La cautela se impone entre los consumidores

Caen las solicitudes de tarjetas de crédito y préstamos para carros y casas

La medida de la Fed está diseñada para que los consumidores cuenten con dinero en efectivo.

La medida de la Fed está diseñada para que los consumidores cuenten con dinero en efectivo. Crédito: Lukas | Pexels

No hay mucho donde gastar cuando apenas se sale y tampoco parece que haya apetito para abrir el bolsillo con la excepción de la salida al supermercado.

Los consumidores están optando por la extrema cautela en esta era de la pandemia del Covid-19.

El motivo es claro. Las cifras del desempleo son devastadoras. La tasa de desempleo afecta al 14.7% de la población y apenas hay un sector que se pueda librar de los recortes de puestos de trabajo. De hecho, la Reserva Federal de Nueva York ha encontrado en su informe de expectativas económicas que ha aumentado hasta casi el 21% de porcentaje de americanos que temen perder su empleo en los próximos 12 meses (2.4 puntos porcentuales más que en marzo).

La posibilidad de encontrar un empleo en los próximos tres meses se ha rebajado 6.1 puntos porcentuales en abril, la mayor caída de esta esperanza desde que se hace la pregunta en esta encuesta.

La mentalidad del ahorro y la cautela ha llegado al crédito. Según la Oficina de Protección del Consumidor Financiero (CFPB) las solicitudes de nuevas tarjetas de crédito han caído un 40%. Tampoco hay apetito por endeudarse para comprar un carro o una casa a pesar de la fortísima caída de las tasas de interés.

Y no solo no se quiere contraer más deuda sino que se está trabajando en rebajar la que se tiene. En este sentido, y según las cifras de la Fed en marzo los balances activos de deuda han caído a un ritmo no visto desde finales de los noventa. Se está rebajando lo que se debe y a la vez ahorrando mientras se practica la frugalidad en caso de que desaparezcan los ingresos. De hecho la tasa de ahorro está aumentando y pasó del 8% en febrero al 13% un mes más tarde.

Todo ello da tranquilidad a unos consumidores que al vigilar sus bolsillos están tratando de ajustarse a una economía conmocionados por la letal y contagiosa enfermedad. Pero por otro lado es una mala noticia porque el consumo es el motor de la economía. El 70% del PIB depende de que los ciudadanos usen su dinero y el crédito y con las idas y venidas al supermercado no se va a suplir la falta de movimiento en otros sectores como el textil, el de los muebles o la construcción.

Si falta actividad económica o esta no es rentable, ya que la falta de la actividad rebaja los precios — como se ha visto en abril– se entra en una espiral de destrucción de empleo permanente y menos incentivo a la producción lo que dará más pie a despidos o falta de creación de empleo.

La apertura de la economía para atajar los contagios va a ser complicada porque aunque se han contenido en estados como California y Nueva York, otros estados continuan con problemas al alza. Estados como Georgia y Texas están abriendo en fases sus sectores productivos y por ejemplo las reservas en los restaurantes, según Open Table, han subido muy marginalmente.

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