¿La sardina ayuda a reducir el riesgo de padecer diabetes?

Las sardinas son una auténtica bomba nutricional, son ricas en proteínas y ácidos grasos Omega 3, su consumo se relaciona con un gran poder terapéutico

Sardinas.

Crédito: Imagen de DanaTentis en Pixabay | Pixabay

Es bien sabido que seguir una alimentación saludable juega un papel fundamental en la prevención y el control de la diabetes. Con base en ello resulta esencial conocer sobre los alimentos que resultan el mejor aliado y también sobre aquellos que son el peor enemigo.      La buena noticia es que hoy en día todos queremos realizar ajustes en la dieta, que nos permitan vivir por más tiempo y mejor, y la información sobre los superalimentos que no deben de faltar en una pauta alimenticia medicinal es cada vez más grande.

Recientemente han llamado la atención de manera muy especial, las propiedades de las sardinas como un ingrediente clave en el control de la diabetes. Si bien sus bondades nutricionales son incuestionables, complementario a ello recientemente ha salido a la luz el trabajo de un grupo de investigadores españoles; quienes se dedicaron a analizar los beneficios de este pescado azul para mejorar el control metabólico de pacientes con diabetes tipo II. 

El proyecto que recibe el nombre de “Pilchardus” ha sido encabezado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (Ciberdem), coordinado por el Dr. Ramón Gomis. Se basó en poner a prueba los beneficios de una dieta rica en proteínas de sardinas, para mejorar el control metabólico de los pacientes con diabetes. La hipótesis inicial se basó en la creencia de que ciertos compuestos de las sardinas son de gran ayuda para regular la sensibilidad a la insulina y la homeostasis de la glucosa. 

Lo cierto es que las sardinas no siempre han sido tan valoradas probablemente por su pequeño tamaño y su aspecto gris, sin embargo no hay que dejarse engañar, ya que las sardinas se destacan por un aporte nutricional difícilmente igualable con otros alimentos. Entre las principales bondades de las sardinas se encuentra su extraordinario contenido en vitamina B12, vitaminas liposolubles como la vitamina A y cantidades muy relevantes de vitamina D. También llama la atención su riqueza mineral en yodo, selenio, fósforo y calcio (presente en la espina).

Según datos liberados por la Fundación Española de Nutrición, su aporte en ácidos grasos Omega 3 es excepcional; una ración aporta casi el doble de los requerimientos nutricionales recomendados por día y son una sustancia que juega un papel muy importante en la prevención de enfermedades. 

No en vano las sardinas son un ingrediente importante en la dieta mediterránea, al ser catalogadas como el pescado con mayor aporte en Omega 3 y menor cantidad de mercurio y otros compuestos tóxicos, por lo que su consumo es verdaderamente seguro. A la vez es son consideradas un magnífico aliado para perder peso gracias a su contenido en proteínas de alto valor biológico de gran poder saciante, 100 gramos de sardinas aportan 208 calorías y una bomba nutricional. La ingesta recomendada es de 3-4 raciones por semana, una ración equivale a 125-150 gramos.

También destacan por su alto contenido en taurina, que potencia sus cualidades nutricionales y medicinales. Se trata de un aminoácido semi-esencial que se destaca por sus propiedades hipoglucemiantes (es decir que causan una disminución de los niveles de azúcar en la sangre), modula los ritmos circadianos y aporta grandiosos efectos antiinflamatorios que protegen al organismo contra enfermedades degenerativas. 

Complementariamente las sardinas son grandiosas para proteger la salud ósea, ya que son una gran fuente de calcio. Aportan numerosos antioxidantes que fortalecen la salud del sistema inmunológico, previenen enfermedades cardiovasculares, promueven el buen funcionamiento cerebral y mejoran el estado de ánimo.

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