Abandonan a 104 inmigrantes haitianos y dominicanos en Isla Mona al oeste de Puerto Rico

La embarcación de la Guardia Costera Joseph Napier atracó el martes en el Puerto de Mayagüez con el primer grupo de 64 extranjeros

Migrantes haitianos en Puerto Rico

El Cuerpo de Vigilantes y personal del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales atienden las necesidades de emergencia de estas personas mediante el suministro de agua y alimentos. (Ramón Tonito Zayas)  Crédito: GFR Media / Ramón Tonito Zayas | Cortesía

Por Adriana Díaz Tirado y Sandra Torres Guzmán

PUERTO RICO  Una densa nube cubría la embarcación de la Guardia Costera Joseph Napier, cuando atracó el martes en el Puerto de Mayagüez con el primer grupo de 64 migrantes procedentes de Isla de Mona, de un total de 104 personas abandonadas a su suerte y encontradas, el martes, por vigilantes del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

A un lado, aguardaban cerca de cuatro vehículos que conducirían a 51 mujeres adultas, cuatro hombres adultos y nueve menores (seis féminas y tres varones), que bajaron de la nave uno a uno, escoltados por funcionarios federales que esperaban para llevarlos a la antigua Base Ramey, en Aguadilla.

Primero, salieron las tres mujeres embarazadas, cada una con varios minutos de diferencia, hacia una ambulancia con el objetivo de trasladarlas a un hospital cercano para un examen médico.

El oficial de Asuntos Públicos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, Jeffrey Quiñones, comentó que el propósito de trasladar a las embarazadas a un hospital era asegurarse de que no haya habido ningún daño en la criatura.

Luego, se llevan directamente a la estación de la Patrulla Fronteriza en la antigua Base Ramey de Aguadilla y, allí se toma la determinación de cómo hacer el fichaje inicial de estas personas de manera individual. El fichaje lo que significa es que se levanta un expediente inmigratorio, el expediente del extranjero según establece la ley federal”, explicó sobre el proceso.

Según Quiñones, se documenta la información que la persona provee porque, por lo general, los refugiados no traen documentos consigo. “No tenemos un documento para corroborar su información que lo identifica, y dependemos de hacer una ficha, utilizando sus huellas digitales con su foto, para poder determinar si, en otra base de datos, aparece información de esa persona haber estado ilegalmente en los Estados Unidos en un momento anterior”, abundó.

El martes, había mencionado, además, que cada persona sería procesada “dentro de los parámetros de inmigración y el Título 8″ del Código de Reglamentos Federales. “Entonces, basado en la información que cada uno de ellos va a suministrar, se continúa un proceso: o se devuelven a su país de origen o, si ellos solicitan un asilo en Estados Unidos, nosotros tenemos que pasarle esa competencia a un juez de inmigración a través de una citación”, dijo.

“No puedo vivir allí”

Desde el centro de visitas del DRNA, en Isla de Mona, Samuel Neus, uno de los 104 migrantes, expresó sus razones para hacer el peligroso viaje.

Haití está mal ahora. Todo el mundo vive mal. No puedo vivir allí. Los riesgos son peores por el gobierno haitiano. Haití no tiene agua, comida… no tiene nada”, declaró.

Neus tenía un negocio en Puerto Príncipe que fue asaltado recientemente. Contó ayer que ese incidente violento fue la razón principal por la que decidió dejar su país.

Las personas detrás de estos viajes ilegales se aprovechan de la desesperación y desconocimiento de los migrantes y sus hijos para robarles el dinero, denunciaron algunos de los migrantes en Mona.

Al narrar detalles de la travesía, otro refugiado, el dominicano Leonardo de Aza, contó que los contrabandistas los engañaron al dejarlos en Isla de Mona. “Dijeron que era Puerto Rico y que la tormenta (Fiona) acabó con todo”, señaló el hombre que pagó $6,000 por el viaje.

Personal del DRNA y un doctor voluntario asistieron ayer a los migrantes que aún permanecían en la reserva natural.

Han llegado mujeres embarazadas y niños. Esos son nuestra prioridad en estos momentos para sacarlos de la Isla de Mona. Se están llevando suministros para que las personas que estarán pernoctando tengan lo necesario para su supervivencia como una ayuda humanitaria de parte del gobierno de Puerto Rico. Aun cuando no somos la agencia con la jurisdicción pertinente para este rescate, siempre tiene que haber empatía porque no dejan de ser personas”, dijo la secretaria del DRNA, Anaís Rodríguez Vega, antes de salir un tercer vuelo hacia Mona con la ayuda.

