Crisis en Nicaragua: el dramático asedio a iglesias de Nicaragua que genera condenas contra el gobierno de Daniel Ortega

Los hechos han convulsionado otra vez al país centroamericano, que vive una profunda crisis política y económica desde abril de 2018, cuando los estudiantes se lanzaron a la calle para pedir la renuncia de Ortega, en el poder desde 2007

Decenas de manifestantes se reunieron para exigir que se permita la entrada de privisiones a las iglesias

Decenas de manifestantes se reunieron para exigir que se permita la entrada de privisiones a las iglesias Crédito: Getty Images

Con la luz y el agua cortadas, las comunicaciones interrumpidas, un fuerte cerco policial, nuevos presos, golpes a curas y monjas…

Dos protestas en sendas iglesias de Nicaragua han tomado un curso inesperado en los últimos días.

Todo comenzó la pasada semana, cuando un grupo de personas se declararon en huelga de hambre dentro de la parroquia de San Miguel Arcángel, en Masaya, para pedir la liberación de sus hijos y familiares, opositores al gobierno de Daniel Ortega.

La acción forma parte de un grupo de manifestaciones que tienen previstas organizaciones opositoras para exigir la liberación antes de Navidad de lo que consideran “presos políticos”, las personas vinculadas con las protestas que aún quedan en las cárceles de Nicaragua.

Pero el anuncio de la huelga de hambre llevó a que la policía cercara el templo, le cortara los servicios básicos y arrestara a un grupo de personas que intentaban llevar agua y medicina a los manifestantes.

Los hechos han convulsionado otra vez al país centroamericano, que vive una profunda crisis política y económica desde abril de 2018, cuando los estudiantes se lanzaron a la calle para pedir la renuncia de Ortega, en su segundo mandato 2007 (el primero fue de 1985 al 90).

Daniel Ortega

AFP
Las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega comenzaron en abril de 2018.

Las protestas dejaron un sado de al menos 325 muertos y cerca de 70.000 exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), mientras cientos de nicaragüenses terminaron en la cárcel.

La oposición los llama “presos políticos”, mientras el gobierno -que insiste en que las manifestaciones son en realidad un “intento de golpe de Estado”- los condenó por delitos comunes y los considera “vándalos” o “terroristas”.

Las autoridades liberaron a más de 500 de ellos durante una amnistía en los meses de verano, pero más de 100 continúan en las cárceles, según organismos de derechos humanos.

¿Qué pasó?

El pasado jueves, 11 personas iniciaron una huelga de hambre en la iglesia de San Miguel -cuyo párroco es considerado un símbolo del movimiento contra Ortega- para pedir la libertad de más 130 presos asociados con las manifestaciones.

Tras el anuncio de la huelga, las autoridades cercaron la iglesia, cortaron la energía, la línea de teléfono y el agua, e impidieron que simpatizantes o feligreses se acercaran a ella.

Un grupo de 13 personas que, según la oposición, llevaban agua y medicina para los manifestantes, fueron detenidos y condenados el pasado lunes por supuestamente portar “armas de fuego” y “bombas caseras”.

Entre los detenidos, según reportaron familiares, están algunos prominentes activistas que ya habían estado presos durante las anteriores protestas.

nicaragua

Twitter/Edwing Román
El sacerdote Edwing Román con algunas de las madres de los presos que llegaron a la iglesia para hacer huelga de hambre.

El lunes, las acciones por la liberación de los detenidos se extendió a la capital, cuando otras nueve personas se declararon en huelga en la Catedral Metropolitana de Managua.

El templo fue también cercado por la policía y, según denunció la Conferencia Episcopal, los agentes permitieron la entrada de simpatizantes del gobierno que agredieron a un cura y una monja que intentaban proteger a los huelguistas.

La Iglesia de Nicaragua condenó lo que consideró una “profanación” de su templo y pidió al gobierno escuchar las peticiones de los huelguistas, “que a la vez son sus derechos”.

