El beneficio de comer los huesos de las sardinas

Las sardinas en lata son una bomba de nutrientes que puedes aprovechar si te comes hasta las espinas

sardinas-Elle Hughes en Pexels

Crédito: Elle Hughes | Pexels

Los pescados azules o también llamados pescados grasos -entre los que se encuentran las sardinas, el atún, el salmón y otros más- son alimentos muy nutritivos. Poseen proteínas de gran calidad, son fuente de Omega-3, vitaminas A, del grupo B (B6 y B12) y D, además de minerales como fósforo, magnesio, potasio, hierro, zinc y yodo.

La sardina es uno de los pescados azules que ofrece múltiples beneficios a la salud y que podemos obtener de manera accesible enlatadas, y son mejores de lo que te puedes imaginar.

No desperdicies las espinas

Sardinas;Monicore/Pixabay

Las espinas de las sardinas quedan suaves después de ser enlatadas y no hay por qué desperdiciarlas, puedes machacarlas y comerlas.

Las sardinas de lata presentan un contenido de calcio importante porque se consumen junto con la espina. Aportan 314 miligramos de calcio por 100 gramos.

Fortalece tus defensas

Es de los pocos alimentos que de manera natural contiene vitamina D, la cual es producida por nuestra piel solo cuando nos exponemos directamente a la luz solar, y no lo hemos hecho, es recomendable consumirla preferentemente a través de la dieta.  Esta vitamina ayuda a fortalecer los huesos y es empleada por el sistema inmunitario para combatir los virus y bacterias que lo invaden.

Foto: Pxhere

Las sardinas enlatadas son consideradas por la Escuela de Salud Pública de Harvard como una buena fuente de hierro hemo (el cuerpo lo absorbe mejor), lo cual ayuda a prevenir la anemia por deficiencia de este mineral.

Las sardinas también ayudan a prevenir la anemia por la deficiencia de vitamina B12, la cual no se encuentra en vegetales.

Además de anemia, la deficiencia de esta vitamina causa cansancio, debilidad y pérdida de peso. Pueden manifestarse problemas neurológicos, como entumecimiento y hormigueo en las manos y los pies; daños en el sistema nervioso; depresión, confusión, demencia, mala memoria, e inflamación de la boca o la lengua.

Ayudan a tu corazón y prevenir muerte súbita

Las grasas Omega-3 ayudan al corazón a latir a un ritmo constante y no a desviarse a un ritmo errático peligroso o potencialmente mortal. Reducen la presión arterial y la frecuencia cardíaca, mejoran la función de los vasos sanguíneos y, en dosis más altas, reducen los triglicéridos y pueden aliviar la inflamación, que desempeña un papel en el desarrollo de la aterosclerosis.

Otros beneficios:

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