Asimismo, indicó que el resto de las personas que no fueron trasladadas el miércoles pernoctarían en el Centro de Investigación y Educación de la agencia, y serían transportadas temprano hoy. Los refugiados recibieron comida y agua desde que fueron encontrados por los vigilantes.

El doctor Luis Ríos Reboyras, de la Fundación Haití se Pone de Pie, se unió al viaje del DRNA para asistir con evaluaciones y vendajes a las personas que se quedarían un día más en Isla de Mona.

“Evalué como 15 pacientes, entre ellos, hay tres (muy afectados). Una tiene un trauma por cuando se cayó del bote y tiene las dos piernas lastimadas. Tiene una fractura en el pie”, contó el ortopeda.

Mencionó que hay otra haitiana refugiada que fue víctima de una agresión antes del viaje. “Le dieron por la espalda”, abundó.

Ríos Reboyras indicó que otro refugiado tiene una laceración en la mano y una infección en un dedo. “El resto (de las personas que permanecían en Mona) eran costillas rotas y dolores de hombro”, detalló.

La organización médica sin fines de lucro también donó cepillos y pastas de diente, toallas, ropa, jabón, entre otros artículos de higiene personal.

“Injusto” desenlace

Entretanto, en el Puerto de Mayagüez, varias personas observaban a lo lejos el movimiento de migrantes, los cuales eran orientados por un traductor que les explicaba el proceso antes de bajar de la embarcación.

Una pareja de jóvenes que se encontraba a las afueras del muelle lloraba al ver la escena, al asegurar que era “injusto” el desenlace de una dolorosa travesía donde decenas de personas arriesgaron sus vidas en busca de algo mejor.

Una estudiante de trabajo social puntualizó que las circunstancias que estas personas suelen dejar atrás no les garantiza un ambiente “digno” para desarrollar sus vidas.

“Yo llevo llorando. Estamos aquí hace más de media hora, y lo veo triste porque realmente, ¿pa’ qué? A veces, nos quejamos, pero yo, como joven, tengo el corazón destruido porque me duele ver eso”, dijo la joven de 23 años.

“Ellos vinieron aquí a buscar ayuda. ¿Por qué no dársela? Estoy destrozada al ver esos niños, a esas mujeres embarazadas. Verlos aquí, vivos, esto me va a marcar para toda la vida y me va a enseñar mucho en lo que estoy estudiando”, resaltó.

Sin freno el flujo de migrantes

Entre el 1 de octubre de 2021 y el 30 de septiembre de este año, la Guardia Costera interceptó 88 embarcaciones en aguas territoriales de Puerto Rico. Como parte de estos operativos, se detuvieron 2,273 personas de diferentes nacionalidades, incluidos 1,705 dominicanos, 444 haitianos, 67 venezolanos, 12 uzbecos, cuatro cubanos, dos ecuatorianos, dos iraníes, un colombiano, un español y 35 de origen desconocido.

Además, el miércoles, la Guardia Costera informó, en un comunicado, que tras realizar tres intervenciones en altamar con embarcaciones que se dirigían hacia Puerto Rico por el Canal de la Mona, repatrió a 74 nacionales dominicanos y otros ocho haitianos en la tarde del martes.

La profesora de Ciencia Política Melody Fonseca explicó que las migraciones en el Caribe han incrementado debido a la crisis política, económica y social que experimenta Haití.

“Existe una incapacidad del gobierno de proveer seguridad a los haitianos, por esto, están sujetos a sufrir violencia”, planteó Fonseca.

La especialista en el estudio de las relaciones políticas entre Haití y Estados Unidos señaló que las mujeres haitianas están mucho más expuestas a la violencia en su país, como secuestros, feminicidios y violaciones. Explicó, además, que el asesinato del presidente Jovenel Moïse, el año pasado, incrementó el nivel de inseguridad e inestabilidad allí.

“Lo que ha quedado demostrado es que el Estado (de Haití) no tiene la legitimidad de gobernar, y podemos ver el efecto en el aumento de haitianos intentando entrar a las costas de Puerto Rico”, comentó la investigadora del Instituto de Estudios del Caribe de la Universidad de Puerto Rico.

Del mismo modo, Quiñones aseguró que más mujeres están emprendiendo este peligroso trayecto por el Canal de la Mona junto a sus hijos. “En tiempo reciente, hemos visto un aumento en féminas, y todos los menores (que han rescatado) vienen acompañados de sus padres”, comentó.

El fotoperiodista Ramón “Tonito” Zayas colaboró en esta historia.

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