6 hábitos disfrazados como “saludables” que están acortando tu vida, según los expertos

Algunas de las costumbres cotidianas que asociamos como "saludables" pueden reducir la esperanza de vida y dar lugar a consecuencias negativas de salud

dieta-platpo con tomate

Crédito: Shutterstock

Este año el tema más candente sigue siendo la salud. Con base en ello es bien sabido que existen hábitos nocivos enfocados en el estilo de vida, como el excesivo consumo de alcohol, la falta de actividad física, el tabaquismo y los altos niveles de estrés, que son evidentes detonadores de un estado de salud óptimo. Sin embargo ¿Sabías que existen hábitos que comúnmente se promocionan como buenos y en realidad pueden causar graves estragos?

La buena noticia es que hoy en día contamos con la valiosa percepción de médicos especialistas y nutricionistas, quienes aportan conocimiento muy relevante que es de gran ayuda para quienes tienen interés en crear hábitos más saludables. Con base en ello recopilamos una selección de 6 conductas cotidianas que en realidad pueden reducir la esperanza de vida .

1. Seguir una dieta baja en grasas

Durante muchos años fue muy cuestionado el consumo de grasas. Sin embargo lo primero que debemos de saber es que no todas las grasas son iguales, es decir no es comparable el aporte nutricional de un alimento frito, a un aguacate. Se cuenta con un estudio en el cual se avala, que la grasa es un componente clave para el equilibrio hormonal de nuestro cuerpo, específicamente la hormona leptina, que promueve esa sensación de plenitud después de las comidas. Además, los alimentos con alto contenido de grasas que son particularmente ricos en grasas omega-3 (aceite de oliva, semillas y aceite de lino, mantequilla de almendras, frutos secos, aguacate y pescados grasos); resultan esenciales para la salud del cerebro y el corazón. También las fuentes de grasas saludables, se asocian con grandes cualidades para disminuir la inflamación. 

Ensalada de aguacate y fresas
Ensalada de aguacate./Fuente: Shutterstock

2. Beber jugos todo el tiempo

En los últimos años el consumo sistemático de jugos ha sido una fuerte tendencia de nutrición y salud. Es cierto que algunas variantes de jugos verdes pueden ser un gran aliado para depurar el organismo, aumentar la ingesta de nutrientes esenciales y para potenciar la hidratación. Sin embargo recurrir al consumo cotidiano de jugos enfocados en limpiezas, puede causar más daño que bien.Aunque los jugos son una excelente manera de obtener vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, existe poco sustento científico que avale sus beneficios para la salud. De hecho, de cuenta con referencias en las que se avala que los jugos contribuyen a la ingesta excesiva de azúcar, que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, obesidad y diabetes. A la vez los especialistas han comprobado que los jugos pueden contribuir a unaingesta muy alta de oxalatos, lo cual puede causar cálculos renales y enfermedad del riñón.Apuesta por consumirlos únicamente dos veces a la semana y en porciones de ocho onzas, también recuerda que siempre será mejor comer la fruta entera aporta mucho más fibra.

Jugos. /Foto: Pexels

3. Hacer dietas únicamente para bajar de peso

En los últimos años han salido a la luz todo tipo de tendencias para bajar de peso y mantenerlo, si bien existen todo tipo de alternativas, es importante no obsesionarse ni volverse dependientes de este tipo de pautas alimenticias. Los especialistas coinciden en que la mejor medida que se puede tomar es crear hábitos que nos inviten a mantener un estilo de vida más saludable, sostenible y a largo plazo. De cierta manera las personas suelen pensar que “estar siempre a dieta” es un hábito de lo más saludable, pero que en realidad aumenta la mortalidad. Los estudios han demostrado que la forma en que hacemos dieta para bajar de peso, viviendo con restricciones severas, en realidad contribuye al desarrollo no solo de trastornos alimentarios, sino también a condiciones de salud crónicas en general. Una de las principales razones es que la dieta provoca ciclos de peso: pérdida rápida y aumento de peso, que es un factor de riesgo de morbilidad, mortalidad cardiometabólicas y diabetes tipo 2. 

Dieta
Dieta./Fuente: Shutterstock

4. Uso excesivo de aceite

Claro que existen alternativas de aceites que son mucho más saludables y que de hecho se asocian con propiedades terapéuticas. Sin embargo ese mal hábito de “empapar” a los platillos y alimentos en aceite, es bastante malo. Como lo mencionamos en el inicio de este artículo, el consumo de grasas es fundamental en la buena salud, sin embargo no es bueno excedernos. Recordemos que los aceites son calóricos y en muchos casos, existen variantes como los aceites denominados con el nombre genérico “aceite vegetal” suelen ser una mezcla de aceite de canola, maíz, soja, cártamo, palma y girasol. Son refinados y procesados, algo que les resta sabor y nutrientes. No son la mejor opción a nivel de salud, aunque dado su procesado, suelen ser más económicos.

Dieta mediterránea
Aceite de oliva. /Foto: Shutterstock

5. Depender de la carne roja para obtener proteínas

Es bien sabido que las proteínas son un macro-nutriente esencial en la pérdida de peso y el óptimo funcionamiento del organismo, sin embargo llevamos muchos años asociando al consumo de carne roja como la fuente principal de proteínas y es un gran error. Si bien la carne roja es una buena fuente de proteína completa, la dependencia a la carne roja como la principal fuente de proteína puede conducir a un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. De hecho se cuenta con un estudioen el cual se encontró que las carnes rojas y procesadas  aumentan el riesgo de cáncer colorrectal en un 20-30%. Apuesta por el consumo de proteínas vegetales como las legumbres, frutos secos y semillas, también es una buena idea comer más pescado. 

Carne roja. /Foto: Pexels

6. Beber licuados todos los días

Este punto es bastante similar a lo que sucede con los jugos. Recientemente todas las tendencias de nutrición promueven el consumo de batidos o licuados para bajar de peso, sin embargo hacerlo cotidianamente no es necesariamente un apoyo para la salud y la longevidad. Si bien los tazones de açai y los batidos verdes se promocionan como un hábito diario saludable, se ha demostrado que producen una menor saciedad y pueden hacer que comamos más calorías más tarde en el día. Esto se debe a que la fibra se extrae de la fruta cuando se hace jugo y los batidos a menudo son densos en energía en comparación con la pieza de fruta natural. Un estudio bastante interesante que se basó en comparar la saciedad que aporta las manzanas enteras, el puré de manzana y jugo de manzana encontró que las manzanas eran considerablemente más saciantes que el puré de manzana y el jugo de manzana. Por lo tanto, comer una manzana con el almuerzo redujo la ingesta de calorías en un 15% en comparación con beber jugo de manzana. De tal modo que comer la fruta al natural y en productos mínimamente procesados, es la mejor manera de aprovechar la fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.

Batido de moras.
Batidos frutales. /Foto: Pixabay
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