¿Somos más humanos con el trabajo online?

Los teletrabajos son menos vulnerables a las crisis./Shutterstock

Los teletrabajos son menos vulnerables a las crisis./Shutterstock Crédito: Shutterstock

El teletrabajo ha pillado por sorpresa a mucha gente. Quienes sabían gestionar sus emociones en las relaciones presenciales, no siempre son capaces de manejarse en la era del contacto digital. ¿Qué habilidades se necesitan?

El trabajo a distancia no elimina las emociones; al contrario. En estos tiempos de aislamiento, temor e incertidumbre, gestionar adecuadamente las emociones es la única forma de mantener motivados a los equipos, continuar elevando su productividad y estar alerta del estado anímico de las personas que los integran.

Es preciso transmitir lo que queremos comunicar con asertividad, claridad, amabilidad, evitando los equívocos y malentendidos y que haga posible una comunicación fluida y eficaz, pero también que apuesten por la formación de líderes que sean capaces de…

Empoderar al equipo. Todo líder debe ser un entrenador que brinde apoyo emocional a cada miembro del equipo. De este modo, se crea un clima en el que la seguridad psicológica permite a las personas sentirse motivadas y capaces de afrontar riesgos: saben que no van a ser castigadas ni ridiculizadas si cometen errores, que pueden mostrar su vulnerabilidad, hacer preguntas, ser valoradas y tenidas en cuenta.

Fomentar la colaboración frente a la competición. Establecer una cultura de colaboración, donde todos se sientan apoyados y reconocidos en sus éxitos individuales y colectivos. Para ello, además, es preciso que entrene su empatía para mantener la cohesión, guiar las actuaciones corporativas y mejorar el desempeño.

Preguntar y escuchar activamente. Las personas quieren ser escuchadas; también, o más, cuando trabajan a distancia. Los líderes deben saber callar para escuchar las opiniones y los comentarios, sin interrumpir, solo haciendo preguntas que faciliten la respuesta abierta y sincera.

Esta comunicación virtual ha de ser multitudinaria y también privada, de uno en uno, para que incluya temas personales y laborales. Conviene habilitar un espacio virtual por si alguien se siente incómodo expresando abiertamente lo que siente.

Practicar la lectura emocional. Escribimos más que nunca, pero emails y WhatsApps pueden ser emocionalmente equívocos. Hay que revisar los textos para evitar expresarnos de manera confusa. ¿Qué siente la otra persona al leerlo? ¿Puede interpretar un tono imperativo o amenazador, donde solo había una necesidad de información?

Por ejemplo, escribir «Te llamo el lunes», no es lo mismo que «Me gusta lo que propones. Te llamo el lunes y charlamos sobre cómo podemos ponerlo en marcha». Es necesario evitar la ansiedad o preocupación en nuestros interlocutores.

Celebrar juntos. Hay que respetar el descanso del fin de semana y el tiempo privado de las personas (especialmente si tenemos colaboradores con diferentes husos horarios). Aparte de esto, la tecnología nos permite programar un almuerzo virtual cada semana o habilitar una sala de café digital para compartir un momento relajado. Así estrechamos los vínculos y normalizamos las emociones en la empresa.

El trabajo a distancia no debe suponer dejar de lado nuestro lado humano. Einstein decía que «es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias». Aprovechemos esta situación para estar más cerca, pese a que no podamos estar juntos.

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