Fin a la discriminación por el pelo

Según un estudio realizado por JOY Collective, sobre las personas de color pesan de manera desproporcionada políticas y prácticas en lugares públicos, incluido el lugar de trabajo, que se enfocan en su apariencia

Nadie tiene por qué sentirse discriminado por su cabello.

Nadie tiene por qué sentirse discriminado por su cabello. Crédito: Shutterstock

La Cámara de Representantes al fin ha dado un paso adelante al reconocer que existe en el país un grado de discriminación contra quienes llevan el pelo afro, trenzado o con rastas.

A las personas de raíces negras muchas veces se les cierran las puertas laborales y educativas simple y llanamente por su apariencia. Y ni que decir cuando son cateados en la calle por las fuerzas del orden que aplican el perfil racial como “política institucional’.

Por eso es muy importante la aprobación reciente en la Cámara Baja de la ley “CROWN” (Corona) que responde a las siglas en inglés “Creating a Respectful and Open World for Natural Hair” (Creando un mundo abierto y respetuoso para el cabello natural).

Esta medida envía un mensaje claro contra quienes piensan que es poco profesional mostrar la cabellera tal y como es. Nadie tiene que sentirse menospreciado por tener este o cualquier tipo de melena. Al contrario, toda persona debe sentirse orgullosa de sus raíces,

La iniciativa fue impulsada por un grupo de congresistas de color que entienden la problemática, sin embargo -como es de esperarse- los republicanos conservadores se opusieron a la misma. Fue aprobada hace unos días por 235 legisladores (todos los demócratas y 14 republicanos), mientras que 189 conservadores votaron en contra. Esto refleja las posturas extremas en el Capitolio a la hora de discutir las cuestiones raciales.

Por inverosímil que parezca este es un asunto serio. Según un estudio realizado por JOY Collective, sobre las personas de color pesan de manera desproporcionada políticas y prácticas en lugares públicos, incluido el lugar de trabajo, que se enfocan en su apariencia. 80 por ciento de las mujeres negras consultadas para el sondeo indicaron que sentían que tenían que cambiar su cabello de su estado natural para “encajar en la oficina” y que tenían un 83 por ciento más de probabilidades de ser juzgadas con dureza por su aspecto.

La ley CROWN prohíbe explícitamente la discriminación basada en la textura del cabello o los peinados comúnmente asociados con una raza u origen.

Aunque ya varios estados y decenas de ciudades han tomado la delantera con la aprobación de leyes similares, es necesario que haya una legislación federal firme al respecto. 

Ojalá y el Senado haga lo propio para contar con una directriz nacional. 

Hay que poner un coto a estos prejuicios raciales que sólo van en detrimento de los derechos civiles. En momentos en que el país experimenta una profunda división se necesitan leyes antidiscriminatorias y que promuevan la tolerancia.

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