Los Sanky Panky y el turismo sexual
Hoy existe esta forma de prostitución en República Dominicana, Barbados, Jamaica y en todo el Caribe.

Símbolo patrio dominicano. Crédito: Erika Santelices | AFP / Getty Images
En mi show dranancy.com hablamos sobre los Sanky Panky (prostitutos dominicanos) con nuestro gurú del sexo, mi querido profesor Dr. Rafael García Álvarez.
El Dr. García nos habló del estudio que llevaron a cabo sobre los Sanky Panky, con financiamiento de Canadá. Perseguían saber si estas relaciones eran un riesgo para la infección del VIH y si usaban condones para prevenirla.
Santo Domingo, en esa época, era un sitio de turismo sexual. Muchos turistas que van a otro país tienen la fantasía de tener sexo con un local. Hoy existe esta forma de prostitución en Barbados, Jamaica, República Dominicana y en todo el Caribe.
Los Sanky son chicos de playa: nadan bien, hablan dos o tres idiomas, bailan de maravilla, etcétera. En principio, solo tenían sexo de un día con hombres, y le cobraban. Después, empezaron a tenerlo con mujeres. Se involucraban con las turistas, con el fin de casarse y recibir dádivas. A veces no les cobraban. Perseguían a “las viejas”, pero, cuando le preguntamos de cuál edad, dijeron “34 años o por ahí”.
Ellos elegían mujeres “pálidas”, que no hubieran cogido sol, recién llegadas a la playay sin compañeros. Eran dulces, amables, con buenos modales, seductores… y podían tener hasta “cinco coitos” en una noche.
Se ocupaban de las turistas, trataban de establecer una relación. Les buscaban sillas en la playa, les compraban cervezas (con el dinero de ellas). Empezaban a acercarse para establecer un vínculo afectivo. Las llevaban a las discotecas, y ahí el Sanky Panky empezaba a seducirlas.
Sus destrezas las usaban al máximo, rozándolas, pegándose, bailando, persiguiendo excitarlas. No se las llevaban a la cama esa noche, pero ya empezaban una relación. Usaban el baile para seducir y tumbar resistencia. Después de unos días, les daban un alcohol bastante fuerte para derrumbar su resistencia. De ahí su nombre: “rompe creta”.
En la cama, el Sanky se esmeraba en explorar la sexualidad de estas mujeres, sobre todo, las del sexo oral. Por ejemplo, con la pulidora o el abejón. No es más que sexo oral a muy alta velocidad, y con un ruido que parecía un abejón. Y las mujeres se volvían locas de placer. Los gritos eran terribles. La policía llegaba y pedía que abrieran la puerta, que estaban matando a esa mujer. El Sanky respondía que la estaba “matando de placer”.
El Sanky no cobraba a las turistas. Si necesitaba dinero, se ponía triste. Y cuando ellas preguntaban qué pasaba, él decía que tenía problemas. Las turistas entonces les daban dinero “sin ellos pedirlo”.
La finalidad del estudio es bajar la resistencia al uso del condón, para que el sexo sea seguro y así disminuyan las infecciones sexuales.