Regreso del US Open con público da una bocanada de oxígeno a la economía de Queens

Vendedores ambulantes con muchas restricciones para ofrecer sus mercancías en los alrededores del 'Billie Jean King', luego de dos años que no se celebraba con fanáticos el Abierto de Tenis

700,000 fanáticos se espera que visiten el estadio por dos semanas.

700,000 fanáticos se espera que visiten el estadio por dos semanas. Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

Apenas a las 11:25 de la mañana del pasado lunes el ecuatoriano Rosendo Michela había instalado su puesto de agua, sodas y helados a metros de la rampa de acceso al Centro Nacional de Tenis Billie Jean King en Flushing, Queens. A los minutos, ya estaba rodeado de decenas de niños y aficionados sedientos, que esperaban entrar al primer encuentro del US Open.

“Ahora todo empieza a estar mejor desde que las actividades deportivas de estos estadios abrieron después de la pandemia. Estos son días en que me voy para mi casa con todo vendido”, comentó el inmigrante con 20 años en la Gran Manzana.

El hecho de que actividades deportivas que congregan a miles de personas estén volviendo a la ciudad de Nueva York, con acceso permitido a personas con pruebas de vacunación contra el COVID-19, es una buena noticia para la multibillonaria industria deportiva, atletas, fanáticos y firmas patrocinantes. Pero también para familias que subsisten hidratando, refrescando u ofreciendo ‘snacks’ a las afueras y en el interior del estadio.

“Venimos de meses muy duros. No habían juegos, no había nada. Poco a poco vamos recuperándonos. Aunque no es fácil tener un permiso”, comentó Rosendo quien regularmente está en el mismo sitio hasta las ocho de la noche, esperando hasta que el último fanático abandone el aforo, sede de uno de los abiertos de tenis más famosos del mundo.

La avalancha de seguidores del “deporte blanco” no se reunían en los alrededores de este centro deportivo desde 2018.

Este año se espera que por los menos 700,000 fanáticos acudan al torneo que termina el próximo 12 de septiembre. Una movida deportiva que en paralelo significa una bocanada de “oxígeno” para la economía de estos vecindarios de Queens, epicentro de hogares de inmigración latinoamericana que trabajan en el área de servicios.

Esta temporada postpandémica se reactivaron siete restaurantes y 60 puestos de comida en el interior del espacio, en donde la mano de obra mayoritaria es de origen hispana.

Por ejemplo, la mexicana Paola Santiz, de 28 años, fue llamada a trabajar en un centro gastronómico superando más de 10 meses de desempleo.

“Trabajé en el abierto de tenis del 2017 y 2018. Las propinas son muy buenas. Son días en que se mueve mucho”, acotó.

El comerciante ecuatoriano Rosendo Michela: “Venimos de días muy malos”. (Foto F. Martínez)

Pocos ambulantes

En las afueras las expectativas son diferentes para los trabajadores ambulantes. Para los mares de ‘fans’ del tenis que salían del tren 7 en la estación Mets-Willets Point para el juego de apertura, la presencia de informales era casi inexistente. Si se compara con años anteriores.

La realidad es que “la pelota” no está del lado de estos comerciantes, pues este año existe una “red” muy alta que ataja los permisos. Y las posibilidades de ubicarse en las cercanías del recinto deportivo, están muy restringidas.

Así lo confirma la colombiana Estefanía Ramos, quien asegura que daba una vuelta para ver si podía “hacerse de unos pesitos”, vendiendo agua embotellada como años anteriores, pero la seguridad del estadio no le recomendó que lo hiciera, porque iba a ser desalojada.

“Hay apenas dos vendedores a esta hora con tanta gente que necesita servicios. Nos están sacando de todos lados. Y si nos vamos a la lógica esto es un espacio privado y ellos no quieren competencia con sus concesiones de adentro, aseguró la inmigrante residente de Corona.

Desde de dos años sin fanáticos en en US Open, ahora deben demostrar que están vacunados. (Foto: F. Martínez)

Los están desalojando

Con la reapertura de la ciudad de Nueva York, después de meses de decretos de restricciones para controlar la crisis de salud pública causada por el COVID-19, también han surgido nuevas políticas para la regulación de los trabajadores ambulantes.

Una nueva norma impide que sean funcionarios del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) quienes desalojen a estos comerciantes informales, pero defensores de esta masa trabajadora en su mayoría indocumentada, aseguran que los controles y las inspecciones que terminan en desalojos no han terminado.

Es más, la tendencia es un aumento de operativos en donde los “ambulantes” son removidos.

Una portavoz del Departamento de Protección al Consumidor y Trabajador de la Ciudad, que asumió las tareas de inspección de la policía este año, citó el diario The New York Times, que el esfuerzo de este cumplimiento fue una respuesta a un aumento en las quejas. 

Entre tanto, Carina Kaufman-Gutierrez, subdirectora del Proyecto de Vendedores Ambulantes, explicó que la decisión de la Ciudad de entregar la aplicación de la ley a una agencia civil había representado un “gran paso” hacia la despenalización de los vendedores, a quienes la policía les confiscaba sus bienes en el pasado.

El colombiano Camilo Mosquera dice que las “ventas no son las mismas”. (Foto: F. Martínez)

!NY está de regreso!

No hay datos oficiales sobre el número de vendedores ambulantes que trabajan en la ciudad. La cantidad de licencias de venta general está actualmente limitada a 853 y la cantidad de permisos para vendedores de alimentos en toda la ciudad a 2,900, pero en realidad más de 20,000 personas pueden ganarse la vida vendiendo mercancías o alimentos en las calles, según el Proyecto de Vendedores Ambulantes. 

Una de estas personas es el joven colombiano Camilo Mosquera quien ofrece chocolates en los vagones del Subway para poder sobrevivir. En los últimos días trata de acercarse a las estaciones del tren 7 que transporta a fanáticos de los Mets y ahora del US Open. Aunque indica que en esta temporada las ventas han estado muy “bajas”.

“No hay tanto dinero como antes de la pandemia en las calles. Y si vendo mis chocolates es porque las posibilidades de empleo son muy reducidas. Nada es lo mismo, pero seguimos siendo optimistas. Por ahora, toca sobrevivir”, dijo Camilo.

Un dominicano que tenía el privilegio de vender agua embotellada como “pan caliente” en las afueras del ‘Billie Jean King’ al contrario se sentía entusiasmado con la reapertura: “Estamos apenas empezando, todo va a ir bien. Hace mucho calor y la gente tiene que esperar mucho tiempo a veces afuera para entrar. !Nueva York está de regreso!

Para este dominicano que vende agua embotellada vienen tiempos mejores. (Foto: F. Martínez)

En esta nota

Corona Queens US Open US Open Cup Vendedores ambulantes NYC
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain