/11 es de 6,2%, comparado con el 5,7% entre la población civil en general.

En 2014 había aproximadamente 1,650 veteranos sin hogar en la ciudad de Nueva York, que dependían además de cupones de alimentación para sobrevivir. Algunos planes sociales locales, han logrado disminuir esa cifra en un 30%, de acuerdo con los últimos registros conocidos en 2018, revelados por la Oficina de Asuntos de Veteranos del Concejo.

La otra cara: Volver al mundo civil de forma saludable

La incorporación a la vida civil en la Gran Manzana, del veterano dominicano Johnson Morillo de 42 años, luego de haber servido a la naval estadounidense por cinco años, ha sido muy diferente a la del 80%, de quienes por alguna razón han estado en algún frente de defensa del país y han tenido que ir a retiro.

Morillo, luego de servir a la división B4 en un barco anfibio, en el golfo pérsico y en el mediterráneo, entre el año 2003 y 2008, tomó la decisión “personal” de abandonar la carrera militar.

“Quise luego de muchos razonamientos volver a la ciudad y soñaba con incorporarme a la policía de Nueva York. En ese proceso, me surgió la oportunidad de trabajar en la cadena de restaurantes Chipotle, limpiando mesas y baños. Luego trabajé en la cocina. Hoy casi 12 años después, soy uno de los líderes gerenciales de la cadena”, explicó.

El destino de la mayoría de los veteranos que tratan de incorporarse al mundo laboral, especialmente cuando terminan con discapacidades, trastornos de salud mental y un inventario de heridas físicas y emocionales, es la antítesis del dominicano, quien emigró desde Santo Domingo a la Gran Manzana en 2002. 

Todos salimos con heridas de guerra. Afortunadamente, yo estoy saludable, pero siempre hay rastros emocionales que hay que superar. Yo participé en frentes en donde debía levantar en camillas a compañeros muertos o heridos, en operaciones en la oscuridad, para no ser detectados”, relató Morillo.

Morillo quien proviene de una familia de inmigrantes dominicanos, que llegó a El Barrio en los años 90, huyendo de la crisis económica, se alistó en la naval estadounidense en el 2003, cuando ni siquiera hablaba bien inglés.

“Inicie una carrera militar de manera profesional. Siempre estuve en los primeros lugares con mucho esfuerzo, luego la abandoné porque no compartía su filosofía y empecé en la calle desde cero. Ahora, desde mi posición en esta empresa, realizamos trabajos de proyección a la comunidad por comida saludable y creamos oportunidades especialmente para los inmigrantes“, aseguró.

Asegura que la disciplina que adquirió en las bases militares en donde, en algunas circunstancias operativas, se trabajaba hasta 21 horas continúas, ha sido su principal fortaleza como gerente en una corporación que tiene más de 3,000 restaurantes en el país.

“El deseo de superación es muy poderoso. Muchos me decían que por ser inmigrante y no hablar bien inglés no iba a poder surgir, ni en el mundo militar, ni en el civil. Creo que todo depende de tus ganas, este es un país de oportunidades“, aseveró.

Veteranos en números

  • 892,221 es la población de veteranos en Nueva York lo que significa el cuarto estado con la mayor población de veteranos en el país, según las estadísticas de Lulac.
  • 12% es la proyección de veteranos militares de EE.UU de origen latino para el 2024, según una proyección del Centro Nacional de Análisis y Estadísticas de Veteranos.
  • 2,6% era la proporción de veteranos latinos durante la segunda guerra mundial.

Recursos para veteranos

Si quieres conocer los servicios de asesoría legal del cual disponen quienes han servido a las Fuerzas Armadas estadounidenses, en diferentes áreas, especialmente en materia migratoria, puedes visitar greencardsvets.org y compartir tu historia.

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