Tasas de interés más calientes

La FED necesita enfriar la economía que se recalienta por la carestía en los precios básicos de la canasta familiar

Presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, habla a los medios para anunciar el aumento de las tasas de interés.

Presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, habla a los medios para anunciar el aumento de las tasas de interés. Crédito: AFP / Getty Images

Me da pena decirles que las alzas en las tasas de interés no han terminado y el Banco de la Reserva Federal prepara una nueva movida para julio próximo. Como la inflación no cede, la FED hará más caros los intereses para los créditos de vivienda, las tarjetas bancarias o la compra de autos en este 2022, tratando de frenar el consumo y de paso afectaría las remesas hacia nuestros países.

La FED necesita enfriar la economía que se recalienta por la carestía en los precios básicos de la canasta familiar, mientras hay amenaza de recesión para el próximo 2023, aunque en ese camino mate la vaca del empleo, que es de donde la mayoría de nuestras familias sacan el dinero.

Tal vez la decisión de subir en 75 puntos porcentuales el precio del dinero y elevar los intereses de 1,5% a 1,75% se toma tarde, pues las autoridades monetarias apostaban a que la carestía bajaría sola, algo que no se verá al menos este año, y no será fácil llegar a la meta de inflación del 2% cuando el porcentaje ya pasa del 8,6%, mientras los precios de la gasolina siguen subiendo.

Esas decisiones pesarán a la hora de las elecciones en noviembre y me atrevo a apostar que rodarán cabezas.

Ya habíamos advertido en esta columna que quizás sobre las buenas relaciones entre Jeremy Powell y su antecesora en la FED, la hoy secretaria del Tesoro Janeth Yellen, pues antes que Donald Trump la sacara para nombrar al republicano Powell, la señora Yellen tenía en su cartera la difícil tarea de controlar la inflación, pero en la administración de Joe Biden cambió de orilla para manejar la chequera del gasto del gobierno en medio de la crisis por la pandemia.

Es posible que por esa simpatía mutua la Fed se demorara en actuar y es poco lo que puede hacer para bajar la temperatura de la economía, evitando una recesión, más allá de presionar el gasto a la baja subiendo las tasas.

Y si suben las tasas los empleadores pondrían en la nevera los planes de inversión y gasto frenando el empleo.

Esa agresiva alza de tasas no ocurría en tal magnitud desde 1994 y ese giro se da ahora más rápido por temor a una recesión aquí en los Estados Unidos, pero de paso tendrá efectos en las remesas a nuestros países, donde según el Banco Mundial los envíos de dinero hacia América Latina crecerían este año casi el 10% y alcanzarán los $630.000 millones. ¡Veremos qué pasa en julio!

Sofía Villa es autora y escribe esta columna a título personal. Trabaja como Producer Writer en Univision NY y sus opiniones no representan a Televisa Univision Communications Inc.

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