Piedras en la batalla contra el coronavirus

Los CDC creen que el 8%, es decir unos cinco millones de habitantes de los Estados Unidos, no acudieron a su segunda cita

Vacuna coronavirus

Las vacunas son una forma efectiva de combatir la pandemia. Crédito: Joédson Alves | EFE

Aplaudimos el anuncio del gobernador Andrew Cuomo de permitir que los neoyorquinos elegibles se vacunen en cualquier centro y sin pedir cita, como una medida para eliminar los obstáculos y estimular la inmunización contra el Covid-19.

Con las vacunas del coronavirus parecemos en la crónica de un problema anunciado, que cada día cobra más relevancia, puesto que ese virus amplificó todos los defectos y problemas o fallas del mundo en el que vivimos.

Cuando se resolvió el problema y volvió a aplicarse la dosis de Johnson & Johnson, ahora resulta que los Centros para Control y Prevención de Enfermedades, los CDC, reporten estadísticas sobre la falta de la segunda dosis, como si fuera una nueva piedra en el camino para salir de la pandemia.

Con ese sistema tan enredado de cazar las citas, quienes sí querían vacunarse armaron tremendo lío y algunos se aplicaron la primera dosis en centros de New York, pero la segunda la recibieron en Nueva Jersey.

Se supone que necesitamos que al menos el 80% o 90% de la población sea vacunada para lo que se llama “inmunidad de rebaño, pero si no es posible confirmar las cifras, ¡cómo sabremos si estará cercano el fin de una pandemia que puso al mundo de rodillas!

Lo irónico es que, en la cuna de los computadores, con centros de tecnología a nivel mundial como Silicon Valley y la famosa marca de la manzana mordida, Apple, no sepamos cómo va el proceso.

Los CDC creen que el 8%, es decir unos cinco millones de habitantes de los Estados Unidos, no acudieron a su segunda cita, o al menos no saben si algún día lo harán. Y en estos momentos, el tiempo cuenta, porque ya llevamos más de un año con la economía paralizada y todos queremos volver a la normalidad.

Se cree que, debido al complicado proceso y las dificultades para la primera cita, estas personas no se tomaron la molestia de insistir, pero lo cierto es que aún es necesario aplicarse la segunda dosis.

Otra de las razones podría ser que no encontraron la misma marca para la segunda inyección y pensaron que cambiar no importa, pero las cuentas no cuadran para los expertos que miden dos dosis, ya sea Pfizer o Moderna, pero siempre las mismas. 

Y para otros la intención de escapar a los efectos secundarios de la primera vez pareció razón suficiente para no querer volver a pasar por el malestar que deja la inyección, como es el caso de Moderna.

Lo grave es que, para que sea efectiva, las dosis se deben aplicar con tres semanas de diferencia y no deberíamos caer en el limbo, o perder el terreno ya ganado con quienes recibieron su primera dosis.

(La autora -que utiliza un pseudónimo- es una periodista radicada en Nueva York)

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