“Exhortamos a los responsables de estos asedios para que depongan su postura. Es demasiado el dolor que han sufrido los nicaragüenses. La familias que se encuentran asediadas cargan con un doble sufrimiento: la falta de libertad de sus familiares encarcelados y, ahora, el estado de sitio que atenta contra sus vidas”, indica el comunicado.

Según informes de la prensa local y de organismos de derechos humanos, se han reportado otros altercados con fuerzas del orden en otras iglesias del país donde han llegado también manifestantes a unirse a la convocatoria de protestas.

Mientras, los estudiantes se enfrentaron este martes con la policía en la Universidad Centroamericana de Nicaragua.

¿Qué dice el gobierno?

El gobierno de Nicaragua no se ha pronunciado sobre las huelgas de hambre y el asedio a las iglesias.

Pero medios locales vieron un velado mensaje a la cúpula católica -que ha se ha convertido en una férrea opositora al gobierno- en un mensaje de la primera dama Rosario Murillo publicado este martes por un medio oficialista.

“Nosotros como ciudadanos libres, dignos, exigimos respeto, sobre todo de quienes cumplen funciones pastorales”, dijo la también vicepresidenta.

Murillo y Ortega

AFP
Murillo es la vicepresidenta de Ortega.

“Exigimos trato respetuoso, digno, no estamos viviendo en Nicaragua tiempos de capitalismo feroz sino tiempos de equidad, de cristianismo, de solidaridad, de buena fe y buen corazón. Merecemos respeto de quienes dicen tener autoridad pastoral”, agregó, según el portal La Voz del Sandinismo.

¿Cuál es la situación dentro de las iglesias?

Cinco días después, la situación en el templo de San Miguel empeora, según informó la Arquidiócesis de Managua, que expresó su preocupación tanto por los huelguistas como por su párroco, que es diabético y no ha tenido acceso a su medicina.

BBC Mundo intentó comunicarse con el templo, pero la línea no funciona y el teléfono del párroco perdió la carga por la falta de energía, según contó una fuente cercana a la iglesia.

Sin embargo, en una llamada el lunes con CNN en Español, el sacerdote contó que la iglesia se encontraba asediada y que las condiciones impuestas por las autoridades estaban agravando la situación de los huelguistas.

“Estamos rodeados completamente por más de 100 efectivos. Han tomado incluso los patios de los vecinos. Estamos sin agua, sin luz eléctrica, las personas que están en huelga están padeciendo. En el caso mío, soy una persona diabética y estoy padeciendo falta de alimentos”, dijo al programa “Camilo”.

De acuerdo con la Iglesia nicaragüense, los huelguista de la catedral lograron refugiarse en un edificio anexo al templo, mientras las instalaciones continuaban vigiladas por efectivos policiales.

¿Cuáles han sido las reacciones?

Los incidentes en las iglesias provocaron varias protestas y pronunciamientos tanto al interior de Nicaragua como por parte de organizaciones internacionales o de gobiernos, como el de España y Costa Rica.

La Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció el asedio al templo y llamó a las autoridades nicaragüenses a asegurar las garantías fundamentales de los manifestantes, así como de los detenidos.

“Nos inquieta mucho también que otro grupo de miembros de la oposición hayan sido detenidos por llevar ayuda humanitaria y que se les haya acusado de cargos delictivos graves”, indicó un portavoz del organismo, que calificó los cargos contra los nuevos presos como “un intento de sofocar la disidencia”.

La CIDH, por su parte, condenó lo sucedido y llamó al gobierno de Nicaragua a “evitar la revictimización” y “promover la verdad, justicia, reparación y medidas de no repetición”.

Mientras, la Comisión de Alto Nivel de la OEA publicó un informe en el que señaló a Nicaragua por una “alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático” y recomendó al Consejo Permanente del organismo convocar “inmediatamente” una sesión de la Asamblea General.

La Red de Caritas Internacional, perteneciente a la Iglesia católica, consideró que lo sucedido no solo era “dolorosos”, sino “inadmisible” y cuestionó “los hechos de persecución, hostigamiento y limitación de libertades” a la Iglesia nicaragüense.

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