Las nalgadas en los niños no conducen a un mejor comportamiento con el tiempo

Expertos de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) aseguraron que esta forma de disciplina en los niños pequeños solo los conducirán a mayor agresión

La AAP considera que el uso del castigo corporal puede tener un efecto negativo en la relación entre un padre y un hijo.

La AAP considera que el uso del castigo corporal puede tener un efecto negativo en la relación entre un padre y un hijo. Crédito: Dimitris Vetsikas | Pixabay

Imagina esta escena, tu hijo de siete años te aseguró haber recogido su habitación pero al acudir a revisarlo lo encuentras encima de la cama jugando a sus videojuegos. Te enojas, él se levanta de un salto y piensas en darle una nalgada para hacerle ver su error y tu disgusto.

Si esta es una de las escenas típicas en tu casa, porque piensas que castigar a los niños es la mejor forma de educarlo por el buen camino, es preciso que sepas que tal vez estás en un grave error. Expertos de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) aseguraron que esta forma de disciplina en los niños pequeños solo los conducirán a mayor agresión, y que el uso del castigo corporal puede tener un efecto negativo en la relación entre un padre y un hijo.

“Experimentar el castigo corporal hace que sea más probable que los niños sean desafiantes y agresivos en el futuro”, escribe el grupo en un comunicado. “Las nalgadas solo se asocian con resultados adversos, y esos resultados son similares a los de los niños que sufren abuso físico”.

De acuerdo a la AAP, darle una o dos nalgadas a tu hijo “para que entienda” no conducen a un mejor comportamiento con el tiempo. Y es que de acuerdo a un estudio elaborado en su academia, encontraron que los niños que fueron azotados más de dos veces al mes a los 3 años eran más agresivos cuando tenían 5 años. Para cuando tenían 9 años, esos niños continuaron exhibiendo comportamientos negativos y puntajes de vocabulario receptivo más bajos.

El consejo directo es que los padres confíen en formas de disciplina más saludables, como el uso de refuerzo positivo, establecer límites y dejar claras las expectativas futuras. El grupo recomienda no usar azotes, amenazas, humillaciones o insultos para castigar a los niños.

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