Niño sobreviviente del tiroteo en Uvalde ofrece disculpas a sus padres por manchar su ropa: “Papá, perdóname, mi ropa está llena de sangre”
El menor de 10 años les dijo a sus papás que pasó mucho tiempo hasta que la policía entró a abatir al atacante Salvador Ramos
Menor de edad pidió disculpas a su papá porque su ropa estaba llena de sangre y por perder sus lentes. Crédito: Michael M. Santiago | Getty Images
Noah Orona, de 10 años, es uno de los sobrevivientes del tiroteo registrado el martes en la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, que causó la muerte de 19 niños y dos maestras.
El menor, quien recibió un disparo de Salvador Ramos, que entró por su espalda y salió por su hombro, se encuentra en el Hospital Metodista de Niños de San Antonio recuperándose de sus heridas, señala Univision.
Luego de ser baleado el menor se reencontró con sus padres, a quienes sorprendió al decirles con preocupación: “Papá, perdóname, mi ropa está llena de sangre”, contó Oscar Orona, padre el menor.
“También perdí mis lentes”, prosiguió el menor ante el asombro de sus padres.
El pequeño Noah también les contó a sus papás que había visto “sangre por todos lados” mientras se desataba el tiroteo al interior de su escuela.
También les dijo que pasó “mucho tiempo” antes de que llegara el agente de la Patrulla Fronteriza que terminó con la vida de Ramos.
Noah era alumno de una de las maestras fallecidas, y les contó a sus papás que la profesora se puso de escudo entre el atacante y varios estudiantes hasta que recibió un disparó y cayó muerta sobre uno de los niños de su salón.
Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, reconoció que los uniformados tomaron una “decisión errónea” al no entrar antes en la escuela de Uvalde, mientras Salvador Ramos perpetraba una masacre al interior.
“Desde el beneficio de la retrospectiva… fue una decisión errónea, y punto”, expresó el funcionario. “Si yo creyera que esto pudiera ayudar, me disculparía”, agregó McCraw.
La policía texana ha explicado que 19 agentes esperaron afuera de la escuela a una unidad de la Patrulla Fronteriza, casi una hora después de que el pistolero, Salvador Ramos, estuviera en las instalaciones.
El jefe policial argumentó esta inacción a que pensaban que “no había supervivientes”.
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