Dueños de restaurante boricua “Casa Adela” en Loisaida, NYC, reclaman acuerdo justo para evitar aumento de 480% en renta

Los propietarios del legendario establecimiento fundado en el 1973 en el Lower East Side de Manhattan negocian con la Junta de Directores del edificio en un intento para que se les aplique un aumento razonable y así evitar el cierre del local, el único de comida boricua en la zona

Luis Rivera Casa Adela

Luis Rivera, hijo de Adela Fargas, es uno de los administradores del restaurante Casa Adela, en el Lower East Side. Crédito: Casa Adela | Cortesía

NUEVA YORK – A José “Pepe” Flores se le quiebra la voz cuando piensa en la posibilidad de que el restaurante Casa Adela, espacio que lo acogió en el Lower East Side (LES) en Manhattan cuando emigró desde Puerto Rico en la década de los 70, pase a ser parte de la historia contada de dicho vecindario.

“Oye, yo no quiero pensar en eso… no me pongas a llorar”, indica el boricua a preguntas de El Diario al tiempo que recuerda los tiempos en los que LES era centro de trabajo en industrias como fábricas textiles y servicios hoteleros.

“Nada más con pensarlo me da nostalgia”, añade el entrevistado que llegó a laborar a tiempo parcial en el espacio de comida boricua inaugurado en el 1973 por la afrocaribeña Adela Fargas, apodada la “Madrina de Loisaida”.

“Yo espero que le queden muchos años por delante (al restaurante)”, continuó Flores.

Como si aún el espíritu de la llamada “chef del pueblo” se paseara por el local, en el 66 de la Avenida C o Avenida Loisaida, más de cuatro décadas después de su fundación y unos cuatro años de la muerte de Adela, el activista atesora los momentos en los que su también amiga, lo complacía a él y a otros comensales con antojitos boricuas como patitas de cerdo con Pitipua y arroz con tocino.

Llegar al restaurante era como llegar a su propia casa, compara el isleño.

“Tú te sentías que llegabas, no al restaurante, sino a la ‘casa de Adela‘. Allí estaba ella después del ajetreo del día. Empezaba a las 5 a.m.”, recuerda Flores, también propietario de una colección de más de 10,000 discos de vinilo de música boricua que incluye boleros hasta piezas de los maestros de la salsa como Maelo y el Gran Combo.

El sentido de comunidad que se creaba en el espacio también se notaba en el trato que le daba Fargas a los menos favorecidos en el organigrama social.

“Veía un indigente afuera, y ella le hacía un poquito de comida, arroz y habichuelas, y me decía, ‘llévale eso a esa persona'”, relató Flores quien el pasado fin de semana inauguró a solo cuadras del restaurante la “Sala de Pepe”, espacio de debate social y cultural que cobijará los archivos musicales que recopila desde hace más de 50 años.

Hasta la fecha, Casa Adela es también un espacio de debate y activismo de la diáspora en Nueva York sobre temas que atañen a los puertorriqueños, no solo en la Gran Manzana también en la isla.

En ese sentido, Flores recordó una reciente manifestación en contra de la Junta de Control Fiscal, organismo federal que maneja las finanzas de la isla como resultado de la Ley Promesa aprobada en el Congreso de Estados Unidos, que terminó al ritmo de bomba en el exterior del establecimiento.

“Adela aglutinó gente para hablar del tema de la Junta, de la situación precaria que enfrenta Puerto Rico en estos momentos económicamente”, planteó.

“Yo sé de gente, de activistas comunitarios que, si tienen una reunión, ‘pues vamos a Casa Adela y almorzamos para discutir issues de la comunidad'”, abundó Flores quien además describió el lugar como epicentro del arte con visitas de estrellas de la talla de Rosario Dawson, John Leguizamo, Luis Guzmán y el poeta Miguel Algarín.

Sin embargo, el espacio de 750 pies cuadrados que alberga activismo, solidaridad e intercambio cultural en Loisaida peligra ante la intención de los administradores del edificio de incrementar la renta de $1,350 dólares a unos $6,750 luego de que el contrato expirara hace unos tres años.

