Cuánto alcohol debemos consumir para desarrollar cirrosis

La cirrosis alcohólica puede transformarse en un cáncer hepático con el tiempo

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El consumo excesivo de alcohol puede hacer que sufras de enfermedades graves como la cirrosis. Crédito: Felix Wolf | Pixabay

El consumo desmedido de alcohol puede traer consecuencias negativas para el cuerpo humano, siendo una de ellas la cirrosis, como indica Cuídate Plus. La cirrosis alcohólica es el resultado de los cambios anatómicos que sufre el hígado debido al alcohol.

En teoría, no deberías estar expuesto a desarrollar cirrosis si regulas el consumo de alcohol en tu día a día. Siendo así, hablaremos sobre qué tanto alcohol deberías consumir para tener cirrosis, de modo que tengas un límite seguro para tu salud.

¿Con qué cantidad de alcohol podríamos desarrollar cirrosis?

La cantidad de alcohol que debería consumirse para llegar a desarrollar cirrosis varía en hombres y mujeres. Para los primeros, sería necesario beber entre 30 y 60 gramos diarios de alcohol a lo largo de 10 años para desarrollar una enfermedad hepática.

Por su parte, una mujer debería ingerir entre 20 y 40 gramos de alcohol en el mismo periodo de tiempo para tener una enfermedad del mismo tipo. A modo de ilustrarlo mejor, dos vasos de cerveza equivalen a 20 gramos de alcohol.

Sin embargo, es posible sufrir de daño hepático a partir de una enorme ingesta de alcohol en un reducido periodo de tiempo. En estos escenarios no se desarrolla cirrosis, pero sí lesiones fulminantes que pueden hacer que el hígado deje de funcionar.

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La recomendación es no tomar de forma exagerada para tener una buena salud. Fuente: Pexels

¿Cómo se desarrolla la cirrosis alcohólica?

El alcohol que ingerimos es metabolizado en el cuerpo, generando sustancias tóxicas. Dichas sustancias darán lugar a una serie de procesos que resultan en un estado de inflamación. Si el consumo de alcohol se hace crónico, el estado de inflamación se mantendrá en el tiempo.

La inflamación crónica desencadena cambios anatómicos y estructurales que desembocan en la cirrosis. En concreto, la inflamación crónica fomenta la formación de fibrosis, un tejido cicatricial que sustituye el tejido sano del hígado.

A medida que el tejido sano del hígado es reemplazado por el cicatricial, el órgano va perdiendo su capacidad de funcionar adecuadamente, lo que conduce finalmente a la cirrosis. Cuando ocurre por la ingesta de alcohol, es un caso de cirrosis alcohólica.

Todos los tipos de cirrosis tienen la capacidad de sufrir una transformación maligna que desemboque en un cáncer hepático. Sin embargo, hay causas que son más oncogénicas que otras.

Por ejemplo, la cirrosis alcohólica tiene mayor potencial en un cáncer hepático que la cirrosis autoinmune, pero menor que los virus de la hepatitis B y C.

Así como ocurre con la diabetes, nuestras probabilidades de desarrollar cirrosis están sujetas a lo mucho que nos expongamos a la sustancia que provoca la enfermedad, el alcohol en este caso. Siendo así, ser prudentes con el consumo de alcohol es necesario.

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