Lo anterior implicaría un aumento de un 480% de alquiler bajo el que sería imposible mantener operante el restaurante.

Paradójicamente, al estar bajo la administración de una cooperativa HDFC se supone que el aumento de renta comercial sea uno asequible. Las cooperativas HDFC se benefician de impuestos inmobiliarios reducidos a cambio de seguir restricciones en cuanto a ingresos y reventa.

Actualmente, hay más de 1,100 cooperativas HDFC en Nueva York.

Estas cooperativas son administradas por una Junta de Directores que están obligados bajo ley a actuar en favor de los intereses de la HDFC y sus accionistas.

Por estar en proceso de negociación, Rivera prefirió no emitir comentarios al ser contactado por este rotativo.

Pero El Diario supo que políticos demócratas como la concejal del Distrito 12 Carlina Rivera así como el asambleísta del Distrito 74, Harvey Epstein intentan ampliar el puente hacia una negociación justa.

Este sábado, familiares de Adela y miembros de la comunidad realizaron una movilización frente al edificio para hacer un llamado formal para “salvar a Casa Adela”.

Tildan de “ridículo” aumento de la renta en un 480%

Abigaíl Rivera, hija de Adela, destacó el aporte comunitario de su madre a través del restaurante a lo largo de los años.

“Creo que las cosas se ganan. Adela ha estado aquí por 40 años cuando esta comunidad casi ni quería llegar por lo malo que era esto aquí, y Adela siempre se mantuvo. Adela, cuando había problemas, como el huracán Sandy, el apagón grande, estaba aquí dándole comida a la comunidad. Si tenías el dinero, pagabas. Si no lo tenías, ‘ven después y me pagas’. Eso era Adela”, destacó la hija.

“Aquí vimos crecer muchos niñitos que hoy son hombres y mujeres profesionales, y hemos servido, hemos dado”, agregó la portavoz.

Rivera alertó que si la negociación no llega a buen término, LES se quedaría sin el único restaurante netamente puertorriqueño.

“Entendemos que la comunidad está cambiando, que hay muchos cambios, pero lo que no entendemos es por qué restaurantes que somos el único restaurante puertorriqueño por muchos años aquí…quieran hacer un aumento ridículo, donde nosotros no vendemos licor, nosotros vendemos arroz, habichuelas y pernil”, expuso para destacar como la “reurbanización” (gentrification) está afectando a Casa Adela.

“Nosotros no podemos hacer aumentos, porque sabemos que somos una comunidad que no somos ricos y que estamos pasando por una crisis. Yo personalmente veo esta situación como una para hacer que nos vayamos de aquí. O sea, ‘váyanse'”, argumentó la boricua.

Rivera anticipó que la decisión al final la tomará un juez si las partes no llegan a un acuerdo.

El problema de base y que provoca el cierre de restaurantes y de otros espacios comerciales en la ciudad de Nueva York es que, actualmente, no hay un ley que imponga límites en el aumento de la rentas.

El problema de la falta de regulación de rentas comerciales en Nueva York

El concejal demócrata de Brooklyn, Stephen Levin, introdujo legislación que busca regular las rentas comerciales en NYC.

“La regulación de la renta era importante antes de la COVID -19 y ahora es mucho más importante para una recuperación justa”, planteó el político según citado por The City en un artículo en septiembre pasado.

“Mientras salimos de la pandemia — que saldremos — no queremos volver a los tiempos en los que las rentas podían aumentar un 100% o 300% cuando el contrato expira”, sostuvo el concejal.

La propuesta de Levin crearía una junta de nueve miembros, cuyos integrantes serían nombrados por el alcalde, para establecer anualmente las guías de rentas comerciales y los aumentos en casos de espacios de ventas al por menor y oficinas de servicios de 10,000 pies cuadrados o menos y establecimientos de manufactura de 25,000 pies cuadrados o menos.

Te puede interesar:

La “chef del pueblo” sigue viva en restaurante Casa Adela de Lower East Side

En esta nota

Gentrificación NYC
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain